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Al final de una grabación que hace Nanci Griffith de la canción de Bob Dylan titulada Boots of Spanish Leather se oye como exclama: Boots?, como sorprendida del regalo que pide la chica del poema; y nosotros nos sorprendemos porque parece que ella no ha comprendido el significado de la canción ni el sentido de su petición. En la canción, una pareja se despide: él emigra y ella se queda a esperarle. Él le pregunta si quiere un recuerdo del lugar al que va, y ella, con un concepto espiritual del amor, rechaza un nexo físico que no necesita, pues ese es el significado de los regalos. Pero, tanto insiste él en lo material, que acaba por destruir la concepción ideal que ella tiene de su relación y, entonces, ella, en lugar de esperarle, decide irse. Griffith lo tenía fácil para comprender lo que significa la canción pues seguro que conoce esa otra titulada These Boots Are Made for Walking, que dice explícitamente que las botas sirven para alejarse de alguien. Si quieres traerme alguna cosa no va a ser para unirnos, dice ella, sino para separarnos. Pero bueno, cuida que sea de España. Ese final es una ironía.

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© M0thart (Marta Bevacqua), The Deep Dream1

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Mucha gente cree, porque se lo hacen creer, que quien está todo el día en el agua sabe nadar. Pero quien conoce a esos acuáfilos sabe que, la mayoría, no se moja más que hasta las rodillas, que pocos nadan y, menos, bucean.

El conocimiento es un asunto más delicado que la nitroglicerina, un paso en falso y, en lugar de llegar a la verdad, se acaba en el error o en la fantasía, cuando no, deliberadamente, en la falsedad. Los sabios que alcanzan la verdad no lo hacen ajenos a las evidencias. Pero toda conclusión que se establece únicamente a partir del pensamiento corre el peligro que ser una mera construcción mental. La razón es enormemente seductora pues parece llevarnos, con seguridad, a una conclusión incuestionable, pero, basta con que falte un dato o se aplique mal un principio lógico, para que el resultado no sea correcto. La intuición, por su parte, es admitida por los defensores de lo que nos dice y negada por sus detractores. En conclusión, decimos que aquello que no se puede constatar mediante la experiencia se sostiene, entre los ignorantes, por el consenso y por la imposición, resultando, así, que el conocimiento puede acabar siendo solo una fe.

© karen Jerzyk

© karen Jerzyk

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Las vanguardias trajeron unas formas artísticas que provocaron una incomprensión de la sociedad respecto del valor de tales obras.  La ausencia de belleza y las figuras con formas y colores alterados daban la sensación de que, en lugar de una creación, los artistas realizaban una destrucción, y no se equivocaban. Así, una parte de la sociedad, que presentía que algo no iba bien, temía las consecuencias de esa forma de pensamiento, mientras que otros ideólogos veían la forma de sacar partido de la situación.

La dificultad para definir el arte del siglo XX llevó a sustituir la definición por la evidencia. Pero, en realidad, los sabios tenían el problema de dar una definición del arte a todo el arte, por lo que no debe sorprender que no sepan darla para el arte contemporáneo y moderno.

© karen Jerzyk, Last days in earth 84

© karen Jerzyk, Last days in earth 84

Ya la misma división que se hace de la historia es bastante cuestionable y, por ello, indicio de incomprensión, por su parte, de la cultura.  Cristóbal Celarius dividió, en 1685, la historia en Edad Antigua (5.000 A.C – 476 D.C.), Media (476-1492)  y Moderna (1492-1789). Posteriormente se añadiría, al principio, la Prehistoria, y, al final, la Edad Contemporánea.

Meter en el mismo saco, por estar todo roto, a Grecia, idealista, y a Roma, materialista, parece un completo error. Lo mismo que juntar en la prehistoria, por estar los objetos enterrados, al paleolítico y al neolítico. La Alta Edad Media nada tiene que ver con la Baja Edad Media, aunque, ya se dijo, que la Edad Media era una forma de rellenar el espacio entre la Edad Antigua y la Moderna.

© Antonella Arismendi, Jackie 10

© Antonella Arismendi, Jackie 10

Aunque, a veces, se diga que esa división es más política que cultural, resulta que no puede haber grandes diferencias entre la evolución de una y la de la otra. Hegel, por ejemplo, mantiene la existencia de un período clásico, greco-romano; uno cristiano, que llega y culmina en el gótico; y otro, final, romántico.

Danto, con una definición más moderna, fruto de la razón, y, por ello, más errónea, ha logrado imponer su opinión entre los adoradores del dios Logos a quien persiguen como a una hermosísima meretriz cuyos encantos serán fáciles de poseer hasta por quien carezca del arte de la conquista y de cualquier clase de valores personales y materiales. Danto dice que hay una era del arte, desde 1400 a 1967, y un arte antes y después de esa era.

© karen Jerzyk, Colors-1, 2

© karen Jerzyk, Colors-1, 2

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Al analizar lo ocurrido con las vanguardias, algunos recurren, por simple conveniencia, a la descripción. Y lo que advertimos es que tampoco quieren describir el arte, que lo que quieren hacer es describir los efectos del arte. Nada de preguntarse por la naturaleza de las cosas, dejemos para el pasado el hablar de la esencia de las obras, cojamos el arte y démosle una utilidad porque ¿Qué hace el arte? El arte destruye la sociedad, el arte de vanguardia es un arte corrosivo.

Asentado el efecto de las cosas como definición, el arte debe ser eternamente corrosivo. Hoy sigue existiendo un arte que cree que tales efectos determinan la naturaleza artística de la obra. Con independencia de la trascendencia social de esos hechos, debemos plantearnos si una obra corrosiva puede ser arte, es decir, debemos plantearnos las condiciones del arte, para identificar cuándo la corrosión es artística y cuándo solo es una crítica social realizada por un artista.

© Catálogo de Dollskill

© Catálogo de Dollskill

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Un análisis de la cuestión del arte como lenguaje nos lleva a la conclusión de que la comunicación nace de la percepción del receptor que es capaz de extraer conclusiones de las observaciones de la existencia y que, el hombre, teniendo capacidad de deducción, entiende que puede convertirse en emisor de señales que ese receptor perciba como significantes de un hecho. Por ejemplo, mediante la mímesis se imita el acto de un tercero y así se puede trasmitir bien  información de unos hechos pasados o de unas intenciones futuras.

La comunicación emplea un código que pueda generar el emisor y decodificar el receptor. El código de la comunicación, tiene, como consecuencia de las condiciones de la naturaleza humana, dos formas, que llamaremos tipos, uno es el objetivo, como el lenguaje verbal, y otro es el subjetivo, como la pintura.

Los códigos de los lenguajes, tanto el verbal como el artístico, varían de un lugar a otro y de un tiempo a otro. Cada una de las formas que adoptan los lenguajes artísticos se denominan estilos. Las condiciones del tiempo y lugar determinan la forma de los códigos, por eso, el latín se trasformé en varios y distintos idiomas que siguen evolucionando.

© Scott London, Burning Man, 2014

© Scott London, Burning Man, 2014

En la comunicación, debemos distinguir claramente la existencia y diferencia entre el mensaje y la información. La información es el contenido de la comunicación que se quiere trasmitir, mientras que el mensaje es el conjunto de signos que, sujetos a un código, contienen, codificada, la información que, una vez trasmitido el mensaje, recibido por el destinatario, y decodificado por este, llega a su conocimiento.

Generalmente se produce una confusión entre mensaje e información debido a que, al hablar de comunicación,  se suele pensar en el lenguaje verbal, en el que  mensaje e información coinciden. En español, si quiero decir te quiero, digo, efectivamente, te quiero. Pero si trasmitimos la información en un lenguaje diferente veremos claramente que, si la información sigue siendo te quiero, el mensaje resulta ser I love you, y se deshace la confusión.

© Scott London, Burning Man, 2005

© Scott London, Burning Man, 2005

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Entonces la grave cuestión de determinar si una obra corrosiva es o no arte, parte de establecer la distinción a la que acabamos de hacer referencia, la que existe entre el mensaje y la información.

El arte, como hemos dicho, es un lenguaje. La propiedad de los lenguajes es la de poder trasmitir información, aunque no exclusivamente, pues también se pueden plantear interrogaciones y se pueden dar órdenes, pero es condición del lenguaje poder expresar diversas informaciones y no exclusivamente una.

Entonces, en un determinado lenguaje, una persona podría dar diferentes tipos de información, algunas, por ejemplo, corrosivas; y, si se ha elegido un lenguaje artístico, estaríamos hablando de un arte corrosivo, pero entendámoslo, no de un lenguaje artístico corrosivo sino de una obra de arte corrosiva.

© Scott London, Burning Man, 2008

© Scott London, Burning Man, 2008

Si nos encontramos por la calle con alguien que se dirige a nosotros pero somos incapaces de comprender lo que nos está diciendo, no podemos determinar, sin más información, si es que nos está hablando en un idioma que no conocemos o si está farfullando. En el primer caso, estaría intentando una comunicación, en el segundo, hacernos perder el tiempo.

Si esa situación se produce con formas artísticas, tendríamos que averiguar si el artista se está expresando en un lenguaje que desconocemos y se ajusta a unos códigos para la construcción de mensajes que no comprendemos pero que son válidos, y estamos ante una obra de arte; o si lo que “dice” carece absolutamente de sentido y de arte.

La identificación de lo artístico corresponde a los críticos, pues, hoy en día, la calidad técnica no es suficiente, ni necesaria a veces, para hacer arte. El problema que ve el público es que los críticos no justifican con sus explicaciones la condición artística que defienden de esas obras que califican como de arte. Les falta una explicación teórica suficientemente fundamentada y más verosímil que la de la existencia de un mundo del arte, que sería un mundo aparte del mundo real, lo cual ni es una explicación lógica ni convincente.

Imágenes con derechos reservados, prohibida su reproducción. / Imágen inicial: © Antonella Arismendi.
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At the end of a recording of the Bob Dylan’s song, Boots of a Spanish Leather, made by Nancy Griffith you can hear how she asks: “boots?” said by the girl in the poem. As if she’s surprised by the gift requested; and we are surprised because she hasn’t understood the meaning of the song, neither the point of the request. In the song, a couple is bidding farewell: He’s emigrating and she’s staying to wait for him. He asks her if she wants something from where he’s going, and she, as a conceptual spirited love, rejects an unneeded material bond, because that’s the meaning of gifts. However, he insists so strongly on the material he ends up destroying the ideal conception she has on the relationship, and then instead of waiting for him, she decides to leave. Griffith had it easy to understand the meaning of the song, sure she knows about the other song titled These Boots are Made for Walking, which says explicitly that the boots are made to walk away from someone. If you want to bring me something, it won’t be to unite us but will only tear us apart. So, at least care they are Spanish. The ending is an irony.

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© M0thart (Marta Bevacqua), The Deep Dream1

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A lot of people believe or are made to believe, who’s all day in the water, knows how to swim. But the people who have seen these water-lovers know a majority of them don’t go far in the water, just below the knees, and little to no one is a swimmer or a diver.

Knowledge must be treated with care, even more than nitroglycerin. A wrong step and instead of finding the truth, you end up in error and fantasy and when not, consciously, on falsehood. The wise who find truth don’t do it ignorant of the evidence. But every conclusion product of thought only is at risk of being a mere mental construction. The reason is highly seductive because it seems to takes us, with certainty, to an unquestionable conclusion but it only takes a missing piece of information or a misapplied logic principle to be wrong. For its part, Intuition is accepted by the defendants of what it says to us and rejected by its detractors. In conclusion, what we say about what can’t be proved by experience is maintained by ignorant people via consensus and imposition, in that way, the knowledge can become faith.

© karen Jerzyk

© karen Jerzyk

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The vanguard came up with artistic forms which caused incomprehension of society in regards of the value of those works. The lack of beauty and the figures with altered colors and forms gave the impression that, somewhere along the way, artists were destructing something, and they were not wrong. Thus a part of society, thinking something was wrong, were frightened about the consequences of that mindset, meanwhile others ideologists were looking for a way to profit from it.

The difficulties to define the art of the 20th century led to a substitution of its definition for the evidence. Actually, the wise were having trouble defining all art; so, it mustn’t surprise us now there isn’t one for contemporary and modern art.

© Karen Jerzyk, Last days in earth 84

© Karen Jerzyk, Last days in earth 84

In history, the same division is done and is pretty questionable too; and indicates a misunderstanding of culture. Christoph Cellarius, in 1658, divided history into Ancient (5.000 A.C – 476 D.C.), Medieval (476-1492) and Modern (1492-1789). Prehistory, in the beginning, and Contemporary, in the end, would be added later.

It appears to be a total mistake mixing in an idealist Greek and a materialist Rome, just because everything is in ruins. The same happens when mixing in the Prehistoric, the Paleolithic and the Neolithic periods because everything is buried. In the Middle Age occurs the same, there’s nothing alike between Early and Late Middle Age; although, it was already said that the Middle Ages were a way to fill in between the Ancient and the Modern history.

© Antonella Arismendi, Jackie 10

© Antonella Arismendi, Jackie 10

Even if, sometimes, that division is more political than cultural, in the end, there aren’t many differences in the evolution of one and the other. For example, Hegel maintains the notion of a Classic period, a Greco-Roman period, a Christian period (culminating in the Gothic period) and a last, Romantic period.

Danto, who holds a more modern definition, born from reason, therefore erroneous, has accomplished to enforce his opinion into the followers of Logos, who are chasing it like a beautiful prostitute whose enchants are easy to have, even to the ones that lack the charm of flirting and any kind of material or personal value. Danto says there is a period of art, from 1400 to 1967 and then periods before and after.

© karen Jerzyk, Colors-1, 2

© karen Jerzyk, Colors-1, 2

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Some people analyze what happened with the vanguards and resort to describe, by mere convenience. And we remark that they aren’t even trying to describe art, they want to describe its effects. There’s no wondering about the nature of things, let the past worry about the essence of things, let’s take art and give it some use because what does art do? Art destroys society, vanguard art is corrosive.

Using the effect of things as its definition, then art must be eternally corrosive. Even today there’s art that believes such effects determine the artistic nature of things. Independently of social transcendence, we must wonder if a corrosive piece is art, in other words, we need to identify when a piece’s corrosiveness is artistic and when it’s just a social critique made by an artist.

© Catálogo de Dollskill

© Catálogo de Dollskill

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When we analyze the question of art as a language, we conclude that communication is a product of the perception of the receiver which is capable of drawing conclusions on the observation of existence and man, able to deduce, understands he can become a source of signs that receiver sees as a meaningful event. For example, by mimesis something done by a third person is imitated and you can transfer information well about past deeds or future intentions.

Communication uses a code generated by a source and decoded by a receiver. As a result of the human condition, the communication code has two forms; which we will call ‘types’ one objective, like a verbal language, and one subjective, like a painting.

The language codes, verbal and artistic alike, vary in different time and different places. The artistic languages adopt many forms, called styles. Time and place condition the form of the codes, because this Latin has evolved into diverse languages and continues to.

© Scott London, Burning Man, 2014

© Scott London, Burning Man, 2014

In communication, we must identify clearly the difference between the message and the information. The information is the content of the desired communication, while the message is a group of signs, which subjected by a code, it retains the information coded, so when the message is transferred, received and decoded by the receiver, it can be understood.

Usually, when discussing communication there is a misunderstanding between message and information because communication is mistaken with verbal language, in which message and information are the same. In Spanish, when you want to say “te quiero”, you say “the quiero” but if we transfer the information into a different language we’ll see clearly if the information is the same, the message ends up being I love you and the confusion ends there.

© Scott London, Burning Man, 2005

© Scott London, Burning Man, 2005

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Therefore, in the serious issue of designating a corrosive piece is or is not art we must first state the difference, just as we discussed, between message and information.

Art, as we discussed, is a language. The languages properties are the capacity of transferring information, but not exclusively because they can present questions, orders, but is a condition of language being able to express a plethora of information, not just one.

So, in a particular language, someone can express different kinds of information, some may be corrosive; and if an artistic language was chosen, we would be discussing a corrosive piece of art, but we must realize it’s not an artistic corrosive language, it’s a corrosive piece of art.

© Scott London, Burning Man, 2008

© Scott London, Burning Man, 2008

If we see someone approaching us in the street, talking in a way we can’t understand, we won’t be able to discern, without more information, what he or she is talking about; it may be a language we don’t know or it’s just babbling. In the first case, he or she may be trying to communicate, on the second, just wasting your time.

If that situation happens in an artistic form, we must be able to discern if the artist is expressing in a language that we don’t know the codes of, but they are correct and we are before a work of art; or what’s ‘said’ is just nonsense and lacks any artistic sense.

The recognition of what is artistic belongs to the critics because today technical quality is not enough, even unnecessary sometimes, to make art. The public feels there is a problem when critics don’t explain their thought process when defending a work they qualify as art. The critics lack a legitimate theoretical explanation besides the existence of an art world, apart from the real world, which is not even a logical or even compelling explanation.

Imágenes con derechos reservados, prohibida su reproducción. / Imágen inicial: © Antonella Arismendi.