Waldemar Sommer, es uno de los críticos chilenos con mayor presencia en la escena del arte y los medios escritos del país. Sus comienzos como ingeniero agrónomo en la Pontificia Universidad Católica, no hacían presagiar que continuaría sus estudios en el área de las artes visuales en la Universidad de Chile, menos aún, en la compleja tarea de la crítica y el periodismo cultural. Su trayectoria en la sección de Artes y Letras de El Mercurio es extensa por decir lo menos, pues comienza en 1975 y se prolonga hasta nuestros días. Cuenta con más de 1600 columnas publicadas y muchísimos viajes en su haber, es por esto que el deseo de recopilar esas experiencias era inminente.
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Sus vivencias se encuentran compiladas en el libro Arte en viaje de Ediciones UC, acompañadas por el prólogo de Carla Cordua, filósofa y Premio Nacional de Humanidades de Ciencias Sociales de Chile (2011). Con una extensión de 400 páginas, Sommer invita al lector a acompañarlo por sus recorridos a través de Europa, Asia (Oriente Medio), Norteamérica (EE.UU) y gran parte de Latinoamérica.
Aunque las comparaciones son odiosas, en este caso es imposible no referir al libro Historia del arte de E. H. Gombrich, presente en la bibliografía de cualquier estudiante de artes visuales y que facilita la comprensión cronológica de la historia del arte y sus corrientes. El propio autor hace mención de este y otros textos como referentes que marcaron su forma de enfrentarse a una obra:
“Cómo se mira un cuadro, de Leonello Venturi –me enseñó a contemplar antes que solamente mirar-; Tratado del paisaje, de Lhote, ayudó a que comenzara a adentrarme dentro de la técnica pictórica; Janneau, con su El arte cubista, me condujo a las puertas de la creatividad del siglo XX y su alejamiento de lo figurativo”.
Sommer también entrega conocimiento técnico, sin embargo su estructura se basa en la descripción minuciosa de las obras (desde un cuadro a un edificio) vistas a través de sus propios ojos, con sus palabras refresca el conocimiento del lector sobre nociones estructurales, históricas y simbólicas inherentes a la obra. Destacan entre estas descripciones académicas pequeñas experiencias personales, es así como a penas llegar a Inglaterra nos enteramos del extravío del equipaje del autor a modo de una pequeña mención anecdótica. Otras impresiones refieren a la comparación entre ver una obra a través de una fotografía versus contemplarla en vivo (conflicto altamente trabajado por Walter Benjamin y la reproductibilidad técnica), Sommer relata su impresión al encontrarse cara a cara con las pequeñas venus pétreas:
“Cuando uno ha conocido antes la imagen fotográfica de estas esculturas. El observarlas directamente pasma: se trata de figurillas diminutas, de centímetros escasos de altura. Pero esa condición cuantitativa no impide que produzcan el más poderoso efecto monumental”.
Si bien las obras descritas en el libro provienen de locaciones lejanas a nuestro país, el autor crea conexiones que sobrepasan las fronteras en pos de sus semejanzas, en el libro podemos encontrar ejemplos más tradicionales como la similitud entre Emile Friant y Pedro Lira en el realismo o más contemporáneas como: “Después de montaña y mar (…) de la conocida neoyorquina Hellen Frankenthaler (…) Dentro de su abstracción informalista, ofrecen, ya durante la década del cincuenta del siglo pasado, la primicia del pigmento diluido en trementina y vertido sobre la tela puesta en posición horizontal – también nuestro Matta chorreó con frecuencia pintura nada menos que en los años cuarenta-.”
El título que escoge el autor resulta un resumen de lo que podemos encontrar en el libro pero, al mismo tiempo, es una declaración de lo que el autor defiende como concepto de arte. A juicio de Sommer, el arte actúa (y se entiende) como concepto unificador que reúne concepciones clásicas como la pintura, escultura, dibujo, grabado, arquitectura además del contexto que las contiene como la cuidad misma, su gente, su música, etc.
Arte en Viaje es el relato de un autor cuyo impulso wanderlust, o deseo de viajar y conocer, se equipara a la pulsión irrefrenable de escribir. Así como Sommer ha dedicado su vida a las artes y la escritura, presenta esta obra a los conocedores del arte, catedráticos y aficionados que quieran ampliar sus conocimientos, como un diccionario en prosa que también puede servir como una guía de viajes para consultar en el recorrido al destino.