La exposición Surge es la primera muestra en Chile del destacado artista indo-británico Anish Kapoor, quien acompañado del curador brasileño Marcello Dantas, compartió sus aprendizajes, creencias e incertidumbres en la conferencia de prensa, realizada minutos antes de la inauguración del pasado 28 de abril.
“En el ridículo mundo del arte, la pregunta sobre la nacionalidad juega un rol importante, pero es simplemente la forma que tiene el arte blanco de transformar a otros artistas en ciudadanos de segunda clase…el arte en sí mismo es un idioma que no se restringe a nacionalidades”, afirmó el artista Anish Kapoor, ante la criolla curiosidad de un periodista que le preguntó si conocía o le interesaba conocer el trabajo de algún escultor chileno. ¿Podría un artista que nació en India en 1954 (siete años después que este país se independizara del imperio británico), y que ha vivido en Londres los últimos 45 años, pensar de otra manera?
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Aunque el artista reconoce esa inevitable memoria psíquica que lo conecta con el origen de su sangre y con su tierra natal roja (referencia a un color característico de su trabajo), al mismo tiempo admite que fue el circuito académico y artístico del Reino Unido el que dio forma a su práctica artística, tal como hasta el 8 de septiembre, el centro cultural Corpartes (Rosario Norte 660, Las Condes) dará forma a su monumental obra Svayambhu (2007), un gran bloque de cera roja que se va esculpiendo en la medida que avanza casi imperceptiblemente entre los umbrales dispuestos en el espacio. “Una de mis preguntas fundamentales gira en torno a nuestro interior, todos estamos contenidos por sangre y su rojura, no es solamente una referencia a la violencia. Si se quiere, es al cuerpo invertido, el cuerpo como una pregunta inevitable del ser, con la que seguimos chocando”, explicó el artista a la editora de Arte AL Límite, en la conferencia de prensa realizada el 28 de abril.
Esta pieza es parte de Surge, la primera exhibición de Anish Kapoor en Chile, curada por Marcello Dantas ( curador de las exposiciones presentadas en Chile, Cada punto es el centro del universo, cada persona es el centro de la sociedad, de Michelangelo Pistoletto en Museo de Arte Contemporáneo Parque Forestal, 2018; Inoculación, de Ai Weiwei en CorpArtes, 2018), que incluye nueve obras creadas entre 1992 y 2019.
Anish Kapoor es uno de los artistas más influyentes de la escultura contemporánea. Su trabajo ha sido reconocido por asentarse en un difuso límite entre la arquitectura y la escultura, por explorar el vacío, la monumentalidad e incluso la existencia de la materia. “Una de las cosas con que choqué en mi práctica artística es que donde existe la materia, también existe la ausencia de materia. Cuando cierro mis ojos, el espacio que ocupo no es solo mi cuerpo. De alguna forma el espacio del interior es mayor. Ahora, ¿puede crear alguien un objeto en el que el espacio interior sea mayor al que ocupa en el exterior? Por supuesto es un problema filosófico antiguo, sobre qué se contiene y cómo, y si el contenedor es suficiente. Trato de lidiar con esto y abordarlos de distintas forma”, relató el artista reconocido, entre otras obras, por la Cloud Gate (2006), una escultura de 98 toneladas ubicada en el Millennium Park de Chicago (EE.UU).
Sus obras de gran formato, su comprensión del objeto como ente participante del espacio físico del observador, la utilización de la escala como elemento poético y distintos aportes arquitectónicos, como el de la torre ArcelorMittal Orbit (2014), realizado en conjunto con Cecil Balmond, le han valido de categorizaciones tales como la de escultor-arquitecto, clasificación que Anish Kapoor niega y explica por su concepción de arquitectura: “La arquitectura en su sentido más puro es mi cuerpo, es una reflexión del yo y en una forma muy obvia juega este rol muy extraño e importante sobre cómo nos movemos en el espacio”, agregando que desde una vereda más psíquica “podríamos decir que el espacio afecta completamente cómo se interprete el mundo, por lo tanto la arquitectura es sumamente importante. El artista tiene que responder a los espacios, empujarlos y hacer lo que la arquitectura no quiere hacer”.
La primera obra que el visitante enfrenta al llegar es Organ (2019), pieza ubicada en la explanada de CorpArtes creada especialmente para esta muestra, que consiste en la instalación de un motor Rolls Royce, conectado, mediante tuberías, con el resto de la exposición, transformando el centro cultural en una suerte de cuerpo abierto al público de martes a domingo, de 11:00 a 18:30 horas.
Este trabajo se basa en una obra que el artista trabajó en 2012, en el que incluía un motor y conectaba las salas mediante tuberías, planteando que nunca podemos alejarnos del cuerpo, que el cuerpo siempre tiene una figura, un motor. Organ (2019) adapta esta idea con un motor Rolls Royce, el mismo que utilizaban los cazabombarderos Hawker Hunter, aviones que en palabras del artista “fueron utilizados como objetos de muerte” el 11 de septiembre de 1973, cuando bombardearon el Palacio de La Moneda. El artista los escogió, particularmente, por el boicot que en 1974 realizaron los trabajadores de la empresa escocesa Rolls Royce a la Dictadura chilena (1973-1990), al negarse a realizar la mantención de los motores, dejando los aviones inutilizables.
Otras de las obras que destacan en la exposición son las reconocidas When I am Pregnant (1992), Void (1993), y uno de sus trabajos más recientes: Into Yourself, Fall (2018) una animación de casi 13 minutos en la que se experimenta un viaje al interior del cuerpo desde la realidad virtual. “Me di cuenta que el vértigo es una experiencia vívida en la realidad virtual, y siempre me ha interesado el vértigo porque es caer dentro del objeto, dentro del color. Es una obra sobre caer sobre uno mismo”, puntualiza el artista.