La clausura del amor presenta a Pancho y Dani, Francisco Melo y Daniela Lhorente, una pareja donde el hombre decidió poner fin a la relación de años y años. Ella es una actriz, él un director de teatro. No es coincidencia que los personajes se llamen igual que sus actores, es un requisito del autor de la obra, Pascal Rambert, quien exige que los protagonistas sean nombrados como sus intérpretes, un gesto que rompe la cuarta pared y que se ve reforzado en la relación real entre Llorente y Melo.
La escenografía de luces y sombras que se apropia del escenario, solo habitado por ambos actores con sus sillas, construye distancias y cuadros de encuentro; en un momento la proyección son dos triángulos uno a cada lado del escenario, en otro una superficie plana en el centro de la escena, luego un ventanal por donde entra la luz y gracias a un hábil manejo de la técnica permite imaginar un cuarto. Luz y sombra, amor y desamor, los opuestos se definen uno al otro. El trabajo de creación del espacio escénico del Colectivo de Arte Lumínico Delight Lab destaca por ser una propuesta que genera un entorno dialogante con los actores, que a su vez requiere la colaboración de la imaginación del público, como solo el teatro puede hacer partícipe a la audiencia para que esta fantasee los detalles de la escena.
El público del Teatro La Memoria asiste a los diálogos finales de los amantes, donde el amor es una idea que se da por acabada, los ritos mortuorios del romance miran con crudeza el idilio que se agota y el cadáver de la relación comienza a expeler un aroma que va llenando la sala, causando las náuseas de Dani y Pancho, para quienes se vuelve cada vez más insoportable compartir el mismo espacio y buscan palabras agresivas que aumenten la distancia, que ofendan para pisotear la esperanza de una reconciliación que pueda ser tentada por la carne. Entablan una conversación entre sordos, se vuelven dos personas que hablan pero que hacen monólogos, la ausencia de respuestas se convierte en el desborde de palabras, pero primero se debe esperar a que el interlocutor dé todas y cada una de las razones de su alejamiento del amor. Un soliloquio sigue al otro, una razón para desenamorarse deriva en la siguiente.
Al igual que en Marriage Story la historia de esta pareja se cuenta desde el punto final de la relación, y el amor dura en el aire lo que dura Dani en llorarlo. A la sorpresa se sobrepone el cansancio, al corazón roto la integridad. Pero primero una mano tendida que es también un ruego, un despliegue de cariño que ni siquiera recibe una mirada a los ojos como respuesta, solo espaldas y silencios esquivos. No hay nada ahí para ella, nada donde una vez hubo todo.
Con dirección de Alfredo Castro, La clausura del amor se presenta en Teatro La Memoria de jueves a sábado hasta el 9 de abril, con funciones que se van agotando rápidamente y que llenan de emoción a las parejas que se toman la mano a la salida de la sala.