La artista visual Verónica González Ugarte atesora elementos orgánicos que la invitan a convertir artísticamente la materialidad de la naturaleza, obteniendo obras de vitalidad palpable, incluso cuando se trata de grabados. Comenzó sus estudios en la Universidad Católica, donde se licenció en Artes Visuales y en Estética, desde 2010 ha participado en diversas exposiciones en Chile, Colombia, Estados Unidos y otros países. Forma parte del grupo 13 Artistas Chile. En estos momentos Verónica González Ugarte es parte de la exposición virtual Tesoros de América en la UCA de Buenos Aires. Su trabajo se puede visitar en el sitio www.veronicagonzalezu.com
¿Cómo empezaste a hacer arte?
Pienso que es difícil decir cómo o cuando uno empezó a hacer arte, creo que todos de alguna manera nacemos con esa capacidad y que estímulos ambientales, culturales, y familiares, sumados al desarrollo de una mirada especial, detallista y profunda, que tenemos los artistas, van abriendo el camino de la creación.
En mi caso, creo que fue fundamental el haber vivido mi niñez, y adolescencia en el campo. El permanente contacto con la naturaleza, la libertad de poder hacer tantas cosas diferentes, agudizaron mi percepción visual y emocional.
Mi padre ha sido una persona que siempre se ha interesado por el arte, por llevarnos a museos, por la música y por una permanente invitación a disfrutar de lo simple, de un lindo árbol, de una fruta, del oleaje del mar, es un gran observador. De mi madre siempre admiré su capacidad de asombro ante un primer brote, frente el olor de una flor… seres sensibles que colaboraron y condujeron mi mirada.
Luego ingresé a la Escuela de Arte UC ¡y desde ahí no pare más! Esa conexión con lo simple, con los ritmos, patrones y sensaciones que evoca la naturaleza sin duda marcan mi trabajo artístico.
Agradezco a la vida el haberme dado esta pasión, trabajar en lo que a uno más le gusta y motiva es fascinante. El arte es una gran compañía. Este tiempo de cuarentena ha sido para mí muy productivo, he podido trabajar en el taller sin interrupciones durante 4 meses, un sueño para cualquier artista.
¿Qué te inspira durante tus procesos creativos?
Me inspiran los materiales sensibles, los papeles, las sedas, las colecciones de elementos orgánicos que tengo atesorados en mi taller, pequeños panales de abejas, conchitas, corales naturales, fósiles que he ido comprando por todos lados, plumas recogidas, mariposas, etc. Otra gran fuente de inspiración son, sin duda, los paseos por todas partes que me gusta dar, disfrutar de distintos paisajes, exposiciones, museos, como los de historia natural, que me fascinan, olores y culturas. Procuro dar “muchas vueltas” como digo yo, mis volteretas me abren la creatividad y de esas experiencias nacen las ideas. Tengo miles de anécdotas geniales, y encuentros mágicos. Cómo olvidar, ideas que he sacado de menús de restaurantes, o aquella vez que fotografié completo el suelo de un aeropuerto que tenía muchos detalles de distintos elementos marinos…los usé luego en distintas obras.
¿Qué te lleva a trabajar con la seda?
Comencé a trabajar con seda hace ya 10 años, por la suavidad y nobleza que tiene. Yo vengo del mundo del papel, el cual sigue presente en mis obras, y la seda es para mí, según su uso, otro papel, en el cual puedo dibujar, imprimir, pero con ella logras un efecto más sofisticado, suelto, volumétrico, tiene un movimiento natural que me encanta y con ella puedo realizar obras en formatos más grandes que lo que permite el papel.
¿De qué manera comienzas a integrar los motivos japoneses?
Eso ha sido un proceso absolutamente espontáneo, no sé porque motivo me he sentido toda la vida muy atraída a esa cultura, es como si en otra vida hubiera sido Japonesa (se ríe).
Desde que tengo memoria adoro los bonsái, me parecen de una perfección impresionante, he tenido varios, y el cuidado delicado que requieren me cautiva, las sedas, la caligrafía, los papeles de arroz y los campos donde se cultiva, los textiles, perfumeros, con los cuales poco a poco he ido armando una colección y tantos otros elementos de esa cultura. Me identifican mucho, y creo que en parte me especialicé en grabado por ese motivo. La estampa japonesa me parece soberbia. Hace unos años, logré uno de mis mayores sueños, ir a Japón. Casi pierdo la cabeza, textual. Es lo más precioso que he conocido en mi vida, no hay nada para mí que lo iguale. Es otro mundo, un mundo de una sensibilidad extrema y cautivadora.
¿Qué puedes decirnos de tus herramientas de trabajo?
Son muchas y muy variadas. Trabajo varias técnicas distintas, así es que por un lado las herramientas de grabado, como puntas secas, ceras, tintas, cobres, ácidos y mi prensa son claves. Me gusta mucho del grabado la cantidad de herramientas y materiales de toda índole que se utilizan en su ejecución. Tiene mucha cocinería. También realizo muchas obras que incluyen costura o bordado, hilos, agujas y alfileres son mis grandes aliados en esa labor. Entrar a mercerías y tiendas especializadas en el tema, es un verdadero placer, sobre todo las que conservan aún esa estética antigua, donde uno puede conseguir cosas increíbles, no solo para usar como herramientas, sino también como adornos. Para realizar las quemas uso un pirógrafo maravilloso que me ayuda mucho, y también velas e inciensos. Los timbres son importantes también en el trabajo, hay varias figuras que vienen de su uso, con ellos puedo hacer los juegos de repetición de pequeños elementos que tanto me gustan.
¿Cuál es tu declaración artística?
Mi trabajo guarda relación con la naturaleza, sus patrones y ritmos recurrentes, en los cuales me baso para hacer mis composiciones. Con pequeños y simples elementos; organizados en un orden preciso, construyo un grupo de entidades que forman la obra final. La restricción y la repetición son lo que impulsa mi trabajo creativo. Al repetir las cosas, penetramos profundamente dentro de ellas y profundamente dentro de nosotros mismos. Me interesa esta riqueza formal de las imágenes que surgen de esta reducción aparentemente restrictiva de los medios materiales y técnicos.
¿De qué forma el fuego se convirtió en un elemento constante en Biomimesis?
La quema surgió de una exploración por crear líneas. También es una buena forma de visualizar la repetición. Las capas repetidas son fundamentales en mis trabajos con papel quemado, creando una profundidad sutil pero distintiva que está más allá de la superficie de la hoja de papel inicial. Los conceptos de vacío y plenitud (lleno) en relación con el papel quemado, los papeles troquelados y las sedas caladas marcan firmemente mi interés. Este trabajo, de apariencia minimalista, invita a un estado de suspensión del tiempo, a una contemplación interiorista y silenciosa de la composición uniforme, sin principio ni fin más allá de lo impuesto por los límites físicos del soporte.
La observación de lo que sucede con la quema me llama mucho la atención, cómo se comporta el fuego dependiendo de los distintos materiales, es muy interesante de observar. Es una energía fuertísima
¿Qué impulsa la vorágine de plumas presente en muchas de tus obras?
El trabajo con las plumas, vino luego de trabajar mucho tiempo con pájaros, y se suma al descubrimiento de la seda y los papeles translucidos. He trabajado el tema plumas desde variados ángulos y materialidades, plumas naturales reales, y plumas creadas por mí; he realizado videos de plumas quemándose, siendo disectadas por un bisturí, (manera en que las corto y dejo solo su raquis para crear líneas gráficas en algunas obras). En otras ocasiones las hago dibujadas, en fin, un elemento que me identifica, contiene las características que debe tener una imagen para formar parte de mi trabajo, de la enciclopedia que he ido construyendo a lo largo de los años. Es orgánico, rítmico, y suave.
Muchas de las cualidades de las aves están condensadas en una sola imagen, que sé ha repetido a lo largo de todos los tiempos y culturas: La pluma. Es levedad, movilidad, aire; las alas el equilibrio, el vuelo, la felicidad, dan fe de la unidad del cielo y la tierra.
Algo que me llama mucho la atención de ellas es que los pensamientos, las intuiciones y la imaginación pueden representarse a través de estas, plumas que quedan atrapadas en uno mismo y nos conducen como un aire, un vapor o una energía hacia el camino de la inspiración.
¿Qué proyectos tienes por delante?
Estamos en un momento muy complejo, y varios de los proyectos que tenía este año se han visto aplazados. Como la exposición colectiva Tesoros de América en Cascais Lisboa, con ocasión de la celebración de los 500 años del descubrimiento del Estrecho de Magallanes. Organizada por curador Ernesto Muñoz y el arquitecto Luis Manuel Pereira. Lo interesante es que se está realizando de manera virtual no solo en La fundación Dom Luis I en Portugal, sino también en el Pabellón de las Artes de la UCA en Buenos Aires. Con esto hemos aprendido que aunque se extraña lo presencial, virtualmente existen también nuevas posibilidades.
Por otra parte con un grupo de colegas formamos un grupo llamado 13 artistas Chile. Por lejos lo mejor de este encierro, la idea principal del grupo es colaborarnos entre todas, para promover nuestra obra en redes sociales, para ayudarnos a conseguir materiales que hoy son difíciles de conseguir, para escuchar nuestros discursos plásticos, en fin, pura generosidad y amor. El apoyo entre los artistas en este periodo ha sido destacable. Se ha dado algo muy especial entre muchos, de Chile y también con extranjeros. El año que viene, espero pueda realizar una exposición con Galería Artespacio que tengo agendada para junio, y otros proyectos en Colombia, España y Estados Unidos me esperan, ya veremos cómo se van dando las cosas y de qué manera podrán llevarse a cabo.