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“Si conseguimos que la gente se detenga,

aunque sea un momento,

quizás pueda producirse un détournement

y un avance en el entendimiento”, Martha Rosler.

Poseedora de una perspicacia a toda prueba, Martha Rosler (New York, 1943), reconocida como un eslabón de la resistencia artística contemporánea y una de las pioneras en el uso de Détournement, concepto surgido en el movimiento situacionista (1957-1972), que redunda en ocupar algún elemento del capitalismo y resemantizarlo, para desarrollar proyectos artísticos que desvíen la mirada hacia lo político, poniendo el acento en temáticas de interés global, como la figura de la mujer dentro de un espacio social construido por hombres, pero viendo de qué manera ésta repercute en una cotidianidad orientada por esa horizontalidad machista que instrumentaliza el cuerpo femenino, haciendo gala del glamour de una época, a través de la industria de la moda de los 60’-70’, y que en paralelo se desentiende de la barbarie provocada en Vietnam con la guerra. Actos de inconcebible indolencia que coinciden con el hecho de que ni siquiera -el Estado o los Estados- se hacen cargo del fenómeno de la gentrificación o proceso de desplazamiento de aquellos grupos sociales más desprotegidos hacia un apartheid que naturaliza a perpetuidad su círculo de pobreza, y que se extiende por años en Norteamérica, muy especialmente durante la administración de Ronald Reagan, y en Chile desde que tengo memoria,  pero que esta vez se ubica al centro de la esfera pública gracias a Si tú vivieras aquí, primera retrospectiva en Latinoamérica de la artista visual Martha Rosler, compuesta por una selección de videos, fotografías e instalaciones –varias de ellas inéditas-, curada por Mariagrazia Muscatello y Monserrat Rojas Corradi, que se exhiben hasta el 13 de octubre del 2019, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) del Parque Forestal.

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Kassandra, trans, profecía y tragedia

Si bien el trabajo de Rosler suele asociarse al compromiso político, es importante consignar, sin embargo, que esta retrospectiva rebasa lo ideológico, claro está sin transar un ápice su radical postura, en especial cuando se propone mostrar la omnipresencia de las corporaciones y multinacionales que manejan los destinos de quienes subviven esta especie de protectorado imperialista, en cuya potestad se fueron sucediendo -en su momento- una a una las dictaduras que dieron lugar a los actuales modelos económicos neo-liberales, donde la precarización de ciertas clases se estandarizó al punto de generar identidades mediatizadas por un conjunto de problemáticas locales. Con esto, Rosler dialoga reactivando los testimonios en primera persona de Tijuana Maid (1978) y las propuestas audiovisuales Domination and the everyday (1978) y de Chile on the road to Nafta (1997), a las que además se agrega una selección de obras especialmente desarrolladas por Cristóbal Cea, Máximo Corvalán Pincheira, Claudia del Fierro, Voluspa Jarpa, Bárbara Oettinger y Bernardo Oyarzún, artistas chilenos que al unísono se incorporan con una reflexión sobre nuestra memoria personal y colectiva.

Cabe hacer notar que el lenguaje desarrollado en Si tú vivieras aquí, no se restringe sólo al facilismo de la denuncia o el mero registro, sino que abre una brecha con nuevos códigos de representación al superponer realidades contrapuestas, lo se comprueba en la serie House Beautiful: Bringing the war home, donde intervienen los escenarios domésticos para evidenciar ese efecto de supuesta “familiaridad” experimentado por el americano medio que siguió por televisión -cual final del super bowl–  esa guerra que se instaló en el living de sus casas. Intromisión que Rosler magistralmente recreó mediante una serie de fotomontajes realizados entre 1967 y 1972, entre los que destaco Tron (Amputte), Cleaning the Drapes, Red Stripe Kitchen, Vacation Getaway y Playboy (On View), además del corto de 6 minutos, grabado con una cámara estática Semiotic of the Kitchen (1975), en la que la propia artista parodia y personifica a la conocida chef Julia Child, quien va presentando en orden alfabético los utensilios de cocina. Artefactos que en sí metaforiza como una forma de domesticación, y que nos instan a repensar en los roles que ocupan las personas, y cómo las cosas que las rodean se va transforman en símbolos directos de esa cosificación. Algo que se ve expresado en toda su obra: “He trabajado alrededor de la cocina, la ropa y la casa porque son cosas que todos compartimos. En particular he tocado la relación de las mujeres con la comida, ya sea como consumidoras o productoras porque es una necesidad básica que se ve transformada completamente por nuestra vida social y cultural. Es una forma de micropolítica que se puede leer como macropolítica”.

Por eso sería impensado no compartir la visión del filósofo Guy Debord cuando afirmaba que: “El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas, mediatizada por imágenes”, que es precisamente lo que Martha Rosler logra con Si tú vivieras aquí, cuando refuta a través de imágenes los modelos supremacistas y cargados de arrogancia que la sociedad y los Estados pretenden imponer, a partir de sus propios temores y descompensadas inseguridades. Porque en definitiva, como señala Alejandra Pizarnik: “Un monstruo me persigue. Yo huyo. Pero es él quien tiene miedo, es él quien me persigue para pedirme ayuda”. Dejando en claro que es el monstruo el equivocado, y no las víctimas involuntarias de su daño.