De los sabios incompetentes I

De qué hablamos cuando hablamos de los sabios incompetentes I

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El hombre de la cultura occidental tiene una visión distorsionada del mundo cuando mira la moral, las costumbres y las leyes de otras culturas porque tiene un sentimiento de superioridad, debido, en esencia, a que ve que todo cuanto hacen en otras partes, en esta, lo hemos superado hace tiempo. Pero eso significa que aquí alguna vez hemos hecho lo mismo. El hombre vulgar no ve la naturaleza del hombre a través de los hechos de la historia, solo ve una imagen parcial de lo que pasa hoy y llega a conclusiones equivocadas. El hombre es la misma cosa hoy que ayer y aquí que allí, solo cambian las circunstancias y, por ello, las conductas. Los actos del hombre en un tiempo y en un lugar muestran lo que es el ser humano. Ese hombre vulgar, que mira el mundo sin comprenderlo, es el mismo que disfruta con el mal ajeno y que causa ese mal porque el hombre pequeño, hoy como ayer, solo puede sentirse superior destruyendo a otros.

Trevor Cole, S/T
Trevor Cole, S/T

Los hombres tienen diferentes caracteres, suponer que el hombre natural es bueno o malo es considerar solo una parte de la humanidad. Suponer que la sociedad corrompe al hombre es más exacto. El hombre malvado encontrará en la sociedad nuevas formas de manifestarse y el hombre bueno aprenderá del ejemplo de otros y de las costumbres sociales y las imitará.

La sociedad está compuesta por instituciones. Quien pertenece a una institución goza de la fuerza que esa posea. El hombre ya no es valorado por sus virtudes; en la sociedad, se valora a cada uno por el poder que tenga dentro de la comunidad que, en general, le obtendrá por la importancia de la organización a la que represente y del cargo que en ella tenga. El individuo queda anulado, el hombre tiene valor en función del valor de la institución  a la que pertenezca.

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Hesham Alhumaid, S/T

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El hombre nacido en una comunidad tiene dos problemas para conocer la verdad, el primero, la impronta que le deja esa comunidad y que le marca su camino, y, el segundo, las normas sociales que refuerzan esa forma de existencia comunal.

Todo individuo nace sin referencias sociales de qué es el bien o el mal y las adquiere por la experiencia, es decir, hace lo que hacen los demás y piensa como piensan los demás. Actuar de esa forma, le reporta reconocimiento, actuar de otra forma conlleva el rechazo social. La conducta social es una conducta borreguil. El hombre social valorará cada situación de acuerdo con las pautas sociales y las empleará para saber cómo actuar. La sociedad es el padre, el maestro, el juez o el sacerdote, para los seres sociales aun cuando personalmente se hubieran independizado de la autoridad paterna. La sociedad crea seres dependientes.

Scott London, Burning Man Project, 2018
Scott London, Burning Man Project, 2018

La sociedad ha establecido que el ser social debe confiar en los demás y respetar la autoridad. Tales normas no admiten excepción porque la sociedad no puede ser mala, por lo que no hay motivo para la desconfianza. Y la sociedad busca lo mejor para el individuo, por eso, hay una jerarquía y una organización. Uno puede moverse dentro de las organizaciones y dentro de esa jerarquía, pero no puede hacer nada que estas no quieran que se haga.

Scott London, Burning Man Project, 2018

Scott London, Burning Man Project, 2018

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Cuando uno tiene poder, puede cometer errores, pero esos errores deben ser aceptados por los perjudicados porque no hacerlo rompería la estructura social creada. Así, cuando un incompetente obtiene un título -pues la sociedad no prescinde de los incompetentes y los incorpora gustosamente-, acaba por actuar de forma despótica.

Karen Jerzyk, Self portraits, 02

Karen Jerzyk, Self portraits, 02

Rosenhan ya demostró que los psiquiatras no distinguían la cordura de la demencia y los psicólogos lo hicieron ellos solos cuando, en el caso Outreau, defendieron la postura de la policía, de los jueces y de los fiscales. Vemos que los hombres actúan siguiendo pautas sociales, por eso, son buenos ciudadanos a los que nada se les puede reprochar y que son ellos los que pueden hacer reproches, con razón o sin ella.

Karen Jerzyk, Self portraits, 08

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Además, el hombre está programado para retener la información negativa antes que la positiva como medio para defenderse de los peligros.

Trevor Cole, Dust storm in the marketplace
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Los teóricos del arte no son una especie distinta de la humana que vive en esta sociedad y actúan como hemos visto que hacen los demás. La verdad solo es un medio para alcanzar el poder y, alcanzado, es la justificación para ejercerlo.

Karen Jerzyk, Headshots, 01

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Los sabios pueden aceptar una intervención ajena en su campo cuando piensan que, con su sabiduría, podrán contestar cualquier argumentación en contra de las suyas. La seguridad de los sabios no procede tanto de la calidad de sus conocimientos como del hecho de que esos conocimientos sean los aceptados y defendidos por la sociedad. No es una convicción personal la que poseen en sus razones, sino la seguridad de que esas razones tienen, detrás, una fuerza social. Los sabios respetan las normas sociales y saben que la sociedad, en contrapartida, les defenderá. Esa es la grandeza de la sociedad que dispone de los medios necesarios para anular la verdad y mantener las creencias equivocadas de los sabios, que son las que conforman la estructura de este mundo.

MD Tanveer H. Rohan, Fun bath

MD Tanveer H. Rohan, Fun bath

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En la película Escándalo en el poder (The runner, de Austin Stark, 2015), Nicolas Cage encarna a Colin Price, un congresista de Luisiana que disfruta de las ventajas de la vida en la perfecta sociedad que hemos creado: Tiene una buena casa, una agradable mujer y el respeto de la comunidad. Cuando se produce un accidente en una plataforma petrolífera, decide honestamente defender a los perjudicados por los efectos del vertido en sus costas a pesar de la fuerza de la empresa, BP, que da trabajo a muchas personas de esa zona a pesar de que esas reclamaciones podrían impedir que la compañía continuara con su actividad. Pero acaba por saberse que está manteniendo una aventura extramatrimonial y cree que, honestamente, debe dimitir aunque su partido, su mujer y su padre, un político ya jubilado, creen que es un problema que la sociedad acabará por perdonar y olvidar. Tras su dimisión, se distancia de su mujer, continúa la relación con su amante y sigue con las reclamaciones de los perjudicados. Su mujer le pide que vuelva a llevar su vida anterior: Volver a casa con ella y a la política; y la petrolera le tienta con apoyar económicamente su campaña si deja de atacarles. Price rechaza ambas ofertas, manteniendo su honestidad por la que cree que no puede dejar a la mujer que ama, ni trabajar en defensa de lo que no cree. Sin embargo, cuando su padre muere, su amante vuelve con su marido y la defensa de las reclamaciones se está comiendo su patrimonio, se encuentra con que su vida personal se está desmoronando y con que la única salida que le queda es volver con su mujer y regresar a la política de la mano de BP. La película acaba con una escena en la que Price está dando un discurso en una planta de la compañía recibiendo los aplausos de los empleados de la petrolera y el apoyo de los directivos de esta y de su mujer, pero se le ve pesaroso porque, haciendo lo mismo que primero hacía por gusto y convicción -errada, pero convicción al fin y al cabo-, ahora, lo hace por necesidad y en contra de sus creencias.

Faisal Azim, Life in the circle
Faisal Azim, Life in the circle

Lo que dice la cinta es que vivimos en una sociedad que se supone perfecta y creada para el desarrollo del individuo. En esas circunstancias, uno puede llegar a pensar que es libre de tomar decisiones sobre su vida personal, pero, cuando lo hace, descubre que esa libertad era solo aparente pues mantener el orden de ese mundo exige que cada uno juegue su papel dentro de las normas sociales establecidas. Price toma decisiones personales que no son aceptadas por la sociedad y se encuentra ante la tesitura de tener que elegir entre su voluntad, renunciando a su vida; o hacer soportable su existencia renunciando a su voluntad, sus ideales y sus valores.

Scott London, Burning Man Project, 2017

Scott London, Burning Man Project, 2017

La cinta presenta el problema primordial de la existencia, la oposición entre el espíritu y el fenómeno que, en la organización racional de la convivencia, se traduce en el enfrentamiento entre la verdad y el idealismo, por una parte, y la fuerza y el poder, por otra. En este mundo tan perfeccionado resulta que no somos libres. Quien tiene el poder exige que se mantengan las normas que a él le han permitido alcanzar su privilegiada posición. Quien se desvía acaba o apartado de la comunidad o volviendo sometido a ella. O pasas por el aro o te quedas fuera, tú eliges. Y eso, la propia sociedad, nos dice que es libertad.

Karen Jerzyk, Colors, 2
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Quien conoce el funcionamiento social y le acata tiene el privilegio de poder imponerle a quien no cumple con sus normas; lo mismo que aquel a quien se le otorga un título, por el cual, cree que sabe todo acerca de la verdad. Denle un cargo a cualquiera de ellos y tendremos a un simple que, con el respaldo de las normas no escritas o del aval académico, se vuelve malvado, al imponerse por la fuerza a la verdad.

No hay ninguna institución social en la que, detrás de la aparente neutralidad de sus juicios, actuaciones y decisiones, detrás de una reclamada higiene moral y honestidad profesional, no esconda una corrupción de sus propios principios que aparecerá cuando se les presente el caso de alguien que, defendiendo una verdad, bien contravenga sus ideas o valores, o bien los intereses de quienes las dirigen. Los principios que constituyen cualquiera de esos grupos son honestos y elevados, pero, cuando el hombre pone sus manos sobre ellos, los corrompe.

Trevor Cole, Coloured contrasts (detalle)
Trevor Cole, Coloured contrasts (detalle)

Otro buen ejemplo de esa mendacidad moral de nuestra sociedad nos le muestran las series de televisión. En casi todas las series policiacas encontramos al incansable inspector- tan astuto que huele al delincuente sin que haya la menor prueba de quien es el culpable- y que persigue incansablemente a todo aquel que comete un delito -en general, por haber asesinado a un enemigo-, hasta encontrarle y ponerle entre rejas o pegarle un tiro y deshacerse de él. Paradigmático es el caso en el que el delincuente ha obrado por venganza para castigar, por ejemplo, el asesinato de un ser querido. Y es paradigmático porque, en esa misma serie, encontramos que, cuando es el honesto inspector quien ha perdido a un familiar a manos de un asesino, se permite, en contra de sus propios valores, acabar con la vida de ese delincuente, y el guionista presenta la situación de tal manera que el espectador se queda convencido de que ha habido justicia en lo que ha hecho.

Hay, en esas series, una doble moral que resulta aceptada por los espectadores, de forma que se reconoce que las leyes están hechas para el pueblo pero no para los poderosos. Los  poderosos son los buenos ciudadanos que pertenecen a las organizaciones que tratan de cada asunto concreto. El pueblo, en cada situación, está formado por las personas ajenas a cada una de esas sociedades. Cada individuo goza, así, de fuerza en un determinado ámbito de la existencia social, lo que le obliga a respetar la fuerza de los demás grupos en los demás aspectos sociales. Desde el punto de vista social, eso se llama organización; desde un punto de vista ético, eso se llama inmoralidad; desde un punto de vista legal, delincuencia; y, desde un punto de vista intelectual, idiocia.

Trevor Cole, Fuel wood for sale
Trevor Cole, Fuel wood for sale

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Este contubernio no se entiende porque los poderosos nos ponen constantemente ejemplos de la falta la seguridad o de desarrollo económico y social en otros lugares para hacernos ver que nuestro mundo es mejor que aquellos y la conclusión a la que debemos llegar –supuestamente, por nosotros mismos- es que este sistema no debe modificarse puesto que, a pesar de sus defectos, es superior a cualquier otro. En conclusión, hay que aceptar los defectos de nuestra sociedad como mal menor.

Scott London, Burning Man Project, 2018
Scott London, Burning Man Project, 2018

Entonces, debemos soportar la corrupción política y los excesos de las grandes corporaciones, pero, aparecen en Internet quejas de gente diciendo que su abogado les vendió, que su médico abusó de ellas o que han dictado sentencias que nada tienen que ver con los hechos denunciados, por lo que sería conveniente averiguar si estas personas han sido víctimas de accidentes de la sociedad o de actos deliberados, es decir, si se trata de hechos anecdóticos y aislados o es la verdad fundamental de nuestro mundo, la cara oculta de la que poco o nada se sabe porque ocurren en privado bajo la dirección  de una autoridad social y que, si se llegan a poder denunciar, los autores van a tener el respaldo del grupo al que pertenecen.

Por eso, hay que plantearse si, destituidos los dioses y los reyes, queda alguna otra falsa verdad social que nos obliga a creer y soportar otras formas de dictadura, cuya fuerza y desmanes no se perciban,  que urjan ser cuestionadas y sus representantes depuestos; si es más difícil acabar con ellos que con los reyes; y si lo único que conseguiría quien lo pretendiera sería acabar en una lista negra. Pero esa gente tan honesta no puede tener listas negras ¿O sí?

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