Skip to main content

El director Julian Schnabel reinterpreta los últimos días del pintor postimpresionista antes de su muerte, enfocándose en los pensamientos y la sensibilidad del artista sobre la naturaleza y el contenido de sus obras. Este protagónico le significó al actor Willem Dafoe el reconocimiento como Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de Venecia, y una nueva nominación a la misma categoría para los Premios Oscar.

  • Te podría interesar

Cuando el muralismo golpea la pared

Diamela Eltit – Dos guiones, mucha discusión

La historia de Vincent Van Gogh parece nunca acabar, ni en sus pinturas ni en otras expresiones como la televisión o el cine. Diferentes películas han contado la tormentosa vida de este artista incomprendido, preso de sus propios demonios e inseguridades y valorado por el mundo artístico tras su partida. Sin embargo, el film de Schnabel busca darle otro giro a esta historia conocida por muchos, pero sentida por pocos, explotando herramientas más sensoriales que textuales.

Rescatando pasajes de su vida al sur de Francia en 1888, vemos a Van Gogh (Willem Dafoe) en la aventura de buscar nuevas fuentes de inspiración para sus cuadros. Colores brillantes y trazos decididos definen su material más conocido de este último periodo, como la serie de pinturas Los Girasoles (1888) o La noche estrellada (1889). No obstante, Vincent batalla constantemente con la crítica y con sus mismas ideas y emociones desbordantes, aislándolo de la realidad.

Mira el tráiler de «Van Gogh, en la puerta de la eternidad»

Schnabel profundiza en aquellos sentimientos y pensamientos que marcaron la estadía del pintor en la ciudad de Arles. No sigue una narrativa lineal: se mezclan constantemente realidad y visiones del artista, discursos sobre su propia existencia y encuentros con su hermano Theo (Rupert Friend) y con su colega Paul Gauguin (Oscar Isaac).

A través de una cámara subjetiva, tipo documental, el cineasta Benoît Delhomme persigue a Van Gogh en sus andanzas y en sus largas caminatas por el campo, como si fuese su sombra. También se muestran escenas sin cortes y close-ups de los personajes, dando la sensación de que también estamos allí, en su pequeño cuarto amarillo o en el hospital.

Además de recordar datos históricos, Van Gogh: En la puerta de la eternidad aborda aspectos más reflexivos y filosóficos del pintor, de su proceso creativo y de los sacrificios que tuvo que hacer para crear parte de sus obras más famosas y tratar de ser respetado por sus pares. Recorre el enigma y los misterios de aquel hombre que parece haber nacido en el tiempo incorrecto, que vivió en la pobreza y que sus únicos acompañantes fueron sus pinceles, lienzos y pinturas.

Willem Dafoe interpretando a Vincent Van Gogh (Fuente: Diamond Films)

La escena entre Vincent y el sacerdote del monasterio (interpretado por Mads Mikkelsen) es esencial para intentar comprender la mente de este artista, su ambición, sus miedos, su testarudez y su eterna admiración por la naturaleza y el arte. Porque todo eso y más es Vincent Van Gogh, un mártir que defendió hasta la muerte cerca de 900 pinturas y 1600 dibujos, obras que renacerán día a día, por el resto de la eternidad, a través de su legado.

Van Gogh: En la puerta de la eternidad se encuentra disponible en Cine Hoyts y sus sedes ubicadas en la zona oriente de la capital.