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La última película de Alfonso Cuarón ha generado diferentes opiniones en la audiencia. Muchos la consideran como la próxima ganadora del premio Oscar a Mejor Película Extranjera, mientras que otros creen que está sobrevalorada por los críticos. Sin embargo, una cosa es cierta: las historias de vida doméstica jamás pasarán de moda en el cine.

En muchas casas son invisibles, casi parte del inmueble. Ni siquiera las saludan con un beso al llegar, ni les dan las gracias al final del día cuando tienen que volver a su hogar, exhaustas. No les preguntan cómo estuvo su fin de semana o que hicieron en sus vacaciones. No hay tiempo para esa trivialidad, solo interesa que esté todo en orden cuando la familia completa esté descansando en su casa.

Tiempo es lo que les falta a ellas para poder vivir su propia vida, y gratitud es lo que les debemos por años de sacrificio. Considerado como un trabajo doméstico cualquiera, ser asesora del hogar o mejor conocidas en nuestro país como «nanas» involucra algo mucho más profundo que limpiar una habitación o lavar ropa ajena: es un vínculo íntimo entre los miembros del hogar y la empleada, en donde los límites entre la vida personal y el trabajo se difuminan constantemente.

Sin poder dar mayores detalles de la trama, las escenas siguientes a la masacre son un fiel reflejo de la relación que existe entre la familia y su empleada, donde se desconoce su historia, su pasado y prácticamente su humanidad, convirtiéndose en un momento de profunda reflexión para la audiencia.

La película Roma de Alfonso Cuarón (Gravedad, Y tu mamá también) expone aquella realidad: el rol de las asesoras del hogar en la familia. Rescatando pasajes de su propia infancia, el director mexicano cuenta la historia de Cleo, empleada doméstica de una familia acomodada de 1970 que vive en la Colonia Roma, en Ciudad de México. Dicho sector es el mismo donde se ubicaba la casa de Cuarón cuando niño. Un dato relevante: todos los espacios mostrados en el filme son una reconstrucción de aquellos recuerdos.

Cleo, personaje interpretado por Yalitza Aparicio e inspirado en la propia empleada doméstica del director, Liboria Rodríguez, trabaja «puertas adentro» junto a su compañera Adela (Nancy García García). Estas mujeres, de origen mixteco, viven en un pequeño cuarto detrás de la casa principal y sus tareas pueden durar todo el día: desde levantar a los niños en la mañana para ir al colegio hasta llevarles un vaso de agua a sus patrones antes de dormir. Ambas se preocupan día a día de mantener el orden y la limpieza del hogar ajeno, como si se tratase de su propio hogar.

Cleo, representada por Yalitza Aparicio (Fuente: Télam)

La película transcurre en blanco y negro y de manera lenta, detallando situaciones cotidianas de la vida de estas mujeres y su labor, como por ejemplo darles desayuno a los niños o limpiar cuidadosamente las baldosas del patio. Da la sensación de que también somos parte de esa casa y sus historias, sin embargo, una profunda crisis interna empieza a transformar la rutina de esta familia perfecta y la misma vida de Cleo, agilizando el relato.

La desigualdad de género, la marginalidad y la discriminación acompañan constantemente a su protagonista, quien también se ve expuesta a diferentes peligros de la época: la matanza de Corpus Christi en 1971 significó la muerte de más de cien estudiantes en manos de un grupo de paramilitares, hecho que también afectó a Cleo, quien se encontraba en el lugar de los hechos acompañada de la abuela de la familia.

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Sin poder dar mayores detalles de la trama, las escenas siguientes a la masacre son un fiel reflejo de la relación que existe entre la familia y su empleada, donde se desconoce su historia, su pasado y prácticamente su humanidad, convirtiéndose en un momento de profunda reflexión para la audiencia. También se cuestiona el rol de la mujer en la época cuando Sofía, la madre de los niños, le dice a Cleo que «no importa lo que te digan, siempre estaremos solas». Independiente de la clase social o de los privilegios que pueda tener una sobre la otra, ambas son mujeres limitadas por su género.

Estreno en Netflix y recepción

Roma tuvo su debut en agosto en el Festival Internacional de Cine de Venecia, llevándose el premio a mejor película. También fue seleccionada en la misma categoría por la Asociación de Críticos de Cine de Los Ángeles, de Chicago, de Nueva York y de San Francisco, para, posteriormente, ser la cinta representante de México en la carrera por los Oscar.

Además de estrenarse en diferentes salas de cine alrededor del mundo, la película está disponible en Netflix, plataforma de streaming que poco a poco se está haciendo un espacio en la industria cinematográfica. Y es allí donde ha recibido sus principales críticas: diferentes usuarios opinan que es una historia muy lenta, que los personajes no están lo suficientemente desarrollados o que se les da mucha atención a escenas que realmente no importan mucho. Por su lado, los críticos tradicionales afirman que es un filme que debe verse sí o sí en pantalla grande para admirar cada detalle y decisión tomada por Cuarón en su dirección, producción y fotografía.

Sea cual sea la mejor opción de visualización, si en cine o en la televisión, Roma se ha convertido en un imperdible de la temporada y en un gran reflejo de la sociedad mexicana y latinoamericana en general. Para Chile, la película se encuentra disponible en Netflix, en Cine Arte Normandie y la Cineteca Nacional.

Título original: Roma
Año: 2018
Duración: 135 min.
País: México
Dirección: Alfonso Cuarón
Guion: Alfonso Cuarón
Fotografía: Alfonso Cuarón, Galo Olivares (B&W)

Reparto: Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf, Diego Cortina Autrey, Carlos Peralta, Daniela Demesa, Nancy García García, Verónica García, Latin Lover, Enoc Leaño, Clementina Guadarrama, Andy Cortés, Fernando Grediaga, Jorge Antonio Guerrero