Chile cuenta con un accidentado registro en torno a la explotación de sus recursos naturales, unos de los grandes fracasos del país fue la explotación salitrera y su administración. En la actualidad, el artista José Ulloa-Acosta toma esto como punto de partida y reflexiona en torno a la modernización del país a partir de la industria minera durante el siglo XX. En su nueva exposición La Fundación, instalada en la Galería Gabriela Mistral (Alameda, 1381. Metro La Moneda), da cuenta de los orígenes de esta modernización a partir de diversas soluciones formales que van desde la fotografía, escultura, video, archivo, entre otros.
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Las obras expuestas dan cuenta desde el impacto en la economía hasta la transformación del territorio, incluso aporta una anécdota sobre la intención filantrópica de instalar un Museo Guggenheim en Chile; proyecto que, por la situación que vivía el país en esa época, ni siquiera llegó a convertirse en un “Elefante blanco”.
Ulloa-Acosta enfoca su atención en cuatro yacimientos clave: Sewel, Chuquicamata, Pedro de Valdivia y María Elena. Emplazamientos de zonas mineras y de ciudades industriales, erigidos en lugares inhóspitos y de alta complejidad geográfica para la época. Esta adaptación del territorio en favor del progreso, es el tema de la obra Melted Towns (2018), que consta de cuatro planos topográficos “Nolli” calados en caucho y que representan la densidad poblacional de estas ciudades mineras. Los mapas se encuentran colgados y deformados por una estructura lineal de cobre, transformados a partir de la nueva industria minera y la explotación de este mineral.
En la muestra se evidencia el vínculo del Estado con la empresa privada, de cómo el capital externo viene a ser una especie de salvavidas a los altos costos asociados a la industria. Con la presencia de documentación de la época las obras se contextualizan en el tiempo, por ejemplo, la carta de Harry F. Guggenheim dirigida al, entonces presidente, Carlos Ibáñez del Campo en 1953. Dónde, como presidente del directorio de la Compañía Salitrera Anglo-Lautaro, intentaba advertirle que los altos impuestos eran un riesgo inminente ad portas de la crisis salitrera.
El título de la muestra, La Fundación, tiene que ver con la figura de Harry F. Guggenheim, quien además es sobrino de Solomon R. Guggenheim, el filántropo estadounidense cuya fundación incluso evaluó la idea de instalar uno de sus museos de arte moderno en nuestro país con la condición de que el Estado de Chile financiara íntegramente un edificio para su instalación. Evidentemente, esto sólo quedó convertido en una anécdota olvidada por la historia, pues la crisis del salitre marcaría un antes y un después en la memoria de nuestro país.
Los rostros de ambos Guggenheim se encuentran representados en la obra Especies Aliens (2018) que los invierte y utiliza como maceteros de dos árboles de secoya, esta vez el territorio es quien interviene a las figuras. Se instalan en la galería como la obra con más presencia por su tamaño, invitan al espectador pues se instalan junto al ventanal que da a la Alameda.
Siguiendo esta línea caricaturesca, la obra que recibe al espectador en la muestra es N.N (Nilan Nilevich), video ficción que relata la anécdota del museo Guggenheim y la relaciona con el Museo de Bellas Artes, utilizando la figura de uno de sus ex directores, Milan Ívelic. En esta obra, una suerte de inteligencia artificial sirve de narrador de este pequeño capítulo de la historia del arte moderno en Chile y que reflexiona en torno a esta figura filantrópica que desde el arte intenta compensar la carga histórica de la minería en Chile, en la actualidad todavía existe una conexión entre el arte y la minería, el Premio minera escondida, por mencionar un ejemplo.
Finalmente, la serie fotográfica The Guggenheim were here (2018) retrata la intervención directa del territorio con la lapidaria frase en inglés, como una protesta que irrumpe en elementos autóctonos del paisaje minero. Es como si esta exposición intentase poner el dedo en la llaga y denunciar que el arte no puede depender de decisiones filantrópicas para su realización, declarando lo que no pudo ser.