La galería Artespacio ha realizado, junto al Banco 4 año con el Banco BBVA el concurso Artespacio Joven. El concurso, que ha tenido gran recepción, este año recibió cerca de 400 participantes, con múltiples técnicas y lenguajes que permiten apreciar un panorama general de la producción de la escena joven en Chile.
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El ganador de este año, Nelson Hernández, nos cuenta cómo fue para el la experiencia del 1° lugar.
Nelson Hernández es un pintor y dibujante chileno. Extrañamente y con plena consciencia de que el arte visual en la actualidad prioriza la instalación, el arte conceptual y los nuevos medios, hace tiempo decidió dedicarse a la pintura con materiales tradicionales del arte, como óleo, acuarela, acrílico, gouache. «Creo que hay artistas visuales que suceden que pintan, es decir su obra visual a veces puede desembocar en el espacio del cuadro. En mi caso es un poco distinto. Me considero primero pintor y en ese sentido parto desde el cuadro», explica.
Fue realmente una sorpresa ganar, principalmente porque mi cuadro puedes verlo como de lo más tradicional que puede haber; un retrato en óleo sobre tela, con un nombre a propósito muy árido, de inventario (Mujer sentada sobre silla).
¿Cómo fue la etapa de preparación para el concurso?
Durante la primera parte del año me estuve dedicando a investigar, a equivocarme harto y probar distintas maneras de trabajar. Fueron pruebas de materiales, afinando y ajustando un tipo de pintura que quería lograr dejando muchas piezas inacabadas en el camino… Sabía de este concurso a principio de año, por lo que, a medida que se acercaba la fecha, me senté a hacer una pieza teniendo en cuenta algunos de los pequeños descubrimientos que había hecho. Me contacté con la modelo del cuadro, teniendo ya una imagen más o menos clara de lo que quería lograr, y terminé por descubrirlo probablemente junto a ella.
¿Cuándo te enteraste de que habías sido ganador y cuál fue tu reacción?
Lo supe en la misma ceremonia. Es cierto que al entrar a la Galería Artespacio mi cuadro se encuentra en un muy buen lugar, pero ya me había sucedido algo similar antes y no había estado ni cerca de ganar algo. Por lo que traté de ignorar ese “lugar destacado” y ver la exposición. Fue realmente una sorpresa ganar, principalmente porque mi cuadro puedes verlo como de lo más tradicional que puede haber; un retrato en óleo sobre tela, con un nombre a propósito muy árido, de inventario (Mujer sentada sobre silla). Aunque inevitablemente trato de que exista un lenguaje contemporáneo en la pieza, es cierto que va un poco contracorriente de lo que uno está acostumbrado a encontrar en un concurso de arte joven, pero al parecer es de las cosas que el jurado valoró, y a mi me sorprendió.
¿Cómo ha sido tu experiencia en otros concursos?
Esta es mi segunda participación en este concurso, y también he participado un par de veces en el Premio Arte Joven, del MAVI. Yo los veo como una buena instancia para poner una pieza, que se comience a repetir tu nombre, sentir un poco el pulso de lo que tú estás haciendo y lo que están haciendo los demás. Comienzas a ver algunos nombres que se repiten, te haces un poco amigo entre los artistas. No siempre hay tiempo para ir a las exposiciones de todos, y ahí aprovechas de ver en vivo la factura de las piezas, hay cierta camaradería.
Ahora me toca a mí ser el artista y las cosas cambian un poco. Creo que lo mejor que puedo hacer desde mi lugar es producir, encerrarme en el taller y trabajar
¿De qué manera consideras que te beneficiará el premio?
Por un lado hay un golpe de confianza en lo que estás haciendo. Paso la mayoría del tiempo en el taller trabajando en silencio y hay veces que dejas de ver con distancia qué estás pintando, si está bien o mal, puedes comenzar a dudar o divagar.
También está ese pequeño momento de notoriedad en que el nombre de uno se repite un poco más, y eso puede servir para que algunas personas descubran tu trabajo.
Y sin duda, las “puertecitas” comienzan a abrirse, el tener la posibilidad de hacer algo en Galería Artespacio a futuro, o alguna individual donde podré expresar mi trabajo de un modo mucho más completo y complejo es un escenario ideal. Son los primeros puntapiés de lo que uno espera que sea una bola de nieve.
Hace poco tiempo que soy artista a tiempo completo, pero no por eso ajeno al arte. Durante varios años fui diseñador y ahí tuve oportunidad de ver de cerca cómo trabajan las galerías; montando exposiciones, acompañando a alguien a alguna feria e incluso haciendo trabajos para alguna galería.
Ahora me toca a mí ser el artista y las cosas cambian un poco. Creo que lo mejor que puedo hacer desde mi lugar es producir, encerrarme en el taller y trabajar, y en esa tarea me imagino a las galerías teniendo un rol de compañía y de dejarte solo, ambas en su justa medida.