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Es común entre los artistas, su mente tiene un distorsionado sentido de la realidad que hace que su obra sea difícil de entender por una persona que no comparta su visión y su profundo entendimiento de cómo se conjugan en un solo plano el arte, la religión, los colores y la capacidad de expresar, sin palabras verbales, un sentimiento de libertad y de expresión.

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HR Suriel

La primera vez que visité una exposición de HR Suriel, no tuve la oportunidad de conocer al artista, pero si me cautivé por cómo sus obras contienen un misterio, como si pretendiera hacer de cada una de ellas un laberinto mental para el espectador. Las paredes del Museo de Arte Moderno estaban cubiertas de ojalata, tal como si se estuviera en una nave espacial.

Meses más tarde, fui invitada al estudio de Hugo, fue como trasportarse a un universo paralelo. Apenas uno entra, se encuentra con las paredes recubiertas de metal, que hacen dar el paso a un portal desconocido, a un viaje en el tiempo. La música que sonaba hacía sentir como si se estuviera en un bar prohibicionista en los años 1920 y las obras mismas eran un acto de rebeldía a la existencia humana. El ambiente allí tiene un aura de misterio, que tentaría a cualquiera a querer sostener reuniones clandestinas para armar una revolución en contra de las dictaduras, las falsas democracias y todas aquellas instituciones burocráticas que privan al individuo de su libertad.

Desde motocicletas a un cuadro en donde aparece una máscara de Vendetta en la última cena, la obra de HR Suriel es un acto de rebeldía contra una humanidad cada vez más perversa. Sus pinturas, sobre mallas parecerían simbolizar las mismas que contienen a los criminales en una cárcel, como si ellas fueran suficientes para contener la locura de un artista, como si para entender el arte se pudiera ser cuerdo. La paleta de colores que usa HR Suriel es ecléctica como los temas que aborda, sin embargo mantiene una armonía en el estilo.

HR Suriel conceptualiza al artista como una persona privilegiada porque tiene que concentrarse en el taller y alejarse de la vida bohemia para encontrar su propia línea por medio de la soledad. Para trabajar la estética hay que trabajar en la soledad, para poder explorar temas, no ser repetitivo y no hacer lo mismo de la última vez, sino cambiar, mejorar, crear. Esta mística se ve representada en su obra, la que aborda temas de la soledad misma y de cómo a través de ella somos capaces de descubrir cosas del yo, del ser y del existir que quizás no habíamos considerado ni descubierto.

Mi favorito entre los cuadros expuestos sin dudas es el de la niña que dice: “feliz el que se da cuenta a tiempo que sus deseos no van de acorde con sus facultades.” ¿Cuántas personas no quisiéramos lograr una meta inalcanzable, un sueño que parece ilustre, pero que quizás no es realmente lo que más nos convendría? HR Suriel muestra la posibilidad de hacer posible lo imposible y que en el arte, es más que nada cautivar, transformar y transportar a lugares en universos paralelos que somos incapaces de descubrir si solo nos quedamos en el plano terrenal.