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Algunos mitos sobre el cuerpo y otras siutikerías es una obra de danza contemporánea que se presenta en GAM, la cual aborda los discursos que construyen el ideario del cuerpo, buscando la significación de un concepto que se repite en millones de mentes sin exactamente repetirse, por más que haya líderes y discursos que intenten unificar el cuerpo. La pieza es también un deseo que los espectadores deben llenar de ímpetu con sus propias corporalidades.

“Tu cuerpo es como los demás cuerpos; no tienes derecho alguno a la vergüenza; no tienes motivo alguno para ocultar algo que se repite en decenas de millones de ejemplares”

Milan Kundera.

Como un ensayo de la ontología del cuerpo que se escribe con el movimiento, Algunos mitos… es una reflexión si no humorística al menos simpática en torno  a la corporalidad, pensamiento que no siempre acompaña la danza de la música, ni el sonido de video, ni el texto con imagen. Disociar es clave para cuestionar, y también lo es la falta de referentes a la cual asirse para iniciar una significación. Vale preguntarse ¿qué significa este gesto? Pero si el gesto va sin contexto –ni siquiera música- puede tener una bastedad abrumadora de significaciones. O puede significar nada. Y la nada –dicen los mitos- es incompatible con el cuerpo, con la existencia.

¿Es compatible una definición del cuerpo con la experiencia propia? ¿Puede el cuerpo expresarse a sí mismo? Una boca que dice “cuerpo, cuerpo, cuerpo” ¿está significando las piedras constituyentes de ser-sentir el cuerpo o simplemente repite un sustantivo vacío de discursos? Hay que considerar que por más  que se serialice el cuerpo humano no puede ser repetido, es artesanía genética; al hablar de “los cuerpos” como una misma cosa –el cuerpo- se conjeturan precisiones, se buscan definiciones para una unidad que no existe en la naturaleza, se teoriza sobre la realidad intentado explicar lo que es inmanente a la vista como un espectro.

“Un vehículo para mente” es una concepción común del cuerpo humano, que acá se contradice desde miradas modernas como la de Jean-Luc Nancy, quien asegura “no tenemos un cuerpo, sino que somos cuerpo”, es decir, somos esta experiencia donde cada segmento del cuerpo es tan válido como superficie que experimenta la realidad como cualquier otra parte del cuerpo. Una mano es válida como expresión del cuerpo propio en tanto es capaz de expresar todo lo que afecta o motiva al cuerpo en su extensión completa; luego la mano se mueve de manera particular, repetitiva. “¿Qué quiere decir este gesto?” La pregunta vuelve, vuelve también el discurso sobre la densidad, volumen y finitud del cuerpo.

El cuerpo no sabe  de la mente y la mente no sabe del cuerpo. La disociación es parte de la ontología y es también parte de la utilización del cuerpo para el ejercicio de la ley. La suspensión de la voluntad propia para “prestar” el cuerpo y seguir la voluntad de una nación que encarna un/a político o líder es parte importante del entrenamiento que reciben policías y militares. Obedecer (mover) sin cuestionar. Desde el principio de esta pieza de danza se plantea que surge como “una respuesta fascista a un discurso fascista”. Veamos al respecto una de las citas de Adolf Hitler que destaca Hannah Arendt en «Los orígenes del totalitarismo», donde el líder fascista dice que los soldados alemanes “han constituido exteriormente casi una unidad, que  realmente estos hombres son uniformes no sólo en ideas, sino que incluso su expresión  facial  es  casi  la  misma”. Vuelve el discurso sobre la densidad, el volumen y  la finitud del cuerpo pero esta vez se proyecta sobre las filas de soldados nazis que escuchan al líder. Un cuerpo que le pertenece a la nación, como millones de otros.

Un cuerpo con una pantalla plana en vez de cabeza, pantalla sobre la cual se proyecta el rostro de Salvador Allende, el rostro de Augusto Pinochet, el rostro de Adolf Hitler, el de Don Francisco. Un presentador que dice “cuerpo, cuerpo, cuerpo”, el participante de un concurso que responde “cuerpo, cuerpo, cuerpo”, una audiencia que construye su imaginario de la propia corporalidad en base a los cuerpos estilizados de las y los modelos que acompañan al animador y al chacal de la trompeta. Los medios y su responsabilidad ante el cuerpo de la masa. El cuerpo mediado para su consumo.

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En Algunos mitos… la mediación se produce a través de los tres hombres en el escenario – Luis Moreno, Ignacio Faulbaum, Javier Muñoz– hablando de la experiencia del cuerpo sin situar el discurso desde su masculinidad que homogeneiza la experiencia humana. No hay espacio a la expresión de, por ejemplo y oposición, la femineidad. Para decirlo en el lenguaje de las manifestaciones feministas de las universidades, “la cuerpa” no está presente. En palabras del mismo J. L. Nancy “Los cuerpos son sexuales, no hay cuerpo unisex”. No hay “un cuerpo” como no hay un solo público ni un solo deseo, de ahí que el desafío que hacen los artistas de pedir un deseo –en esta presentación contemporánea- sea una puerta abierta a cualquier volcado de sentido que la audiencia quiera realizar sobre el cuerpo del discurso que emite la obra.

Bajo la dirección del mismo Luis Moreno, Algunos mitos sobre el cuerpo y otras siutikerías se presenta de jueves a domingo en GAM hasta el 29 de septiembre. Vayan abiertos de mente y cuerpo.

Ficha técnica:

Dirección: Luis Moreno | Intérpretes: Luis Moreno, Ignacio Faulbaum, Javier Muñoz | Audiovisual: Ignacio Faulbaum | Iluminación y sonido: Javier Muñoz | Producción: Felipe Reyes.