La Corrupta es una obra teatral tan entretenida como emocionante. Un repaso a la vida y osadía del transformista Guido Bustamante, que asistía a una parroquia y era conocido en las noches de Castro como “La Corrupta”. Funciones hasta el 30 de agosto en teatro UDLA.
“Es tan buena, si podría ser santa”
La obra es un viaje al sur de país, a la isla grande de Chiloé, donde las papas, las estufas a leña que calientan el hogar alrededor del cual se toma el mate y el acordeón que acompaña las noches de los isleños. Desde ahí una madre sale de la neblina para conversar con su hijo. Él insiste en que le diga hija. Definido como uno de los elementos poéticos de esta puesta en escena, el encuentro entre la Corrupta y su madre se da manera póstuma, pues es ella quien recibe a su progenie para comunicarle que ha perecido, que ese día es su velorio y la fiesta que comienza es su última celebración.
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Otro cuadro. El circo visita la ciudad. Los artistas ensayan, se ríen de la bailarina travesti que no puede seguir la coreografía. Son jóvenes alegres de lenguas ácidas, dispuestas a criticar a cualquiera por ser demasiado poco o creerse todo lo contrario. Y cuando Guido pide un espacio para presentarse, antes de ganarse el nombre, es recibido con esa acidez. Aquí hay una vista al panorama de las oportunidades laborales para la comunidad travesti, un lenguaje de calle que recuerda potentemente la obra de Pedro Lemebel, y también el apoyo mutuo entre los artistas, las horas de ensayo, las sugerencias de vestuario dichas con crueldad pero buena intención. Antes de la función no hay tantas risas en el circo, pero la simpatía e inocencia con que se presenta la Corrupta le abre puertas y corazones.
Protagonizada por Maureen Junott, La Corrupta está basada en hechos reales que parecen sacados de la ficción más pura, es una narrativa que enaltece la figura de Bustamante como una persona capaz de romper moldes en una ciudad de costumbres, de ir a la iglesia y al trabajo en el circo, de hacer lipsync y regalar juguetes a los niños huérfanos. Por algo decían que la Corrupta bien podía ser santa. También en el elenco destaca Sebastián Ayala (El Reempazante, la pasión de Michelangelo), como un primer amor que deja una huella de soledad en la sonrisa de la protagonista. En total, 5 actores en escena y dos músicos, que imprimen alegría a los ademanes de la transformista y tocan el acordeón cuando hay que cantarle cumpleaños feliz.
Bajo la dirección de Alex Córdova La Corrupta tiene funciones hasta el 30 de agosto en el teatro de la Universidad de Las Américas.
Dirección general: Alex Córdova
Elenco: Maureen Junott, María José Iturrieta, Bastián del Río, Javier Araya, Sebastián Ayala.
Músicos: Pablo Fuentes, Alonso Venegas.
Asistente de dirección: María José Iturrieta.
Producción general: Bastián del Río.
Coreografías: Rodrigo Jorquera.
Diseño de Escenografía e Iluminación: Katiuska Valenzuela.
Diseño de Vestuario: Laura Zavala.
Dramaturgia: Carlo Urra.
Diseño Gráfico: Paola Córdova.
Make up artist: Camilo Saavedra.
Audiovisual: Fernando Aguirre Iturrieta
Realizador escenográfico: Álvaro Pérez