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Londres, 1977. El joven Enn y sus dos amigos buscan una fiesta donde pasar la noche. Entran a una casa, encuentran gente vestida por colores. Blancos, naranjas, azules, se reúnen, cantan o bailan según su coloración. Uno de los amigos de Enn se entusiasma con una de las guapas mujeres que visten naranjo. Enn, en cambio, tiene un crush con Zan, que viste enteramente de amarillo. Conversan un poco, a ella la retaron por no seguir las reglas de su comunidad cromática. ¿Por qué no vienes conmigo? Le propone Enn. Dicho y hecho. Emprenden el viaje que los llevara ser parte de un «momento» frente a la matriarca local del punk.

«Bromean con que Zan pertenece a una secta, y que por eso todo le resulta desconocido. Quizás él tiene que ayudarla a escapar de un culto nocivo y autodestructivo»

Alegre, juvenil, rebelde. Así es Cómo enamorar a una chica punk, pero también es dispersa y –aunque tienen un par de actores famosos- es una película con un aire muy amateur. La traducción literal del nombre en inglés es Cómo hablarle a las chicas en las fiestas, pero queda claro que ese no es el principal problema de Enn, por más que pida consejo a sus amigos de cómo hacerlo. Es simpático y Zan es curiosa, quiere conocer su mundo.

¿Acaso ella no es de este mundo? Vic y John, los amigos de Enn, bromean con que Zan pertenece a una secta, y que por eso todo le resulta desconocido. Quizás él tiene que ayudarla a escapar de un culto nocivo y autodestructivo. Plausible pero improbable. Sin embargo, la idea de una secta queda corta cuando uno de los líderes de grupo de la casa de Zan toma posesión de la mente y cuerpo de un niño para comunicarse con ella a distancia. El líder en la casa, Zan en un restorán y el niño usado como teléfono.

«Avanzado el conflicto, Zan tiene que votar. Es bonito ver en la ficción que la juventud cuente con un voto decisivo, tal como sucede en la vida real»

Este es el tipo de cosas que hizo que la crítica la encontrara una película dispersa. Ahora, historias alocadas es lo menos que se puede esperar de un guion basado en algo escrito por Neil Gaiman. Sí, Gaiman, el maestro guionista que fue a la tierra de los sueños a traer la historia de Sandman. Uno de los creadores que mejor sabe presentar mundos mágicos y lógicos a nosotros, las personas comunes. En esta película vemos como tres amigos cruzan la puerta de una casa inglesa para irse de fiesta y entran en contacto con entidades más allá de su comprensión.

Avanzado el conflicto, Zan tiene que votar. Es bonito ver en la ficción que la juventud cuente con un voto decisivo, tal como sucede en la vida real. Aquí a la muchacha le toca decidir entre lo tradicional y la innovación, aquel viejo conflicto. Es tanto el fanatismo de Gaiman por las antiguas historias que vemos como se repiten la tragedia de los titanes griegos que fagocitaban a sus descendientes. A un nivel simbólico es cierto que si los padres no dejan desarrollarse a sus hijos sucede esta anulación de los retoños que solo alimenta el conservadurismo. Aquí el conflicto se actualiza y Zan tiene algo que decir al respecto.

Por otra parte, tenemos la sección punk de la película. El pogo de las tocatas de antro, los niños sin dinero que entran a la mala, los cantantes borrachos que rompen el escenario. Y a Queen Boadicea (Nicole Kidman), mujer que administra un recinto punk y tiene la sabiduría para juzgar quién es quién en la escena local. Enn la admira y no duda en presentarle a Zan para que conozca a esta mujer que la maravilla con cada una de sus irreverentes acciones. Es en cierta forma una prueba que le pone a su reciente enamorada, debe pasar la aprobación de esta figura materna de la escena punk, la cual, por cierto, recuerda la andrógina figura de David Bowie en la película Labyrinth.

«Una banda con verdadera valía haciendo su primera presentación en vivo, dejando al público boquiabierto gracias al derroche de talento que los hacía sacudir sus cuerpos al ritmo de la canción»

Luego viene “el momento”. Sucede que Queen Boadicea –nombrada como una reina guerrera de los pre ingleses- ha visto varias bandas mediocres en los muchos años que lleva siendo parte del mundo under. Y gracias a Zan y Enn presencia lo que llama “un momento”. Una banda con verdadera valía haciendo su primera presentación en vivo, dejando al público boquiabierto gracias al derroche de talento que los hacía sacudir sus cuerpos al ritmo de la canción. Ovación espontánea. “Llama a todo el mundo, cuéntales lo que pasó”. El ojo experto ve el talento y no puede desperdiciar la oportunidad. Nuevamente es Zan quien tiene la palabra decisiva sobre la resolución de esta vertiente de la historia.

En resumen, si quieren ver una comedia con aires juveniles que se escape de los lugares comunes de Hollywood, Cómo enamorar a una chica punk está más que recomendada y pueden encontrar funciones en el Cine Arte Alameda.