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Se reconoce ciclista, asiste a teatro en sus tiempos libres, le gusta el cine arte, dice que le encantó Bohemian Rhapsody, tiene 40 años, esposa, tres hijos y es director residente de la Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal de Santiago. Es Pedro Pablo Prudencio en entrevista para Arte Al Límite.

Hace poco recibió un Premio del Círculo de Críticos de Artes por su destacado desempeño como Director de Orquesta en las producciones de Ópera del Teatro Municipal de Santiago, ¿cómo dialoga su carrera con los galardones que recibe?

Es un grato reconocimiento a todo el esfuerzo y el trabajo que he invertido en el ámbito musical, pero claramente es también un premio para todo un equipo que está trabajando junto a mí, a toda una orquesta, a los residentes del teatro. Soy la cara visible pero hay un equipo que está trabajando. Para mí no es primera vez que el Círculo de Críticos me premia y siempre es un grato reconocimiento a lo que uno está trabajando.

“Ponían la música clásica igual a aburrimiento, yo estaba con ganas de demandar a esa gente, eso sí que es una calumnia, cómo es posible que alguien se le ocurra pensar o difundir algo así”

¿Qué nos puede contar de su participación en la Temporada 2019 del teatro Municipal?

La próxima temporada que estrenamos aquí en el Municipal de Santiago es una temporada muy interesante con muchas innovaciones, otras obras que no son innovadoras pero sí son especiales. Tenemos La fuerza del destino, que se hace muy poco, básicamente porque es muy difícil de conseguir cantantes para esa ópera, como sucede a veces con Norma, es muy difícil de castear. Hay el prejuicio de que es una ópera prohibida o que viene con mala suerte –como Macbeth para el teatro- se cree. Igual es una obra maestra que hay que hacerla, dejándose de creencias. Después, en el ámbito del ballet reponemos la gran coreografía de Luis Ortigoza de este gran bailarín del Municipal que ahora es asistente director del Ballet de Santiago, él montó hace dos temporadas el ballet Raymonda y lo vamos a reponer este año. Es una bellísima puesta con grandes bailarines y, siguiendo con el ballet, tenemos un gran hito pues hacemos en el Festival de Coreógrafos dos de los ballets de Stravinsky El pájaro de fuego y La consagración de la primavera, muy pocas veces se hacen los dos ballets juntos por la gran dificultad que tienen de armarlo para orquesta y para el ballet, es un tremendo hito que vamos a tener. Dentro de la temporada de concierto voy a dirigir un concierto dedicado a Strauss, que cumple 70 años de su fallecimiento, en el cual tenemos una obra chistosa, una obra alegre, casi irónica,  Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel, op. 28, donde Till es un personaje que se burla de la sociedad, es un gran cuento tradicional alemán que Strauss popularizó a través de su música. Y por otra parte, en contraste,  en el mismo programa tenemos Una sinfonía alpina, op. 64, que es un poco más seria, analiza el ciclo de la vida. Este poema describe al espectador el ascenso y descenso de un cerro que se puede interpretar como el ciclo de la vida. Y en ese programa tendremos la obra que será ganadora del Segundo Concurso para Compositores en Chile, que ya hemos implementado el año pasado con mucho éxito, recibimos muchísimas obras y este año lo vamos a repetir para dar espacio a chilenos o residentes en Chile. De las cosas que estoy dirigiendo yo, está el Fausto de Gounot, Così fan tutte de Mozzart, el ballet La Sylphide y un programa dedicado a música de película. Tenemos El Cascanueces que todos los años es un tremendo éxito, la sala se llena es una producción que ya vienen hace varios años y siempre es preciosa los niños vienen encantados y la música es preciosa. Rodelinda de Händel, una ópera barroca, no hacemos mucho óperas barrocas pero es un mundo maravilloso con idioma musical riquísimo, tenemos una gran temporada de Pequeño Municipal para el público familiar, al que le ponemos mucho énfasis sabiendo la importancia de la creación de nuevas audiencias, tal como este programa del Abono Cultura para acercar a los jóvenes, para nosotros es muy importante formar en los niños el gusto por venir al Municipal. Yo me acuerdo cuando niño, cuando venía ver este tremendo teatro, esa magia que se produce cuando la orquesta empieza a afinar, se apagan las luces y empieza el espectáculo; es lo que queremos transmitir a los niños para que sigan viniendo y podamos competir contra Youtube.

Este 2019 parece tener mayor presencia de compositores nacionales (Vila, Farías, Soro, Falabella)

Yo no sé si hay más, siempre hemos intentado tener harta presencia de compositores nacionales. Si bien en la temporada de conciertos del año pasado hubo, quizás, un poco menos, pero sí hubo, y tuvimos toda una ópera que es un tremendo hito, el Cristo de Elqui de Miguel Farías, hace varias décadas que no se estrenaba una ópera chilena en temporada. Y en esa línea queremos continuar, tenemos estrenos de Miguel Farías que dirige Paolo Bortolameolli y tenemos esta obra que todavía no sabemos cuál va ser, que será la ganadora del concurso.

¿Cómo es el periodo de ensayo?

Depende, un concierto, un ballet, una ópera, cada uno tienen su proceso particular y diferente. Pongo por ejemplo la ópera, donde el director se junta con los cantantes un mes antes para empezar a trabajar musicalmente, después trabajan cuando está firme musicalmente la parte de los cantantes que trabajan al piano, pasan a ensayar la escena, los movimientos, siempre cantando, siempre la música, pero es solamente el pianista para no tener a toda la orquesta. Después de unas dos semanas y media empieza la orquesta por su parte a estudiar la música, hay ensayos con director y orquesta y luego se juntan los cantantes con la orquesta, y los últimos cuatro días cantantes, orquesta y escenario. En cambio, en los conciertos uno se concentra solamente en la parte de la orquesta, es una semana o cuatro días de ensayos. Son jornadas que pueden durar 5 horas.

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¿Cambia el ánimo/ambiente de la orquesta entre una comedia y una tragedia? ¿Cómo lidian los músicos con esos cambios?

No me había hecho la pregunta. Obviamente cuando uno interpreta una obra se introduce en ella y a la larga siempre uno se involucra con lo que se está expresando, pero no podría decirte, por ejemplo, que cuando hicimos Lulú el año pasado, que es una tremenda tragedia, hayamos salido todos deprimidos de la función. Es un tema muy oscuro, muy pesado, pero uno vive ese momento, se transporta, transporta a todo el público, vive en un mundo paralelo en ese momento, pero no sé si uno sale deprimido, más bien en algunos casos sale contento de haber podido hacerlo. Lo que sí, para el público uno trata de encantarlo tanto –en el sentido de convertirlo, producir la magia- que sí, espero que influya en su estado de ánimo.

¿Habrá más presencia de la música contemporánea? ¿Está lista la audiencia chilena para este panorama?

Tenemos que ir paso a paso, tal como el gusto por la música clásica hay que formar el gusto por la música contemporánea, hay bastante audiencia pero estamos lejos de que sea suficiente, necesitamos más.

«El teatro se caía de los aplausos y de las risas, es una obra que traspasa los tiempos»

¿Hay algún motivo por el que le cueste a la audiencia entender o apreciar la música contemporánea?

Yo creo que es una cosa de costumbre, de apertura a la innovación, hay mucha gente que le gusta ir al teatro a la que le gusta lo tradicional, lo conocido, lo que ya se hizo, pero también necesitamos generar la apertura por lo desconocido, no quiero decir el gusto porque puede haber cosas que te gustan u otras que no te gustan, pero lo importante es dar la posibilidad de hacer.

¿Faltan teatros o falta audiencia?

La mayor importancia la tiene la generación de nuevas audiencias, ahí tenemos responsabilidad los artistas y necesitamos que los medios nos ayuden. Cuando la audiencia lo pida los teatros van a salir por sí solos, deberían. Está el caso de la región de Coquimbo que es urgente que tenga un teatro. Pero pienso que generando las audiencias el hambre por cultura por sí sola va a generar estas instancias de crear teatros. Faltan más instancias para la música contemporánea, no tanto la música clásica, dentro de la música docta que haya más espacio para la innovación, eso sí es una obligación social que uno tiene de darle espacio a que surjan nuevos artistas. Es lo mismo que el deporte, si es que queremos ser exitosos en el deporte hay que invertir no en una persona, sino en la masa para que de ahí salgan nuevos talentos, es una política a largo plazo que hay que implementar. Lo mismo pasa con la música, hay que abrir espacios para que se pueda crear, o para músicos que quieran formarse como instrumentistas. Este programa de las Orquestas juveniles, por ejemplo, que les da valores de cómo funcionar en grupos, los aleja de las drogas, no todos ellos van a salir músicos pero sí van a salir con un gusto por la música, con valores que entrega toda esta labor.

¿Cómo ve la presencia de música docta en otras disciplinas de creación chilena?

Mientras más presencia tengamos mejor va a ser y, ojo, que la música docta puede ser música de películas, barroca, clásica, romántica, contemporánea, o pueden haber diferentes influencias, entonces el abanico es muy amplio. Lo importante es desmitificar que la música clásica es elitista, o selectiva, o incluso aburrida, yo me acuerdo de una publicidad en la radio donde ya ni me acuerdo en qué situación ponían la música clásica igual a aburrimiento, yo estaba con ganas de demandar a esa gente, eso sí que es una calumnia, cómo es posible que alguien se le ocurra pensar o difundir algo así. Es posible que algunos jóvenes tengan ese prejuicio, pero cuando vienen los jóvenes a escuchar la Carmina Burana o algunos conciertos se cae el teatro con los aplausos, música clásica no es equivalente a aburrimiento, o a old fashion, a algo antiguo, algo poco innovador, el año pasado hicimos Don Giovanni y en el ensayo general hubo público joven aquí y el teatro se caía de los aplausos y de las risas; es una obra que traspasa los tiempos, fue compuesta en una época pero la materia que trata le habla a la gente de hoy en día también.