Alejandra Prieto, Antonio Becerro, Claudio Correa, Ignacio Gumucio, Alejandro Quiroga y Bernardo Oyarzún fueron convocados por el Hogar de Cristo para esta muestra se presentará en Perrera Arte, en Vitacura en edificio Alonso by grupo Patio y la Municipalidad de Estación Central.
Convocados por el Hogar de Cristo, seis artistas visuales chilenos tomarán parte en la exposición “Isla Flaca Arte. Geografía de la pobreza”, muestra que durante un mes y medio recorrerá tres diferentes espacios de exhibición en las comunas de Santiago, Vitacura y Estación Central. Se trata de Alejandra Prieto, Antonio Becerro, Claudio Correa, Ignacio Gumucio, Alejandro Quiroga y Bernardo Oyarzún, quienes en las últimas semanas han reflexionado y trabajado a partir de diversas disciplinas y materiales las contradicciones de un país largo y delgado con extraordinarias riquezas naturales y persistentes inequidades sociales.
- Te podría interesar:
AAL amplía sus límites en plataforma web y se transforma en revista cultural
Concurso de ensayos sobre Artes Visuales
La exhibición se inaugurará este viernes 28 de septiembre en el Centro Experimental Perrera Arte y luego se desplazará a Vitacura en edificio Alonso by grupo Patio, Alonso de Córdova 3788, para concluir en el hall de la Municipalidad de Estación Central -comuna en la que se ubica precisamente la entidad convocante, Hogar de Cristo-, donde se realizarán diversas charlas y experiencias de arte con jóvenes en riesgo social de la Fundación Súmate.
Los seis artistas invitados tienen ya su trayectoria. Alejandra Prieto, la única mujer del grupo, se ha hecho conocida por sus obras con distintos minerales, desde carbón hasta pirita, algunas de sus obras se están exhibiendo en la galeria Saatchi, de Londres, y este año un enorme espejo de carbón bruñido de su autoría estuvo expuesto en el National Museum Women in the Arts, de Washingthon. El video que la escultora presentará en la muestra se titula Solo tendrás piedras y es una investigación visual y objetual en torno al litio, el nuevo “sueldo” de Chile, con textos del poeta Rodrigo Lira.
Bernardo Oyarzún, el último representante chileno en la Bienal de Venecia, construyó para “Isla flaca” un enorme tótem que alude a la nueva sociedad surgida desde los fenómenos migratorios que han modificado Chile.
“El ejercicio es una suerte de escáner o barrido visual, un nuevo inventario de cachivaches, de improntas que tienen un trasfondo estético, un nuevo relato popular. La cuestión que subyace en todo esto es la legitimización cultural de esta renovación estética que se ha asentado en la periferia de la ciudad, sus afluentes sociales e históricos que cambiaron el contexto popular y el acuerdo cultural preexistente para siempre”, sostiene Bernardo Oyarzún.
“Pienso que la pobreza es un tema más metafísico que solamente material. Creo que en esta franja de tierra los lugares son sobreexplotados. Curiosamente lo más rico termina empobrecido”, dice Alejandro Quiroga, quien mostrará la tercera versión de una pintura de Pelluhue que hizo justo después del terremoto de 2010, a partir de unas fotografías en la zona donde se observan florecientes quioscos en el lugar posteriormente devastado por el tsunami. “Nadie se explica cómo obtuvieron permisos municipales para establecer comercios en lugares que obviamente eran susceptibles de ser destruidos por un evento natural, cosa que inevitablemente pasó. Murieron personas de escasos recursos, no aquellos que dieron los permisos”, enfatiza el artista.
Claudio Correa mostrará un collage de billetes recortados que forman parte de su obra La tragedia de los comunes: “Mi intención es hacer uso de la especulación económica y la ficción de bonanza mediante la utilización de estrategias que evidencien el peligroso límite entre la economía y la legalidad”, señala Correa; mientras que Ignacio Gumucio pintará in situ una obra que denominó precisamente Isla flaca. “Intento resistir al lado ostentoso del oficio pictórico. Resisto a sus materiales de famosos pedigrís, al pasado glorioso de la pintura. Haré una pintura sobre un muro sin un plan previo, con materiales baratos que durarán solo un mes”, adelanta.
Metro cuadrado es el nombre del trabajo de Antonio Becerro, quien restauró para esta muestra una ataúd que había quemado en una performance en el verano de 2017 en el cauce del río Mapocho, bajo el puente Bulnes, por largos años un lugar habitual de pernoctación de las llamadas caletas de jóvenes marginales. “Mi obra es una taxidermia social a la retención de la imagen de la nueva y antigua estética de la pobreza del hombre actual. También podría decirse que es el metro cuadrado que le corresponde a cada uno de los seres por haber nacido”, dice el artista visual y taxidermista.