El pasado 25 de mayo, en la Galería Taller Gorría (ubicado en San Isidro 214 entre Picota y Compostela, La Habana Vieja, Cuba), quedó inaugurada la muestra personal Serones 2018 del dúo de artistas Serones. Una vez más, no pude acompañar a los creadores en el evento, sin embargo, desde la distancia puedo afirmar que la exposición viene a ser un cierre de ciclo en el proceso creativo de la dupla.
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Conocidos en el contexto artístico cubano por su defensa hacia la materia pictórica, poco a poco los Serones han ido explorando, investigando y acercándose a otras manifestaciones que le han posibilitado expresar sus inquietudes desde diferentes perspectivas. He tenido el placer de escribir sobre su producción, y lo mejor, de convivir durante el proceso creativo; el momento clímax para todo creador.
Ver la muestra es trasladar mi memoria a la Bienal de Venecia y la histórica, movida, aplaudible y criticada muestra de Hirst donde reza Somewhere between lies and truth lies the truth; En algún lugar entre las mentiras y la verdad reside la verdad, es el pensamiento que se respira en la exhibición de Damien Hirst y porque no, en la de Serones. Se transmiten los poderes creativos. Asimismo, Serones sin quererlo revisitan la historia pasada; hojean los Ochentas y observan la existencia de una no curaduría e intentan hacer lo mismo. Les ha funcionado, pues sus intereses está en mostrar un conjunto de obras que hablen de transición, de evolución, de estar al día con las corrientes más transgresoras y contemporáneas.
Serones, en estos momentos, es una actitud antes la vida y ante el arte. En ocasiones, no sabes si hablan o pintan en serio o buscan fakes news para dar de que hablar. La muestra es todo en conjunto, desde que sales todo se vuelve una interrogante.