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Pare! Perú muestra una selección del arte contemporáneo peruano. Trece artistas, entre consagrados y emergentes –con obras exhibidas en reconocidas galerías de Nueva York, Caracas, Brasil, Lima–llegaron a la Fundación Cultural de Providencia, para dar cuenta de esta interesante panorámica.

Al decir Pare! Perú, espontáneamente afloran formas y colores esplendorosos que sin mayor advertencia, representan un léxico cromático inconfundible que cruza toda Latinoamérica como un elemento catalizador, que nos permite reconocernos como parte de un territorio común. Tal cual lo afirma Humberto Maturana: “Nuestra experiencia está amarrada a nuestra estructura de forma indisoluble: no vemos el espacio del mundo, vivimos nuestro espacio visual; no vemos los colores del mundo, vivimos nuestro espacio cromático”. No obstante, es oportuno hacer una distinción categórica, ya que en esta exposición no sólo se puede apreciar una diversidad de temáticas y técnicas, sino también un profundo acercamiento de lo que el arte contemporáneo peruano puede dar.

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Un sinfín de interpretaciones en torno a su identidad y modos de abordarla, intensifican aún más cada propuesta, partiendo por Andoni Altamirano (Andahuaylas, 1987), que desde Chiripipas Huayrapipas cusca y Cusicuywan purisun, destaca por su prolijidad en el uso de la acuarela –técnica que domina con holgura–, dotándola de una frescura que se complementa perfecto con lo más tradicional de su cultura andina. Pero quien llama la atención con parte de la serie: Superhéroes de la patria es Cherman Kino (1969), al emplear la serigrafía y retratar tanto a próceres, como a escritores y poetas, religiosos, trovadores e incluso futbolistas. Con una única exigencia: ser auténticamente peruanos. Así vemos a Tupac Amaru, Micaela Bastidas, Juan Santos Atahualpa, aunque completando la serie también están Cesar Vallejo, Miguel Grau Kaballero de los mares, Chabuca Granda y hasta las cabezas clavas de la cultura Chavín. Junto a ellos, otros señeros personajes que, en cierto modo, se empalman con la obra de Gonzalo García Callegari (Lima, 1971) y su obra Peruanismos, serie de dibujos elaborados sobre antiguos mapas peruanos con los cuales entrelaza la realidad histórica y esa irrealidad venida de las historietas de superhéroes resignificando ambos mundos.

PARE PERU 5 Gradualmente se suman otras propuestas, como la de Sandro Aguilar con Patrimonio Histriónico, serie fotográfica de cuatro imágenes en las que evoca emblemáticos sitios como un eje temático recurrente, que si bien acapara el interés de un sinnúmero de artistas peruanos, también es un punto de inflexión para abrirse a una infinidad de temas que enfatizan parte importante de su particular idiosincrasia. Retomando aristas tan disímiles como son la sátira social, sexual o política y que se exhiben en Red Telephone donde a través de la técnica mixta, Mateo Liébana accede a un submundo donde tangencialmente se hace una mixtura de esas turbiedades.

Un trabajo que tampoco está exento de ironía y crítica es el exhibido por Francisco Vílchez (Cajamarca en 1960), en él se conjugan varios factores que, sin disimulo, desembocan en la reactiva extravagancia al crear seres antropomorfos y zoomorfos cargados de un orgiástico erotismo, que se reconoce como parte de una crítica a la sociedad hedonista donde la permisividad y la violencia hacen de las suyas. Coqueteo limítrofe, que se manifiesta tanto en El rapto de San Juan, como en el Paradise, Gay Parade y en Angels of the road, donde además la fuerza expresiva del color hacen del óleo un recurso inagotable apoyando el imaginario del artista, al punto de explayarse peligrosamente entre la artificialidad y la frivolidad imperante.

Terreno que Aisha Ascóniga (1989) también se atreve a pisar, tomando el riesgo a través del collage con 420 hombre y 1 mujer, desafiándonos a buscar a una mujer en un mundo de hombres, tal cual como si buscáramos a “Wally”, circunscrito dentro de este impenetrable espectro machista, un tortuoso escenario que además se evidencia en La lógica de la censura y en la caja de luz llamada Identidad fallida, donde sirviéndose del make up, recompone la portada de una clásica revista de modas, logrando un singular contrapunto entre el papel de los medios, el Photoshop, la fugacidad de la belleza y –por supuesto– su férrea resistencia.

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De igual manera llegamos a Víctor Zúñiga Aedo (Lima, 1969) y su obra Alguno de los amigos, en la que detrás de estos camaradas –en una suerte de selfie– aparece un perro de globo color fucsia que, sutilmente, trastoca la realidad. Lo que nos hace recapacitar en relación a lo que significa permanecer y viceversa, que es extensible a Entre el recuerdo la maraña aún vive, pero con esa tan personal interpretación, como lo que plantea el propio artista: “Nunca crean que han llegado, porque toda la vida es un aprendizaje y cuando abres una puerta vas a ver que hay cien más por abrir. Me hace pensar que una obra de arte debe ser capaz de comunicar, de generar un shock”.

PARE PERU 3 Entretanto sale al paso la instalación de la escultora Nani Cárdenas (Lima, 1969) Agua Verde, obra tejida en nylon de pescar apoyada con un video, la iluminación y el sonido de Maliki, invitando a ser partícipe de un viaje introspectivo entre la naturaleza y su fuerza. Las fisuras del alma y ese ser que lucha por sobrevivir gracias a su impulso interior, que además se palpa en la espesura de un mar entretejido de preguntas, como parte de un proyecto llamado Cartografías del naufragio (2015), que delinea una territorialidad aún mayor.

Así pues Pare! Perú, no sólo se manifiesta a través de embates y guiños hacia el entorno o desenmascarar una sociedad fracturada, sino también es una colorida muestra donde pueden apreciarse pintura y dibujo, collage, fotografía video e instalación. Todas técnicas que traen consigo un proceso creativo, en que cada artista intenta plasmar –además de su personalísima voz– un lenguaje que se transmita desde lo peruano a lo universal.

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