Una propuesta audiovisual, experimental y documental, a partir de una especie vegetal usada desde hace milenios en rituales andinos se presentará en el Museo Chileno de Arte Precolombino, del 13 de octubre al 10 de noviembre.
Hoy en el anonimato, la Vilca, o Anadenanthera, es una planta ampliamente utilizada por los pueblos originarios del sur de los Andes, desde hace unos 4 mil años hasta la fecha. Como produce efectos de alteración de la conciencia, se asocia a prácticas terapéuticas y devocionales desde la época prehispánica, y actualmente es objeto de un creciente interés por parte de científicos, historiadores y agentes culturales en el mundo entero.
La tradición de su consumo llegó hasta los poblados de Atacama en las caravanas que surcaban el desierto desde la Antigüedad, pues la planta es una especie vegetal endémica de las regiones subtropicales del Noroeste de Argentina. Su uso se evidencia en artefactos arqueológicos que hoy encontramos en los museos, como las emblemáticas tabletas de rapé, parte del denominado “complejo alucinógeno”, el cual en la actualidad es considerado como envoltorio terapéutico por los curanderos kallawayas de Bolivia. “Estas tabletas se usaron como ofrendas en numerosos ritos funerarios, para acompañar a los difuntos en su viaje más allá de la muerte, y fue en ese contexto que fueron descubiertas”, precisa la artista y Magíster en Arqueología Francisca Gili, quien ha desarrollado la investigación de contenidos y producción de la propuesta.
Ella, junto a Benjamín Gelcich, director audiovisual, y Pedro Silva, diseñador industrial, han dado vida a un vanguardista proyecto de nuevos medios artísticos, a partir de diversas fuentes de información relacionadas con la Anadenanthera colubrina var.cebil, “Vilca”, como se le denomina comúnmente en lengua indígena.
Numerosos registros gráficos y sonoros producidos durante la investigación efectuada a lo largo de más de diez años se plasman en una instalación inmersiva donde el lenguaje cinematográfico se integra en un caleidoscopio de líneas narrativas, gatilladas por un guión aleatorio propuesto por Benjamín. Este guión ha sido resuelto con la asesoría del informático y artista medial Oscar Llauquén. Un elemento clave de esta obra es que nos permite adentrarnos en una historia que hereda el territorio surandino, rescatando un saber en torno al uso de esta especie vegetal, relevando un conocimiento científico y tecnológico indígena muy importante en nuestro acervo cultural americano.
“Nuestro desafío como equipo es divulgar y socializar estos contenidos mediante los códigos propios del arte contemporáneo, buscando alternativas a las clásicas publicaciones académicas que devienen de este tipo de investigaciones. Buscamos así apelar a un aprendizaje desde y hacia los estímulos sensoriales y la experiencia estética”, recalca Francisca Gili.
Por su parte, Benjamín Gelcich agrega que, si bien en esta instancia se presenta una instalación, el proyecto es entendido como un proceso con diferentes hitos.
“Es una obra versátil, susceptible de adquirir diferentes formatos temporales y espaciales. En el 2011 ya se presentó un cortometraje, y desde entonces hasta ahora también hemos realizado intervenciones y performances. En esta oportunidad la instalaremos en múltiples pantallas, y si de definiciones se trata, podemos decir que es un documental experimental interactivo, o un proyecto que se enmarca dentro del denominado ‘cine expandido’ (expanded cinema), que no solo experimenta con el lenguaje sino también con el espacio”, explica Gelcich.
Esta propuesta de investigación ha sido acogida por los Cuadernos Médico Sociales del Colmed, donde recientemente se ha publicado parte de los contenidos elaborados en el marco de esta obra. Desde el 13 de octubre al 10 de noviembre se podrá ver esta obra financiada por el Fondo de Fomento Audiovisual de la Subsecretaría de Las Culturas y Las Artes en el Museo Chileno de Arte Precolombino, sala Philippi, en Bandera 231, Santiago.