Para este reportaje se contactaron artistas y personalidades cercanas al Centro Arte Alameda (CAA) con el fin de plasmar su perfil desde la memoria colectiva y su futuro desde su propia esencia. Las historias y anécdotas van de la mano con las expectativas que rondan un renovado CAA, arquitectónica y técnicamente hablando. Los cimientos del sueño son los mismos, la forma, versátil como hemos visto, es la novedad. La meta fue y siempre será: “entregar contenido que te deje pensando y evaluando lo que viste”, afirma Roser.
Entre recuerdos y cuñas es constantemente invocada, su nombre surge con la misma espontaneidad que su reconocida labor, la cual ha moldeado el lugar que, como muchos sienten, abraza como un hogar. Ella, Roser Fort, directora, bien podría ser el personaje principal si la historia del Centro Arte Alameda fuese una película, o incluso narradora.
Bajo esta lógica, los espacios culturales serían ese partner que apoya incansablemente al protagonista. Se conocían, tras un suceso impactante los lazos se afianzaron y ahora esperamos que su amistad sea para siempre. “Luego de quemarnos aparecieron muchas sedes aliadas con propuestas para trasladar nuestra programación”, explica Roser, refiriéndose a la exhibición semanal junto al GAM, que les ha permitido generar debate y reflexión entorno a las películas que eligen. Lo mismo con el Museo de la Memoria, un exitoso ciclo que se dio durante febrero, de películas escogidas por el museo bajo la curatoría y producción de CAA.
Cuando cumplieron un mes, junto a MAC, dieron una función al aire libre de la película Mala Junta y el Centro Cultural de España y NAVE también realizaron actividades para ayudarles. Este año se encontrarán instalados de forma permanente en el CEINA, Centro de Extensión del Instituto Nacional, donde sus oficinas y una sala pequeña, de 200 butacas, les permitirán dar continuidad a todos sus proyectos y actividades itinerantes. “Nos parece que es el modelo más amable para que el público no se olvide del contenido de Centro Arte Alameda”, sostiene Fort.
Tender manos que ayudan
abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno.
-Mario Benedetti
Ha sido un espacio de cultura cinematográfica desde sus inicios, en 1992, apostando siempre por producciones independientes nacionales e internacionales y con temáticas LGTBIQ+. Protector de nuestra cultura “como venga”, sin censura. Durante las manifestaciones su rol no cambió, en sus puertas, la Cruz Roja autogestionada se ubicó para atender a quienes, con los ojos llorosos y la piel irritada, pedían -y aún piden- una tirá de leche de magnesia, en los casos más graves, auxilio.
Nicolás Grum, artista visual y primer lugar de Beca CCU 2019 | (año 2000): “Al igual que cuando mueren las personas, cuando los lugares desaparecen cada episodio del pasado, que nos vincula a él, cobra un valor especial. No recuerdo la primera vez que entré a ver una película al Cine Arte Alameda, simplemente estaba siempre ahí. Cuando aún estudiaba arte y estaba obsesionado con el cine y los western italianos de Sergio Leone, postulamos con un gran amigo a un fondo universitario de creación. Ganamos 500 lucas, con ese presupuesto armamos un equipo lleno de entusiasmo y nos fuimos tres días a Las Chilcas a grabar nuestro cortometraje. Como en todo western que se aprecie de tal, hay un bueno y un malo y el desarrollo de la película es su enfrentamiento. Pienso en estas fuerzas enfrentadas en el Chile de hoy. El estereotipo del bueno y del malo encierra en realidad la conquista del territorio y sus recursos. Las matanzas indígenas (los indios) y la superación del orden ancestral por la tecnología y el capitalismo.
Terminado nuestro corto debíamos encontrar un lugar donde poder hacer nuestra modesta premier. Mi socio, mi amigo Juan Pablo, ya había incursionado en estas lides. Roser aceptó cedernos el espacio y recuerdo una suerte de incredulidad, ansiedad y orgullo de mi parte cuando pensaba que nuestro extraño experimento audiovisual se proyectaría allí, en un cine de verdad. Resulta difícil organizar los momentos de la noche del estreno cuando uno es tan joven haciendo cosas de no tan jóvenes.
El Centro Arte Alameda, inscrito en esta lógica de indios contra vaqueros, tomó su posición de resistencia clara y contundente. Rodeado de lugares que cerraron sus puertas con pesadas placas de metal, se mantuvo abierto a la comunidad, se convirtió en un punto de asistencia médica sin dejar de proyectar películas en sus salas. Supo encontrar su lugar en medio de la revuelta, eso es no tener miedo. El título de este cortometraje, El Duelo, significa enfrentamiento y pugna, pero también recogimiento y respeto ante quienes van quedando en el camino”.
Ha sido también lugar de celebración, fiestas alternativas, under, punk, reggaeton y de cuantos géneros existan en realidad. Dos ambientes. El segundo piso, en vez de una pared, un ventanal que te sitúa por sobre la Alameda con una panorámica única. Por una parte oscuridad, por la otra luces de colores. Es como bailar en el aire.
Lizz Lov3, DJ y cantante | (años 2012-2016): “Partí tocando como DJ a fines del 2012. Dentro de mis primeras fechas estuvo la fiesta Piña Loca; una especie de fiesta adrenalina, más kitsch, de todo tipo de música; junto a la Perreo Intense, la primera fiesta masiva en Santiago que unía trap, hip hop y reggaeton cuando el trap aún no era un género popular, entonces rompió tabúes porque se unieron varios mundos y el reggaeton dejó de ser solo para la gente hetero. En estas fiestas se veía de todos con todo, diferentes clases sociales, orientaciones sexuales, daba lo mismo de donde fueras, todo el mundo iba a bailar y los dos pisos se llenaban.
El Cine Arte Alameda fue una casa para estas fiestas que hacía junto a Víctor Almendra y mi ex novio, Guey Jhonson, que murió. Imagínate, demasiadas fechas, demasiadas fiestas, se armaban peleas a veces, llegaban los pacos y la Anita se enojaba con nosotros (entre risas) pero al final sabía que la gente lo iba a pasar bien. Generamos una relación de confianza. Recuerdo que en una Piña Loca quedó tan la caga que adentro quemaron un árbol, se cayó una niña por la escalera, llegaron los pacos y se llevaron detenidos. Nos retaron caleta pero ahora que lo pienso me cago de la risa porque al final, yo por lo menos, no he visto otras fiestas así, donde la gente vaya a bailar desde Britney Spears, Daddy Yankee hasta El otro yo.
La última la hicimos para juntar plata cuando Guey estaba con cáncer. A él le costaba mucho estar parado y le pusieron sillones. Pudo disfrutar su última fecha ahí tocando. Estaba muy lleno, la fiesta hizo tanta plata, impresionante, pero por mucha plata que hiciéramos eso no iba a ayudar a que él no muriera, era tarde. Tengo esos recuerdos, tengo hasta un vídeo de él tocando con mascarilla. Ese día puso la canción de El otro yo, No me importa morir, y toda la gente saltaba y gritaba el coro. Yo estaba llorando mal pero él estaba feliz. En un momento le dije que tenía que cambiarse de ropa porque la quimio lo hacía transpirar mucho, estaba ultra flaco y mal. Ahí me di cuenta que yo estaba tratando de protegerlo pero él estaba disfrutando ese momento, que al final se transformó en un último momento. Tantas historias… Esa fue la última Piña Loca, la última tocata de mi ex novio, que en paz descanse, y el inicio de mi carrera. Fin de la historia más fuerte que has escuchado (leído).”
Y cada esquina fue un refugió, con sus sensaciones y peculiaridades se hicieron costumbre y al alma no le falla la memoria.
Trinidad Piriz es actriz y directora, parte del colectivo Maraboli + Piriz | (actual): «Siempre me gustó ir al CAA porque siempre he vivido muy cerca. Al principio partí yendo a la sala grande a ver películas, recitales y fiestas, pero cuando descubrí la sala chica me enamoré. Era una sala odiosamente enana pero tenía un don, para mí era, y me cuesta pensar que era y no sigue siendo, un lugar donde yo me iba a esconder. La última película que fui a ver a esa sala chica, enana, apretada, con mal audio, fue en agosto, una película rusa larguísima. Yo tenía una fascinación por esa sala. La grande me gustaba, pero la sala chica era el mejor lugar para ir a esconderse de uno mismo, de la vida. A mí me gusta llorar en el cine, y escondida siento que puedo llorar, creo que a muchos nos pasa lo mismo. Esa sala chica me contuvo en tantas películas. El Cine Arte era un lugar donde yo podía ir a refugiarme, y sola, siempre, exquisito ir sola. Me acuerdo que cada vez que invitaba a alguien a ver una película a esa sala me preguntaban «¿por qué vienes a esta sala… si es tan mala?» Yo decía que era extraordinaria, extraordinariamente chica, casera con la gente entraba a la mitad de la peli, entraba la luz, algo muy de hogar, tanto como para putear al que entraba».
A Roser le cuesta elegir un recuerdo. Imagino su memoria como un archivero de acontecimientos de alta relevancia cultural, íntimos considerando el espacio y cada uno más insólito que el anterior, no por nada se dice que los años traen experiencia. Relata cuando Gaspar Noé, director de Enter the void, visitó el Centro Arte Alameda y entre los invitados estaba Pedro Lemebel: “Amaba a Gaspar, vino a la conferencia de prensa y le declaró su amor, el otro no entendía nada porque no conocía a Pedro, pero hubo una interacción entre artistas”.
Siempre hubieron situaciones así entre creadores, incluso de distintas áreas, de la música electrónica, desde la música más tradicional hasta el hip hop: “Por ejemplo, cuando vino la Anita Tijoux hace 10 años, justo después del 27 F, hicieron un concierto para apoyar a los damnificados y vinieron como 700 cabros que trajeron arroz y cosas no perecibles. Toda la escena musical y cinematográfica puso su arte en pos de ayudar. En este caso hemos tenido un cariño gigante de los artistas y de todas las personas también, nos ofrecen su ayuda en lo que sea necesario”.
Reconoce que “la capacidad de reaccionar” es lo que la tiene sorprendida. Ese mismo día, que se quemaron, en la noche ya tenían generador y cosas básicas de sobrevivencia que no supo cómo llegaron, simplemente estaban ahí para ellos: “Es muy enriquecedor para mí y para todo el equipo. Hay una motivación como grupo humano a partir de lo que hemos sentido: el apoyo. Exquisito, nos ha hecho pararnos rápido, reaccionar y hacer cosas”.
«A perro herido no se le deja solo»
La campaña Alameda En Mi Corazón comenzó luego de aquel 27 de octubre. Se abrió una convocatoria en donde más de 200 artistas donaron una de sus obras. Este corpus de obra será exhibido en la página todossomoselalameda.org. Estas obras serán expuestas también en el Museo Nacional de Bellas Artes, lugar donde se realizará su remate y actividades en torno a la muestra. La página seguirá activa durante todo el año y se irán ingresando nuevos artistas y sus obras. Todo el dinero recaudado irá directamente al Centro Arte Alameda.
Coco González, artista visual parte de Alameda En Mi Corazón: “En realidad el Centro se trata de emociones y por las mismas emociones que uno tuvo, que fueron construidas en el tiempo, uno ayuda. Al principio muchos de nosotros, las generaciones más antiguas, estábamos medios reacios al Alameda, siendo que eramos fans del Normandie. Sin embargo, con el tiempo, el equipo de la Roser logró dar vuelta esa visión no tan positiva y lo han convertido en un lugar especial. Es un lugar que, con todas sus extrañezas, porque lo es arquitectónicamente, o lo era, estaba lleno de buenas energías. Hicimos muchas fiestas y la Roser nos dejaba invitar a todos los que quisiéramos. Muchos proyectos que armamos terminaron ahí. Muchas sesiones cinematográficas nos cobijaron. Muchas exposiciones de amigos. Era y es más que un espacio físico, es un espacio emocional, un lugar de encuentro y de cariño, un lugar ciudadano y eso es lo que queremos que siga existiendo para el beneficio y la salud cívica de los chilenos y chilenas.”
Respecto a la campaña, Roser cuenta: “Es súper importante porque nos da una relación de unidad frente al reconocimiento del lugar que tienen, también, los artistas visuales. Esa instancia, que parte de ellos porque ellos son quienes quieren apoyar… me pareció increíble lo movilizado y rápido que gestionaron todo. Encontré maravilloso el apoyo que sentimos cuando se movilizaron los artistas visuales y contar con 200 obras al servicio del futuro y la reconstrucción del Alameda. Ya se han vendido diez obras, imagínate lo exitosa que va a ser, a mí no se me hubiese ocurrido”.
¿Qué posición ha tomado el arte para ti o qué rescatarías?
R: Rescato todas las expresiones culturales que se han desarrollado desde el esta… ¿Qué otra palabra se puede usar que no sea estallido? porque un estallido es ¡Pum! pero esto ya es puuuuuum… bueno, el arte urbano ha tenido una explosión impresionante porque hay mucha expresión popular, crítica, denuncia, sarcasmo, de todo. A nosotros, desde que nos borraron, ahora tenemos una gata en el frontis y en la puerta de atrás hay una hello kitty. Coincidencias.
Siento que son un aporte y que van de la mano del tiempo, por ejemplo, en el arte urbano de otros países los muralistas siempre han tenido un desarrollo que uno tiene incorporado con artistas internacionales, pero acá no, y frente a lo que pasó, al principio parecía un panorama desolador. El arte tomó un lugar de embellecimiento del espacio, por eso para nosotros es súper importante reconocerlo, es impactante que algunas personas crean que con una capa de pintura iban a lograr un cambio permanente cuando a los dos días ya había otra visión del espacio y toma del artista.
Jano Parra, director ejecutivo de Centro Arte Alameda, fue iluminador del rock argentino y trabajó con artistas como Charly García y La máquina de hacer pájaros. Llegando a Europa trabajó con artistas como Nina Simone, John Lee Hooker y Marianne Faithfull. Tenía 18 años cuando comenzó a estudiar escenografía y desde ese día, como dice él, vive de prender y apagar la ampolleta. Recuerda que hace poco hizo la iluminación de Gustavo Meza. Lleva casi 50 años en el rubro y reconoce haber estado muerto de miedo. Cuando habla de su trabajo lo llama “asimetría simétrica”, una forma de trabajar la iluminación similar a los bailes hindúes y el flamenco.
Jano estuvo el día del incendio y su presencia no ha cesado hasta hoy. Lo ve desde la ventana de su departamento, ubicado a espaldas del CAA. Para esta nota, a cada entrevistado le pregunté por un recuerdo, una anécdota que lo haya unido al lugar. Jano respondió: “La que más me unió a este espacio fue la Roser. Me enamoré de la dueña”.
Continúa: Yo vivía en Francia y vine de gira con Los Jaivas. Aquí la mánager me dice: «Oye y ¿estás soltero? Tengo una amiga que está soltera igual que tú y creo que podrían llevarse bien. Ponte bonito porque la niña es bonita».
¿Cuándo fue eso?
J: 1999, exactamente el 19 de septiembre. Llegué po y la amiga estaba bastante bonita. Yo tenía un escarabajo y la invité a comer mariscos. La tomé de la mano, fue súper natural, llegamos al auto, le abrí la puerta y parece que eso le encantó. “Nunca un chileno me había abierto la puerta del auto”, me dijo ella. De eso han pasado 20 años.
El otro día Manuel García contó una anécdota. Él era de Mecánica popular y estaban empezando a ser conocidos pero no tenían una base, así que les propuse tocar una vez al mes acá. Nosotros estábamos auspiciados por Davalo, me habían dado tres guitarras para regalar y le regalé una a Manuel, le dije: «Ella va a estar más feliz contigo que conmigo. Yo no le pego mucho, la guitarra se aburre de mí y yo me aburro de ella». Eso pasó hace 20 años y él lo recordó. Dijo: «Para mí fue una impresión increíble que Jano me regalara una guitarra con la que ya grabé dos discos».
Estaba viendo los planos allá abajo, planos de construcción o propuestas más bien. No quiero sonar insensible, pero lo que pasó ¿es acaso una oportunidad? ¿O estoy siendo de sobremanera optimista?
J: Mira, hoy tuve una reflexión: El fuego es sagrado.
¿De dónde vino esa reflexión?
J: De ser un tipo casi fuera de la sociedad, underground, contestatario, anarquista, lastra, mal y bien visto. La Roser también tiene su historia, es una de las pocas personas que reta a un periodista de espectáculo por no hacer la crítica de una película. Esa fuerza que tiene ella… ¡y ahora la declararon santa! (se ríe). Y yo también tengo mi historia, si no soy Parra seré Parrita. Entre esas dos porfías… Acá hemos dejado sangre, sudor y lágrimas. Parcelas, casa en París, departamentos, todo por creer en algo. Muchas veces con la Roser nos dijimos «¿Y si cerramos esto? No nos creen, hacemos un festival de música, películas, damos nuevas oportunidades, vamos a pedirle plata al gobierno y nos dicen que no.»
Puede ser, quizá, porque ustedes se dedican a la contra cultura?
J: Por supuesto. Sin presupuesto a veces llegábamos a tener más actividades que el GAM cuando comenzó. Claro, era un barco que estaba recién entrando al agua a navegar y nosotros ya éramos piratas.
De ser esa contracultura, esa lacra social, después del incendio pasamos a ser un icono de la cultura chilena. Ahora respetados por todo el mundo, senadores, diputados, presidente. La Roser anda en todos los programas de televisión porque lo hace bien. La reacción que hubo… Nosotros no teníamos ni la más mínima ilusión que estábamos produciendo eso en la gente, cómo la gente se reconocía.
¿No lo habían visualizado antes?
J: No, porque uno está en la contingencia. ¿Qué hacemos el próximo mes? Yo traigo esto, yo esto otro, a veces yo llegaba y ponía el vaso, la Roser me retaba porque somos un equipo, y así. Ella es la capitana, se encarga de los sueldos, pagos, luz, agua, teléfono, todo. Antes había un administrador de local que no se podía ni venir a la cocina sin preguntarle, el segundo piso ni se usaba. Un día le pregunté al dueño cuánto valía todo, negociamos y como yo soy gitano le lleve una maleta llena de billetes de 5 lucas. La cuestión cinematográfica.
Pero ¿podrías haberle pasado un cheque? ¿Fue por estilo?
J: Claro, lógico. Como en las películas. Acordamos todo y le dije que llamara a su administrador para que le diera las llaves a Roser. Lo hicimos. La Roser nunca se va a tirar de guata por ti, ella te va a decir: “ah que rico” (se ríe). Y bueno, empezamos a trabajar aquí, era un restaurante y no sabíamos qué hacer. Pensé para mí: saliste de la música, inventa música. ¡Pop! Inventé el living. Atendía el bar, programaba los grupos, luego vino la programadora y los barman. Ya me han echado de acá: «Estás muy viejo y la gente joven se asusta», me dijeron (ríe aún más).
Roser, ¿qué significó para ti el fuego?
R: El fuego siempre me gustó, yo nací en julio así que creo que siempre tuve una atracción por lo que significaba: calor. Mis papás eran excursionistas y cuando acampábamos el fuego era muy importante. Nunca pensé que lo iba a ver de esa forma, destruyendo algo que yo quería tanto. Por otra parte, el fuego genera cambios, y a partir de esas cenizas puede haber reconstrucción, es lo que nos está pasando, tú lo puedes ver devastado pero yo ya me imagino el nuevo CAA a partir de lo que queda.
No queremos botarlo, queremos recuperar lo que se pueda, mejorarlo técnicamente y ojalá incrementar su capacidad con otra sala más de cine. Al final el fuego habla de renacimiento. Fue drástico, muy determinante y eso hace que realmente te replantees, no el fondo, pero sí la forma. El fondo es el espíritu de lo que es y la forma es mejorar la fachada y lo técnico. Cuando uno lo mira desde un crecimiento personal, hay muchas oportunidades.
Jano me pregunta a mí: ¿Cuál ha sido el símbolo de esta revolución?
Uff, muchos, pero diría el matapacos.
J: (Asiente) A perro herido tú no lo puedes dejar solo. Lo he limpiado y lo voy a seguir limpiando, vamos a tapar el techo, posiblemente abramos el café, posiblemente… de poco a poco. A la gente en Valparaíso se le quemó la casa, la limpiaron y la reconstruyeron lo más rápido posible. Querían que yo dejara todo tal cual y no po.
Vuelvo a tomar las riendas de la entrevista. ¿Entonces qué son esos planos?
J: Al segundo día del incendio llegaron 3 personajes de la facultad de arquitectura de la Universidad de Santiago, con la teoría de que… bueno, hay una corriente en los militares, los de servicios civiles, que si se rompe un puente ellos ponen un puente mecano, si se incendia un hospital ellos hacen uno de campaña, ¿por qué no hacer un teatro de campaña? Entonces se dieron un workshop de 10 días para crear estos proyectos. Nos preguntaron qué queríamos y cómo lo queríamos. Nos llamaron de repente y nos tenían esos planos… Maravilloso. Ahora habrá otro workshop con la escuela de arquitectura de la Chile pero más basado en la reconstrucción, digamos remodelación.
R: Es un proyecto muy lindo. Nos permite imaginar que, si esto se demora más, podemos hacer algo de eso.
J: ¡Eso es lo que nos pasó además! Si tuviéramos que pagar todo lo que ha pasado entre arquitectos, calculistas, demoledores, ingenieros, gente que nos ha venido a ayudar… imposible. Logramos inmiscuir ya que es tan popular la historia que todo el mundo se mete. Ayer vino uno de los arquitectos, son los que hicieron la torre telefónica.
Nos paramos para ver la torre, Jano le encontraba algo extraño que ambos pudimos ver pero ninguno explicar. Mi mirada se desvía a la calle, pocos autos, cinco de la tarde: “Ya están tirando lacrimógenas”, dije. “Pan de cada día”, me respondió.
J: Y se va a hacer el workshop con los jóvenes, porque los jóvenes tienen muchas buenas ideas. Ahora también queremos cambiar la fachada. Estuve mirando fachadas de teatros del mundo y hay algunas muy bonitas.
Entonces no estaba tan equivocada en mi idea, de que el fuego fue muy lamentable pero les está dando oportunidades que quizá no hubiesen considerado antes.
J: Yo creo que estando acá sí. Porque si nos vamos todos, nos vamos a olvidar. La memoria pierde. Mantenerlo vivo. En esta mesa, en este lugar, han habido tantas personas… es mágico.
¿Qué es lo mágico para ti?
J: Haber soñado con algo y de repente verlo en vida. El por qué yo me metí con ella justo en un quiebre económico con su socio y yo justo venía de una gira y tenía plata. Porque mi sueño era tener un cine, teatro, concierto. Ver la sala llena, ver la gente que trabaja con nosotros, parejas con niños. Creo que lo vamos a lograr.
R: El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio se puso con un fondo para comprar los materiales y poder estar a la par con la competencia, para que las películas chilenas se estrenen en buenas condiciones. Vamos a lograr quedar técnicamente implementados desde el espacio transitorio hasta cuando volvamos acá. Eso nos permite actuar desde ahora y tener los festivales que teníamos pensados como Femcine e Inedit.
También estamos en permanente contacto con el Ministerio del Interior, la Intendencia y el Gobierno Regional, viendo qué herramientas se articulan para financiar la reconstrucción. También hay otros fondos, del Ministerio de Cultura, para el tema de la arquitectura y estamos usando esa herramienta, un fondo 2021 al que vamos a postular ahora.
Estamos en un proceso de brainstorming, tirando ideas, porque a pedido de la oficina de arquitectos estamos pensando qué queremos del lugar. ¿Qué quiero lograr? Rescatar lo que queda, mejorar e iluminar la fachada para que nos veamos más desde el exterior. Mejorar las butacas pero mantener la línea que teníamos, no quiero unas butacas súper ultra espaciales, sino que mantengan la esencia y el espíritu de lo que es una sala de cine. Últimamente se ha puesto más énfasis en los efectos especiales pero lo que tienes que tener es un contenido que te deje pensando y evaluando lo que viste. Para eso vamos a mejorar nuestras condiciones, un buen aire acondicionado para verano, una buena calefacción en invierno, es como mantener arquitectónicamente la idea del espacio y ocuparlo en su plenitud.
Podemos tener tres salas en vez de dos. El cine sigue siendo la columna vertebral, agregar una sala lo vuelve más atractivo y eso también nos permite tener más independencia para proyectos musicales como lanzamientos de discos. Para eso necesitamos buen audio también.
¿Tienen alguna fecha?
J: Tenemos un año para comprarle a los dueños el terreno. Un año para hacer funcionar la cabeza, si la plata está por todos lados. Vi que Bill Gates se había comprado un yate de 76 millones de dólares y uno necesita 2 millones de dólares para hacer todo esto, ¿cómo no? Tení la mente chica si él ya está en ese cerro gigante y tu aproblemado por subir una colina. Tení la mente chica porque qué tiene Bill Gates que no tengas tú o yo… ¿Inteligencia? Hay que aplicarla no más. Hay que buscarla. El fuego es sagrado, te hace renacer. Si hubiese pasado esta cuestión y todos lo hubieran ignorado, pucha te creo, pero estaba lleno de gente, periodistas, radio, televisión, artistas, cineastas, hasta 600 mil tweets llegaron, de Arica a Punta Arenas, el Alameda es transversal.
Un joven, un artista, mujer u hombre, que estuviera en Putrono, en la cordillera, abajo de un volcán o en Magallanes haciendo una obra escultórica, sabía que en Santiago había un lugar donde se le iba a recibir, sin importar si era conocido o no. La única premisa que usábamos era: “¿Tú crees que este corto o esta obra es la mejor? ¿Con esto ganas el Cannes?» Si nos decían que sí entonces sí. Si me decían que no, entonces que vuelva cuando crea que sí. El convencimiento de lo que tú estás proponiendo, esa es la única regla… y a veces la perdonábamos.
Entendiendo la problemática de salud que enfrenta nuestro país y que no le es ajena a la escena cultural, #QuedateEnCasa. Apenas sea posible su realización, estaremos informando de los eventos a beneficio de Centro Arte Alameda y su programación. Para donar de forma directa lo puedes hacer a la siguiente cuenta:
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