Tamara Acosta es la protagonista de la nueva versión de la obra de Juan Radrigán, la reflexión sobre la soledad, la vejez y la vagancia de Isabel desterrada en Isabel tuvo su función de estreno el 12 de enero en el Festival de Teatro Juan Radrigán, que tiene lugar hasta el 26 de enero en Quilicura. Con la dirección de Alexandra Von Hummel la obra demuestra su vigencia al subir las calles al escenario, al trascender su tiempo.
“¿Cómo se va a volver loca una de soledá, cuando hay tanta gente por toos laos?”
Suena música champurria, cumbia psicodélica que parece surgida de las profundidades de la selva amazónica se derrama en los oídos de la audiencia al tiempo que haces de luz verdes y amarillos caen sobre las cortinas que limitan la escena. Chabela entra empujando su carro, busca algún concho de alcohol que pueda rescatar entre las botellas repartidas en el escenario, luego comienza a hablarte a uno de los dos perros que hay a los lados del escenario. Un esbelto, musculoso y brillante perro de porcelana blanca que tiene el hocico enfundado en un bozal de cuero. Ella habla y habla, él –al igual que el público- es un interlocutor pasivo.
«Ahí víe el puro tiempo, o sea el día y la noche y la luna y el viento. Puras cuestiones que no te contestan cuando les hablaí»
Isabel es definida por Radrigán como una mujer astrosa. Sus ropas arruinadas, sus dientes torcidos, el chilenismo constante acompañado de un castellano que se come letras; todo arma una mujer que busca las multitudes para sentir el contacto humano, para dejar de darle cuerda a los pensamientos que le comen la cabeza. Habita las calles San Diego y Santa Rosa, dirección opuesta a los barrios que caminaba El Divino Anticristo. Tiene un abandono distinto a otros personajes del teatro reciente que muestran a la gente en situación de calle. En Los vigilantes hay dos actores en escena, si bien es casi un monólogo del hijo, al menos está presente la madre. El Divino dialoga con Lily. Pero Isabel no tiene nadie con quien hablar, figuras, estatuas, proyecciones de videoclips sobre la cortina del fondo. Gente que pasa pero que no pasa en realidad, solo en la mente de ella. Gente que no le responde ni para decirle que no le van a dar un cigarrillo. Ignorada y rechazada como una paria, sin nadie a quien contarle sus penas ni sus alegrías, esa es la marginación que enfrenta Isabel.
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“No pueo tar en la pieza: too lo que miraron sus ojos, too lo que tocaron sus manos, me llea de golpe pa la tristeza” Chabela habla de su pareja, Aliro, a quien conoció en una plaza hace algún tiempo, un tiempo indeterminado en que se río y tuvo ganas de abrazar a la vida misma para agradecerle ese claro de alegría entre tantos días grises y solitarios. Alguien con quien reír, cantar, acurrucarse. Se lamenta, bebe, busca algún recuerdo que la haga sonreír. Isabel tiene esperanza, tiene una mirada de la realidad que es bondadosa. Por algo le duele dentro cuando va a recoger fruta de la basura a La Vega, cuando ve a las madres gestantes y a las niñas desnutridas reducidas a comer del suelo como los animales, mordisqueando el lado de la fruta que no está podrido, rescatando verduras en bolsas que tienen que alimentar las bocas de toda una familia. Se queja con impotencia que se acrecienta al no saber ante quién quejarse de este país que le duele, de no tener tampoco alguien a quien hablarle de estos asuntos. “Ya nadie habla con nadie”, y eso para ella es una pesadilla, eso para ella es la asfixia de un sistema que la arroja al borde de la civilización. La invitación entonces es a dialogar, a conversar hasta encontrar las palabras que constituyen un acuerdo de vida mejor, de país con menos abandono. La invitación es a dejarse conmover por la función de Isabel desterrada en Isabel que tendrá lugar –con entrada gratuita- en Villa Santa María (Del Trigal con El Romeral) el sábado 25 de enero a las 20.30 horas.
La obra de Radrigán es parte de la excelente selección de teatro que se realizó para este festival, pueden revisar la cartelera de obras que se presentan hasta este domingo 26 haciendo click aquí.
Ficha técnica
Dirección y diseño de espacio: Alexandra Von Hummel
Dramaturgia: Juan Radrigán
Elenco: Tamara Acosta
Asistente de dirección y producción: Constanza Thümler
Diseño de iluminación: Rodrigo Ruiz
Diseño y realización de vestuario: Francisca Von Hummel
Diseño audiovisual: Andrés Abrigo
Diseño sonoro: Nicolás Bascuñán