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Después de 13 años, Arte Ayuda, la actividad de fundación Paréntesis en la cual más de 100 artistas donaron sus obras, cierra un ciclo que tiene como fruto el novedoso programa Mapumalén. Hablamos con Paulo Egenau, director social del Hogar de Cristo, quien nos comenta la trascendencia del proyecto y el impacto del arte, entendiéndolo como un recurso fundamental para el desarrollo de la vida, en las personas en situación de calle.   

Anualmente ayudan a miles de personas a nivel nacional a través de diversos programas, ¿cuántas personas fueron ayudadas a través de este programa? Y ¿de qué forma se manifestaba esta ayuda?

Arte Ayuda fue una colaboración fundamental para el cumplimiento de la misión de fundación Paréntesis. En primer lugar destaco su contribución simbólica, que surge del hecho de que más de 100 artistas plásticos chilenos, compuesto por los más destacados y consagrados, algunos premios nacionales y hasta generaciones emergentes, respaldaron personalmente una causa sobre la cual recaen tantos prejuicios, como lo es el consumo problemático de alcohol y otras drogas. El hecho de que este grupo de artistas respaldara públicamente, comprometiendo su imagen y prestigio, a “drogadictos”, mandando un mensaje de que el consumo problemático es un tema social y de salud, no delictual, y que es una condición susceptible de ser revertida, tuvo, para nosotros, un valor incalculable. Fue un gesto noble y valiente.

En segundo lugar, un aporte concreto consistió en el vínculo personal que varias pintoras y pintores generaron con las personas en tratamiento en nuestros programas a través de talleres de expresión artística. Es conocido el efecto terapéutico que la expresión artística tiene en las personas que han vivido experiencias de trauma severo. En el Hogar de Cristo hablamos de “experiencias transformadoras” cuando nos referimos a estos encuentros donde todos cambian.

En tercer lugar, la contribución fue directamente económica, a través de la venta de las obras donadas en un 100% por cada pintor/a. Estos recursos contribuyeron a la construcción e implementación del programa Mapumalén, en Colina del año 2012, el primer programa terapéutico residencial para mujeres adolescentes en situación de pobreza y con consumo problemático en Chile. Ha acogido a decenas de niñas que requieren de un programa residencial especializado, al que pueden acceder embarazadas o con sus hijos lactantes y preescolares. Arte Ayuda también generó recursos a través de auspicios para las exposiciones anuales, y otras formas de solidaridad como contar gratuitamente con el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Artes Visuales y Casas de Lo Matta.

¿Cuáles son las razones por la que esta actividad dejará de existir? ¿De qué otra manera, el arte o los artistas, pueden sumarse con colaboraciones?

Durante más de 10 años cientos de artistas apoyaron Arte Ayuda. Se involucraron y fueron un aporte para un Chile más justo y solidario. Fui testigo de su entusiasmo, dedicación y constante preocupación por las personas atendidas en nuestros programas. Arte Ayuda cumplió un ciclo porque es necesario avanzar junto con las nuevas demandas y necesidades del país, el cual no es el mismo de hace 13 años. Hoy las instituciones necesitan renovarse y buscar formas de financiamiento innovadoras, que re encanten a los que desde hace años colaboran y, a su vez, que convoque a nuevas personas.

No fue fácil esta decisión y nos da una profunda tristeza, pero estamos convencidos que este será sólo un paréntesis que nos permitirá buscar nuevas formas de apoyo a las causas sociales a través del arte y de la plástica. Los artistas pueden seguir involucrados con el Hogar de Cristo y sus diferentes áreas de acción a través del voluntariado, realizando talleres en nuestros jardines infantiles, adultos mayores, personas en situación de calle, discapacidad o consumo problemático, u otras iniciativas en favor de nuestros acogidos.

Los artistas pueden seguir involucrados con el Hogar de Cristo y sus diferentes áreas de acción a través del voluntariado, realizando talleres en nuestros jardines infantiles, adultos mayores, personas en situación de calle, discapacidad o consumo problemático, u otras iniciativas en favor de nuestros acogidos.

¿Cómo se les ocurrió realizar, en primera instancia, esta iniciativa relacionada al arte?

Arte Ayuda surge como resultado de conversaciones entre Cecilia Humaña, quien entonces trabajaba en el área de recursos, en los inicios de Paréntesis (2005), con Manuel Antonio Aguirre, artista y empresario, gerente de la empresa de publicidad Cromañón. Manuel dio la estructura de Arte Ayuda y vinculó a los primeros artistas que participaron.

Creo que el cariño de muchas y muchos artistas hacia mi padre, el escultor chileno Juan Egenau, también contribuyó a sumar voluntades e interés por participar. Muchos de sus compañeros de ruta, José Balmes, Gracia Barrios, Roser Bru, Claudio Di Girolamo, Eduardo Martinez Bonati, Carmen Aldunate, entre otros  artistas consagrados con una historia de trabajo junto a mi padre, se sumaron de manera inmediata y motivaron a otros a involucrarse.

¿Entonces tuvo relación con este proyecto su padre? De ser así, ¿Que aprendió de él que quisiese que el resto aprendiera? Teniendo en consideración que gracias a él su vida fue marcada por el arte en distintos niveles.

Mi padre y su historia no tuvo ningún vínculo con la idea original de Arte Ayuda. Fue una propuesta que surge de Manuel y Cecilia. La contribución de mi padre, tal vez, viene por dos vías. Por un lado, la idea de Arte Ayuda me convenció y convocó inmediatamente. Yo era el Director Ejecutivo de la fundación y debía aprobarla. Me hizo mucho sentido la propuesta, la sentí realizable,  plausible y cercana. Compartí parte de mi vida con varios artistas cercanos a mi padre que mostraban voluntad de hacer algo que cambiara la realidad de la pobreza de alguna manera.

Aprendí de niño, conversando con mi padre,  que el arte cumple una función crítica en la construcción de una sociedad, en la elaboración de un proyecto ético social basado en el respeto a la dignidad de todos. El arte tiene sentido en sí mismo y no requiere de justificación, sin embargo siempre ha sido y será un territorio fértil para la reflexión humana, mirando lo humano.

Según lo que has podido observar, ¿qué significa o de qué manera se interpreta el arte entre las personas en situación de calle?

La vivencia artística no es privativa de los artistas, como la poesía no es de los poetas o la música de los músicos. La experiencia artística es un fenómeno que está abierto a todos los seres humanos de distintas maneras, independiente desde donde miramos la existencia. Mi experiencia, con distintos tipos de expresiones artísticas, con personas con consumo problemático de drogas, discapacidad mental, mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, personas en situación de calle y adultos mayores excluidos, me ha demostrado que cuando se facilita la posibilidad de la expresión artística, las personas se involucran, se conmueven y relacionan su vida e historias desde esa expresión.

En los programas del Hogar de Cristo he sido testigo del extraordinario poder transformador que la vivencia artística tiene sobre las personas, todas las personas, sin distinción en base a desde donde se relacionan con el arte. Las personas en situación de calle no son distintas, en su capacidad de dejarse asombrar, al resto de nosotros, por el hecho de estar en calle. Recuerdo mis inicios, con jóvenes privados de libertad en la cárcel de Puente Alto, recuerdo estar leyendo poesía de Benedetti (Poemas de Otros), abriendo el mundo de la literatura y la poesía con jóvenes que estaban presos. Quién se lo podría imaginar que había una sensibilidad en jóvenes privados de libertad. En la medida que abres esa vivencia se produce una transformación interna inmediata y eso es connatural al ser humano.

Este año recalcó la urgente situación que viven los niños y adolescentes excluidos del sistema educacional y que suelen desarrollar conductas agresivas, lo que compartimos profundamente y nos invita a profundizar: ¿Qué tan necesario es el arte en las aulas de clases para el desarrollo una persona, considerando que esta materia fue eliminada del programa educacional obligatorio?

Cuando la cultura aleja la vivencia artística de los seres humanos, esa cultura se empobrece, además de limitar y coartar una experiencia que es fundamental en el desarrollo de las personas. La experiencia artística no se limita a un momento de valoración estética en un punto de la vida, es mucho más que eso, es un recurso fundamental para el desarrollo de la vida psicológica y social de todos/as. Tiene el poder de constituirse muchas veces en una experiencia que permite compensar momentos de profunda dificultad en los seres humanos.

Mi padre murió de cáncer en 1987 por un mieloma múltiple,  los médicos tratantes no se explicaban que, dada su enfermedad,  siguiera vivo después de tantos años. Yo pienso,  y lo conversé muchas veces con él, que fue por su extraordinaria pasión por lo artístico lo que le daba la razón para vivir y no dejarse morir, más allá de su dolor, deterioro y malestar que una enfermedad como esa le generaba en lo cotidiano. Entonces, una cultura y una educación que distancia o priva de la formación cotidiana escolar a los niños de un encuentro sincero y transformador con el arte, empobrece sus vidas y les niega una experiencia que puede ser transformadora y vital en el presente o en el futuro en sus vidas.

La vivencia artística no es privativa de los artistas, como la poesía no es de los poetas o la música de los músicos. La experiencia artística es un fenómeno que está abierto a todos los seres humanos de distintas maneras, independiente desde donde miramos la existencia.

Finalmente y en relación al contexto nacional, ¿puede el arte promover la justicia social?

De todas maneras y lo ha hecho siempre. El arte permite expresar y reflexionar las emociones y conflictos de la sociedad. La plástica como una expresión artística y el arte en general, son y han sido desde siempre vehículos de cuestionamiento de las inequidades, injusticias, violencia y carencias propias de las sociedades a través de la historia de la humanidad.

Distintas iniciativas o movimientos artísticos han convocado y hecho tomar conciencia, en distintos momentos, a sociedades que han sido ciegas en sus proyectos sociales. Creo que la plástica en particular, permite expresar visualmente lo que de otra forma es extremadamente difícil de articular, por lo tanto tiene el poder de unirnos en torno a aspectos negados o temidos en nuestra convivencia que tenemos el deber de enfrentar, reparar y resolver.

Como lo mencioné antes, precisamente porque el arte tiene sentido por  sí mismo, es que tiene una posición legitimada y privilegiada ante la sociedad para atraer, conformar y agrupar fuerzas, opiniones y sentimientos que contribuyen a iniciar y mantener un proceso de transformación social.

Para mí, tal vez, lo más destacable de Arte Ayuda no fue su importante aporte económico, sino más bien su irrestricto respaldo al anhelo de la construcción de un país más justo, respetuoso y sensible para todos. Fue su legitimidad y respaldo a la misión del Hogar de Cristo lo que siempre me conmovió más, la sensación de que esos hombre y mujeres se posicionaran a nuestro lado para decir “aquí estoy, cuenta conmigo, también es mi problema y mi responsabilidad”.