Muerte accidental de un anarquista, obra del premio Nobel italiano Dario Fo, tiene una temporada en el Teatro UC, que actualiza esta propuesta satírica para presentar los hechos –el montaje y la farsa- en un Nueva York que se parece a Chile, en una comisaría donde los acusados de terrorismo caen por las ventanas del piso más alto de las comisarías para alcanzar la libertad del pavimento. La comedia fue escrita en 1970 y, sin embargo, cada una de sus funciones de miércoles a sábado parece mirar al Chile del presente directo a los ojos.
“-Cuidado con la mano, es de utilería”
Aquí hay un loco que causa risas. O sea, muy distinto al recién estrenado The Joker, aunque hay un alcance en la tarjeta de presentación. Esto sí tiene una crítica, pero la gente armada no está en el protagonismo de la obra, sino en las fuerzas del orden. De ellos son las pistolas. El personaje de Héctor Morales –el protagonista- es en cierta forma un demente arquetípico como el del tarot, donde el orate es la carta 0, el comodín, que puede ser todo lo que su salvaje voluntad quiera. Y, a la vez, está parado al borde de un abismo muy parecido a una ventana. Debido a su histriomanía –la pulsión por interpretar personajes- el Loco encarna muchos poderes que validan el actuar de las policías. Los trajes, los peinados, las prótesis, todo es útil para caracterizarse e infiltrarse en la intriga que lo rodea. Cuestiona a diestra y siniestra desde su particular forma de entender el mundo. De a poco aparece una forma particular de entender el teatro-mundo que vuelve cada función de la obra una experiencia en sí misma.
Al asistir a esta “muerte accidental” hay que recordar que los hechos no suceden en Chile sino en New York, por más que en esas tierras se aluda a una “Hurricane Operation”. Las proyecciones que a través de la ventana forman parte del diseño escénico de Pablo de la Fuente y las visuales de Pablo Mois ayudan a situar la comedia en los años 70, las vistas de la Gran Manzana se suceden para situar la ficción en la misma ciudad que Fo utilizó para contar la historia de Pinelli, el ferroviario que “voló” desde la oficina del cuarto piso de una comisaría italiana. Así, la ficción teatral queda establecida en una lejana ciudad del recuerdo, aunque en alguna ocasión alguien, por error, diga “tractorista” en vez de “ferroviario”, una alusión directa a Camilo Catrillanca. Y ese desliz del lenguaje –eventos casuales que llaman tanto la atención de los psicólogos- se convierte en un punto de inflexión que evidencia la urgencia y vigencia de esta obra. Los “suicidados” y los que mueren “accidentalmente” son terrores que atormentan a las naciones y requieren plena coordinación para llevarse a cabo. Que un loco sea el que cuestione las estructuras que permiten esos montajes ¿no es también una forma de sugerir que estos hechos están tan naturalizados que nadie “normal” levanta la vista de sus celulares?
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Francisco Krebs dirige esta comedia que saca risas y aplausos entre el abundante público. En parte, se debe a personajes como el del Comisario jefe, que interpreta Willy Semler, un frágil y algo mayor líder que a pesar de su emocionalidad está enterado de todo lo que pasó en el incidente del ferroviario. Esta doble personalidad se pasea graciosamente por toda la escena, la audiencia cae presa de su carisma y suspende sus cuestionamientos para reírse con las payasadas y frases con doble significación que dicen los agentes. Rompen la ley, dicen “que ridículo sería que alguien encargado de hacer cumplir la ley rompiera la ley”, la gente se ríe y todo sigue igual. La crisis comunicacional pasó. A lo más queda una periodista con ánimos de preguntar por el accidente en que murió un acusado de terrorismo, ¿qué importa que se haya demostrado la inocencia del acusado si ya puso fin a su vida?
¿Importa la justicia? ¿La verdad? ¿O es de locos preocuparse por esas cosas? Las respuestas en cada función de Muerte accidental de un anarquista en las butacas de Teatro UC de miércoles a sábado hasta el 23 de noviembre.
Datos actividad: Teatro UC – Jorge Washington 26, Ñuñoa – Del 2 de octubre al 23 de noviembre, Mi a S 20 horas, sala Ana González, Teatro UC.
Autor Dario Fo / Dirección Francisco Krebs / Elenco Héctor Morales, Willy Semler, Jaime Mc Manus, Karim Lela, Alejandra Oviedo y Felipe Arce / Diseño escenografía e iluminación Pablo de la Fuente / Diseño vestuario Daniela Vargas / Música Alejandro Miranda / Audiovisuales Pablo Mois / Asistente de Producción Valentina López / Asistentes de escena Patricio Herrera y Camilo Moya / Producción Teatro UC