A principios de septiembre el maestro Rodolfo Saglimbeni fue elegido como director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile. Un hombre que tiene sus orígenes en Venezuela e Italia, que ha estado al frente de la orquesta como director invitado en variadas ocasiones y que permanecerá en el cargo durante un periodo excepcional hasta 2021. En conversación con Arte Al Límite Saglimbeni aborda la inclusión de mujeres compositoras en la programación, la apuesta que significa programar música contemporánea, la situación del Teatro Municipal de Santiago y las razones personales que, como músico, lo emocionan al sostener la batuta.
«Lo peor es alejar a la gente de lo que nosotros podemos ofrecerle y dejarlos que vivan su vida con el celular en la mano»
¿Cuáles son sus desafíos al asumir la dirección de la orquesta?
Yo no los llamaría desafíos como tal, lo que tengo es mucha expectativas por trabajar con una orquesta a la que conozco ya desde hace bastante tiempo. He venido desde 1999 como director invitado en varias oportunidades y al presentarse esta coyuntura tan especial, de la cual me siento tan privilegiado, de ser elegido por los músicos como director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile (Osnch) la expectativa es muy grande; la expectativa de tener frente a un grupo extraordinario de músicos respaldados por un cuerpo de producción muy importante como el Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile (Ceac) con todo un equipo y, bueno, estar al frente de un proyecto que ha sido muy exitoso en Chile. Esa expectativa me llama mucho la atención, porque me ubiqué a un plano donde tengo que ser muy constructivo sobre la base que ya tiene la Osnch y, desde luego, muy creativo para hacer que esa base que se tiene, que se ha logrado, mejore. Sí, tiene una parte de reto, un reto que trae muchas expectativas y para mí es muy importante pensar en la orquesta, no solamente como una orquesta sino como una institución la cual está llegando a sus primeros 80 años de vida y a una coyuntura tan especial como es la inauguración de una sala de conciertos, así que realmente es un desafío, como bien dice, importante y lo veo hasta multidisciplinario. No solamente es lo musical, sino lo programático, la proyección de la orquesta a través de su público, la comunidad, hay un trabajo hecho y la idea es siempre desarrollarlo.
¿Cuáles son los próximos programas?
Ahora estoy haciendo el programa, el primero que tengo es un importante concierto, que es la presentación de la Osnch en el Centro Cultural Kirchner en el Auditorio Nacional, que es un estupendo teatro con una gran acústica y con un aforo de casi dos mil personas, en Buenos Aires el próximo jueves 12 de septiembre. Ahí hago un programa extraordinario con Luis Alberto Latorre de solista ejecutando el concierto n2 de Dmitri Shostakovich, hacemos el Adagio de la décima sinfonía de Mahler y la sinfonía n5 de Tchaikovski, un programa muy completo que constituye también un hito importante, es la primera vez que la Osnch se presenta en Argentina, en Buenos Aires, así que va a ser una bonita ocasión mi primer concierto. Durante el resto del año voy a estar –ya estoy trabajando- muy intensamente en armar la programación del año 2020. Hay, obviamente, una trayectoria que cumplió hasta hace muy poco mi predecesor, el maestro Leonid Grin, y lo que he hecho el último tiempo, cuando y supe que era inminente mi elección como director titular de la orquesta, estudié, pues, los últimos 5 años de programación de la orquesta, las cosas que ha hecho la orquesta, a través de documentos de archivo de acá de la orquesta y también de internet, de manera que conozco la actividad e la orquesta; pero quería conocerla en detalle para, como te decía, para sobre esa estupenda base seguir programando con una proyección de ir hacia adelante. La orquesta ofrece una plataforma muy importante de programación, están los conciertos de temporada pero también está una parte muy importante en la que yo creo muchísimo, que son los conciertos de extensión, además de los conciertos educativos, etc. que es una programación muy importante y que se nutre también de algo que es quizás muy evidente para la gente que conoce la Osnch, pero quizás no todos sepan, que la Osnch es solamente una parte del Ceac, que también tiene el extraordinario Ballet Chileno, el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile y la Camerata, así que son elencos importantes que se nutren junto con la orquesta de este desarrollo y también me toca pensar en ellos en la programación.
¿En qué estado considera usted que recibe la Osnch?
En un momento muy especial de la orquesta en el aspecto artístico. Puedo señalar algo de lo que he vivido. Como dije, muy joven esta orquesta me dio una plataforma como director invitado que para mí fue muy importante. En 1999 yo estaba recién graduado de la Real Academia de Música, había comenzado mi carrera en Venezuela y la Osnch fue una de mis primeras plataformas como director invitado, y esa plataforma en la primera década del 2000 se sucedió año tras año, en algún año vine tres o cuatro veces, otro año hice alguna gira con la orquesta y, en los últimos años, he estado viniendo regularmente. ¿Qué es lo que he visto a través de esos 20 años desde que comencé a dirigir la orquesta como director invitado? A una orquesta que se ha ido solidificando con el tiempo, de ese grupo que está en la orquesta en estos momentos te puedo decir que el 80 o 85% de los músicos son los mismos de 1999, donde habían muchos jóvenes muy preparados que audicionaron en un concurso por oposición realmente muy exigente que tiene la orquesta, donde audicionaron gente muy buena y esa gente ha permanecido en la orquesta, entonces eso representa algo muy importante que es que la orquesta tiene una plataforma que ofrece a sus músicos una estabilidad artística, y obviamente laboral, muy importante, entonces ese desarrollo que se ve de crecer juntos 20 años en una orquesta. Los que ingresaron en ese momento recibieron lo mejor de la experiencias de las viejas generaciones y, hoy por hoy, la generación media ha estado nutriéndose de gente muy joven, así que el proceso de estabilidad pero al mismo tiempo de renovación ha sido muy exitoso, pues ha hecho que la orquesta tenga un sonido propio muy interesante. No tengo dudas que es una de las orquestas de Latinoamérica más importantes y, cuando hablo de Latinoamérica, hablo de lugares donde realmente hay excelentes orquestas en la región.
De verdad que siento que encuentro a la orquesta en un momento muy bueno de madurez artística y, desde luego, con esas dos plataformas que te comentaba, los 80 años de la orquesta, ese es un número importante, no muchas orquestas en Latinoamérica o en el mundo pueden decir que llevan 80 años, pero, además, 80 años donde la orquesta ha estado 80 años funcionando, con momento quizá de crisis, pero hay otras orquestas que han estado 80 años pero quizás por 10 años no estuvieron, esto ha estado continúo realmente, y con muy buenos artistas, y esos 80 años son muy importantes. Quizás lo más importante que le haya sucedido a la orquesta aparte de su personal humano es la construcción de una nueva sala. Conozco los planos de la sala, paso todos los días por la construcción, veo el movimiento y, realmente, no hay que ser muy entendido para saber que eso va a ser una de las salas más importantes del continente.
¿Puede comentar más sobre esta nueva sala?
La orquesta ha tenido un teatro que ha sido su casa por muchos años, como es el Teatro de la Universidad de Chile, que está en un lugar neurálgico de la ciudad que es Plaza Italia, tú sabes que ese lugar es un centro neurálgico de Chile, de la ciudad de Santiago, pero también del país. Ahí está el teatro que ha a través de muchos años ha cobijado no solamente a la orquesta, sino al ballet, a los coros y a las manifestaciones culturales. Es un teatro antiguo, con sus limitaciones, pero que ha servido de plataforma para la orquesta. Ahora la universidad, en un proyecto que se ha venido gestando durante muchos años, compró una parte importante, puede ser que tres cuartas partes de la manzana que da atrás del teatro, eso se expropió bajo los términos legales que corresponden, no conozco el mecanismo jurídico que se utilizó, pero fue hecho, obviamente, con todos los rigores de la ley. Ahí se está construyendo una sala de conciertos realmente moderna, pues, una sala de conciertos que tiene seis subsuelos, crece por tres o cuatro pisos, tiene una capacidad de más de mil personas, tiene un diseño acústico realizado por el ingeniero Gustavo Basso, que es el creador de la acústica de lugares tan importantes como el Centro Cultural Kirchner, fue el encargado de hacer la renovación de la estupenda acústica del Teatro Colón de Buenos Aires, así que toda la inversión económica que se hace, que desde luego es una inversión muy importante de dinero, está, pues, avalada por lo mejor que hay para una cosa tan especialista como lo es la construcción de una sala de conciertos. Y para una orquesta tener una casa de esa categoría es el mejor regalo para sus 80 años
Hablemos sobre la inclusión en los programas de las mujeres compositoras
Sí, ahí hay un proyecto que avanza en la orquesta, lo he visto en al actualidad en los último años de la programaciones, donde hay un importante número de composiciones chilenas que se presentan y todos los años hay cosas importantes como el Festival de Música Contemporánea donde se premia una obra ganadora, se estrena; donde en la Semana de la Música Chilena también se estrenan obras, se tocan obras, y hay una presencia importante de obras chilenas. Inclusive una idea importante que tendré en mi gestión es también un poco más eso hacia la música Latinoamérica, porque en la región también hay muy buena música, aparte de la música centroeuropea que siempre tocamos que es, obviamente, la columna vertebral del repertorio. En el caso de la mujer, ha sido bien interesante que este año por razones técnicas no se pudo hacer, por la misma razón de la construcción del teatro que tuvimos que salir por un tiempo, hay un concierto planteado para la mujer compositora chilena y, de hecho, iba ser dirigido por una estupenda maestra brasileña, Ligia Amadio, que se enfocaba en composiciones de compositoras chilenas. Ese concierto lo vamos a recobrar para el año que viene, lo vamos a reprogramar como parte fundamental. No solamente las compositoras Chilenas, siempre nos preocupamos de tener directoras Chilenas, porque siempre se ve “directores” como que es lo común, pero realmente las mujeres lo hacen como nosotros o mejor que nosotros seguramente.
Respecto a los compositores latinoamericanos que mencionaba ¿cuáles tiene en mente?
Bueno, es uno de los proyectos que hice con la Onsch fue música de compositores chilenos, de hecho con el Ceac grabé dos discos, ahí había música del maestro Guillermo Grifo, música del maestro Orrego Salas, música de Fernando García. Ahora para el año que viene tanto acá en Santiago como en el Festival de Frutillar voy a dirigir música de Luis Advis, la Suite latinoamericana, así que ahora me toca conocer más el espectro de la música chilena y aunarla a compositores que son, digamos, la columna vertebral de la música latinoamericana. Si nos vamos cerca, al lado, tenemos en Argentina a Alberto Ginastera, realmente uno de los compositores más importantes. En Brasil tenemos a Villalobos y si nos vamos más al norte conozco mucho de la música venezolana, siendo yo mismo venezolano, como la música de Antonio Estévez, ya conversé con el director del Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, Juan Pablo Villarroel, conversé sobre una pieza que creo es al mejor pieza sinfónico coral del continente como es la Cantata criolla del compositor venezolano Antonio Estévez, así que hay música muy buena. Música mexicana, por ejemplo, uno de los programas que estamos pensando para el año que viene es incluir la música de un compositor muy reconocido como es Arturo Márquez del famoso Danzón, vamos a estrenar su concierto para trompeta con un solista de talla mundial y, junto a eso, está la música mexicana de uno de los grandes de todos los tiempos como es Silvestre Revueltas, estamos considerando la programación de parte de su repertorio, así que el catalogo es muy importante y realmente muy llamativo en lo que respecta a música latinoamericana. Eso va tener un peso importante junto con la música chilena en la programación futura dentro de la orquesta.
Usted comentaba los conciertos de extensión como parte importante de la orquesta, ¿por qué los ve con esa relevancia?
Porque considero que la misión de una orquesta no se debe limitar solamente a tocar en su teatro, en un teatro se tiene al público cautivo, y ciertamente que es una parte fundamental de la programación de una orquesta y es lo tradicional. El público compra su entrada, va a su teatro, algunos se abonan etc. y mucha gente que le gusta la música académica busca el teatro, la programación, va a los conciertos que le gustan, hay gente que es muy asidua y convierte la música docta en parte de su vida y eso, obviamente, le da un apoyo muy importante a los programas de venta de entradas de una orquesta, como son los programas de abono, la publicidad que hay, los precios accesibles etc. Hay cosas muy importantes que están pensadas para eso, pero hay otra parte de la población, la música académica, la música docta como la llaman aquí en Chile, muchas veces se presenta en un empaque que en vez de acercar a la gente la aleja, se presenta como una cosa que solamente es para un público muy entendido, para ese público que conoce los compositores, las obras, la historia, etc. Se cree que es un consumo para personas eruditas y estoy convencido de que nada más lejos de la realidad. Esa es nuestra profesión, en el caso de la Osnch son 100 músicos, junto conmigo 101 músicos, que nosotros somos profesionales de esto, hemos amado la música gran parte de nuestras vidas, nos apasiona, de un gran porcentaje de los músicos de la orquesta sus padres fueron músicos y sus hijos y nietos son músicos y, en mi caso, también. Así que esto es algo que nos apasiona, tuvimos el privilegio de que alguien nos lo enseñara y nos cambió la vida y elegimos, dentro de tantas cosas, esto como profesión y lo hicimos una carrera universitaria, somos docentes. Nos apasiona Beethoven, nos apasiona Brahms, Mhaler, nos apasiona Ginastera, no solamente la música sinfónica sino la ópera el ballet, tantas cosas.
Siento que es nuestro deber en una institución como una orquesta, que no es una cosa barata mantener una orquesta, realmente mantener una orquesta requiere de mucho, que nuestra labor social tiene que salir del teatro, tiene que ir a otros lugares, a otros teatros, obviamente a otros teatros en la ciudad, en la Universidad Federico Santa María hay un teatro realmente con una acústica excelente, pero hay otros lugares, otras comunas, donde realmente el llevar el mensaje de la música que nosotros tocamos, cuando se la explicamos al público, cuando le hacemos llegar al público de una manera honesta, sencilla, sin ningún tipo de acartonamiento de que es una cosa para especialistas, y les hacemos ver que eso que nos apasiona a nosotros les puede apasionar a ellos, es un manera de sembrar arte y sembrar, también, ciudadanía. Que el público entienda que esto no es una cosa solo para una clase particular de público, no, esto es para todos. Obviamente que uno tiene que saber programar, uno no puede tocar una obra realmente muy compleja, en el sentido de su lenguaje armónico, para un público que es primera vez que va para un concierto, entonces ahí es donde se crean los conciertos didácticos, ahí es donde se crean los conciertos que tiene acercamiento al público como son las galas con solista líricos, y eso cumple una labor y cumple además una labor social. Te puedo comentar que una persona es diferente después de que escucha un concierto de una orquesta sinfónica, de alguna manera esa experiencia es muy difícil olvidarla. Nosotros queremos a través de la Osnch en las próximas temporadas involucrar la mayor cantidad de gente posible, de hacerle llegar nuestra música, de crear en las comunidades, de convertir la música en un factor social que alguna manera esto despierte esa inquietud, que hay también muy arraigada ahora en Chile en los últimos tiempos de que hay muchos niños y jóvenes dedicados a través de las orquestas infantojuveniles a hacer la practica orquestal ¿Cuál es el propósito de eso? El propósito no es que todos sean músicos, porque habría una sobre población de músicos, pero ese propósito que hace que la gente que estudia música, que conoce su disciplina en su niñez, en su juventud, sin duda alguna a pesar de que estudien otras carreras, otras cosas, el solo hecho de haber pasado por ahí, por ese rigor, por esa cosa, crea una sensibilidad muy especial y, sin duda alguna, va a ser mejor ciudadano.
El señor Pedro Pablo Prudencio también mencionaba, cuando lo entrevistamos, que la música forma carácter.
Absolutamente, yo soy padre de familia y lo veo en mis hijas, mis hijas son buenas estudiantes, o normales estudiantes con buenas calificaciones, y ellas mantienen, ambas muy jóvenes, carreras musicales. No sé si vayan a ser músicos, porque una de ellas estudia medicina, pero también estudia arpa clásica, pero también le gusta tocar piano jazz y piano salsa, o sea que la música le ha puesto un patrón de disciplina, porque la música no es que te sientes y suene el piano, obviamente te tienes que dedicar. Entonces, de alguna manera, lo veo también en mi esposa, que es una persona que es médico, también fue músico y siempre fue muy buena en las dos cosas. De alguna manera crea esto, es como el deporte, no quiero decir que la música es lo único hay otras cosas, hay… yo siento que lo peor es alejar a la gente de lo que nosotros podemos ofrecerle y dejarlos que vivan su vida con el celular en la mano.
Te podría interesar:
¿Algo que comentar de la situación del Teatro Municipal de Santiago?
No conozco la situación, porque lo que conozco es lo que veo en la prensa como un lector asiduo de periódico que soy, sé que la situación es difícil. Fui director artístico de un teatro de ópera muy importante, el equivalente al teatro Municipal en Venezuela, que es el Teatro Teresa Carreño y, lo que sé decirte, es que trabajar en un teatro que hace ópera, ballet, etc. no es un trabajo fácil, es un trabajo muy complejo porque es un trabajo muy costoso, que necesita mucha gente y obviamente trae esas consecuencias. Siento que de alguna manera el Teatro Municipal es un teatro que ha ofrecido estupendos espectáculos, conozco sus producciones, conozco muchos artistas que han trabajado ahí, conozco la infraestructura, es un bello teatro, pero mantener ese edificio cuesta, mantener un personal cuesta, etc. y, obviamente, el espectáculo de la ópera en general, que implica una orquesta, un coro, un ballet, una escenografía, un teatro y una boletería; tantas cosas, realmente son muchos elementos así que no es un trabajo fácil. Sé que no están viviendo un momento fácil porque ha habido cambios, pero no es nada que deba alarmar a mucha gente porque esto pasa en todos los teatros del mundo. Hay un alto y un bajo porque realmente es un reto importante, las instituciones culturales son muy difíciles porque hay un arte muy bonito que se presenta y, de esa cara bonita, por detrás, hay toda una infraestructura que realmente son, en algunos casos, cientos de personas que necesitan atención, que son artista pero a la hora de la verdad son personas que trabajan es un régimen laboral, y no es fácil. Los comprendo y lo que espero es que salgan lo mejor posible y lo antes posible.
Volvamos al tema anterior ¿Cómo es la inclusión de la música contemporánea en la música sinfónica?
Es hay un aparte que siempre trato de diferenciar, porque además hay un punto que a veces parece inflexible, es lo externo que se dice “no, las orquestas siempre tocan las mismas cosas”. Obviamente que uno tiene que programar logrando un balance. La quinta de Beethoven es la quinta de Beethoven y siempre será la quinta de Beethoven. Es una obra maestra y es un reto hacerla como se debe hacer, especialmente cuando todos creemos que la conocemos muy bien, o sea, hay que enfrentar a la quinta de Beethoven como una obra muy difícil que debes ir con todo el ánimo de hacerlo lo mejor posible, y eso te digo para Bach, para Tchaikovski, para Brahms, para Mozart, Wagner, etc. Eso es una columna vertebral fundamental, tenemos, gracias a Dios, esa base esa base que también atrae al público, porque también tenemos de alguna manera que conquistar a un público y al público no lo vas a conquistar solamente tocando las mismas cosas todo el tiempo, es crear un abanico de posibilidades y, dentro de ese abanico, la música contemporánea es muy importante. La orquesta está asociada a varios proyectos y estoy seguro que aparecerán otros proyectos como el de los Compositores Chilenos, el de las Compositoras Chilenas, el Festival de Música de Cámara. El tocar música contemporánea no es solamente la música que se escribió ayer, también es la música de hace 30 años, por ejemplo, hoy conversaba con dos extraordinarios solistas de la orquesta para proyectos futuros, como son Guillermo Lavado en la flauta y con Luis Alberto Latorre, pianista chileno, y estamos trabajado en dos propuestas de concierto de piano de Lutosławski, que es un obra sensacional para piano y orquesta y, en el caso de Guillermo Lavado, el estreno de un concierto para flauta.
Entonces, obviamente que damos una plataforma, lo que pasa es que eso no lo podemos hacer todos los días, muchos compositores dicen “bueno, las orquestas nunca nos tocan las obras” ¿Cuántos compositores hay? Hay 100 compositores, no podemos solamente tocar música de compositores actuales, tenemos que tocar la música que proyecta mejor. En la época de Mozart, Mozart no era el único, habría seguramente 300 compositores alrededor de él, lo que pasa es que Mozart junto con otros muy cercanos como Schubert, Beethoven, era una gente que estaba en la cresta de la ola, eran los compositores de mayor proyección, quizás porque tuvieron los mejores mecenas en algunos casos, pero no eran los únicos compositores. Hay una inclusión de música contemporánea en un buen número, el porcentaje siempre puede ser mayor, se pueden buscar fórmulas, pero es solamente una parte de la programación que preocupa, la programación tiene que ser para otros, hay gente que el año que viene, que se cumplen 200 años del nacimiento de Beethoven, quiere escuchar las 9 sinfonías de Beethoven, y ese es un proyecto que estamos barajando para ver de qué manera podemos ofrecer un Beethoven diferente, ojo, es la misma música pero orientada hacia otros elementos. Lo mismo sucede con la música contemporánea y la música contemporánea tiene cabida en esta orquesta, lo sé por experiencia y por haber estudiado los repertorios, la orquesta tiene una cantidad de discos de compositores, que en su momento estaban vivos o que siguen vivos todavía, muy grande mucho más que en otros países, doy fe de ello porque, por lo menos los países de la región, los conozco.
Finalicemos con algo más personal ¿Qué es lo que usted más disfruta de la dirección?
Es trabajar con la gente, Mi trabajo es estar al frente con una batuta, pero lo que me gusta a mí es hacerlo con toda la gente, pues, hacer música en conjunto. Me toca dirigir, estar con la batuta al frente, ese es mi instrumento, pero mi disfrute es eso, no es que «sucede», porque yo lo hago suceder, porque lo hacemos todos, entonces hacemos música en conjunto. A alguno le toca tocar el violín, a otro el triángulo, y cuando digo que toca la gente no solamente digo los músicos, el que le toca poner el atril tiene que poner el atril, el de las luces tiene que poner la luz, el que hace las partituras tiene que estar ahí, es todo un trabajo en equipo y yo soy parte de ese engranaje. Esa comunión con 100 personas es muy hermosa y, obviamente, el director tiene una parte de liderazgo, hasta cierto punto, porque no es 100% el director, está pero está el concertino de la orquesta, están los solistas de las orquesta, está todo un grupo de personas que engranamos todos. Es un trabajo en equipo y admiro mucho esa parte en que lo logramos, porque a la hora de la verdad somos músicos en ese momento pero todos venimos de la calle, todos tenemos un auto que está dañado, tenemos que pagar multas, somos normales, cuando entramos en ese momento entramos como en un trance y por tres horas estamos haciendo música entre todos, etc. Dos o tres veces a la semana nos ponemos un traje, tocamos frente al público y lo disfrutamos, y cuando no nos va bien nos vamos a casa un poquito pesarosos, etc. Es una vida, una pasión y hacerlo en conjunto realmente es un privilegio.