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Eclipse total es un libro de creación colectiva que reúne a 14 escritores que participaron del taller de literatura realizado en La Chascona que se conoce como LEA, por Laboratorio de Escritura de las Américas. Lanzado el pasado 28 de agosto en la casa de Neruda que se ubica a los pies del cerro San Cristóbal, el libro es una recreación del evento astronómico que asombró a Chile con la conjunción de los astros. Y al decir recreación nos referimos a una reimaginación de todo lo que cubrió la umbra, colmado de prosa poética y poesía visual.

«Ejes de acero que hablan de ejes poéticos, de puntos de encuentros para las soledades que entienden la poética desde las teleseries que marcaron la transición del milenio»

Siguiendo el desarrollo de los hechos, el libro tiene las etapas del fenómeno celestial: anunciación, desarrollo, apogeo, cierre. En las más de 100 hojas de la publicación las lunas plagan las páginas, cruzando textos, dibujos, miradas; provocando la sensación de que el evento se repite, de que la gente tiene los ojos cubiertos con oscuridad para apreciar una gran luz, una luz nueva y breve.

El taller LEA número 35 tuvo lugar entre mayo y julio del presente año, fue coordinado por Tamym Maulén, Ninfa María y Felipe Díaz como una propuesta de antiegoísmo escritural, de ahí que ninguno de los textos que hay en el volumen consigne la autoría, aunque bien destacan los nombres de los talleristas en la contraportada. Es decir, en el interior todos fueron unidos por el eclipse.

En la publicación de Editorial Pornos hay textos románticos, escenas de la cotidianeidad citadina trastocadas, textos que emulan la visibilidad del único satélite terrestre, encuestas para determinar el tipo de poeta que es el lector, y un variado abanico de juegos líricos que discuten constantemente el concepto de consistencia que se le impone a las publicaciones de poesía, dando espacio para varios tipos de tipografía en un mismo escrito, imágenes encajadas a mitad de los poemas, o textos insertos en círculos negros que imitan la cara no visible de la luna. Tal como la portada, el interior parece ser un collage poético.

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¿Quién ve más el eclipse? ¿Quién es más o menos poeta? ¿Por qué la gente cantó el himno nacional durante los dos minutos y medio del evento? Son preguntas que no se intentan responder, pero que se plantean una y otra vez con lírica lúdica que bien podría ser antipoesía. O una cara opuesta de la poesía. Durante el lanzamiento de la publicación, que repleto el Espacio Estravagario de la Fundación Pablo Neruda, se entonó y bailó Con suavidad de Jorge González. Los talleristas estaban ataviados con máscaras blancas de facciones alargadas, que recuerdan al mortífero grupo del film Les garçons sauvages de Bertrand Mandico. También se entonó el “Himen nacional” una rupturista versión de la canción nacional, que reza “Y el agua turbia que nos enferma / promete el futuro devastador”. Una mirada a La bandera de Chile de Elvira Hernández basta para entender cómo se extiende sobre esta generación la luz de esta poeta, cual astro jamás eclipsado.

Otra constante de significación en Eclipse total es el movimiento. La dinámica de las ciudades, las personas y los satélites es repensada en numerosas ocasiones. Por ejemplo, los movimientos lunares que se conocen como libraciones, son replanteados como liberaciones, en un texto que abarca la mecánica con que se intenta medir el tiempo y los desplazamientos celestiales, recordando el astrolabio que figura en el centro de la portada del libro y los relojes de cuerda, ejes de acero que hablan de ejes poéticos, de puntos de encuentros para las soledades que entienden la poética desde las teleseries que marcaron la transición del milenio.  Se lee “La poesía es lo que queda después de ver todas las teleseries del fenómeno dos mil y constrastarlas con la vida diaria”. Véanse también las referencias en el poema La única “de moverse inercial / hasta encontrar el goce en ello, y deambular al fin / al compás de una centrífuga / a la cadencia de los cuerpos / al vaivén de los pulmones”. La reflexión continúa sobre las revoluciones de los astros que se plantea desde la esfera armilar de la portada se refleja en brutales accidentes de tráficos, en desilusión ante la gente que no quiere interrumpir su rutina para apreciar el sol durante dos minutos, en un ánimo de revolucionar un país que ha perdido su capacidad de asombro ante las cosas simples y decir “Venderemos cara / la barata dignidad”.

Los tallerista –las identidades ocultas– fueron: Sergio Fica Fuentes, Constanza Fernández navarro, Catalina soto Caballero, Camila Ramírez Campos, Isi Díaz, Ana Belén Valenzuela, Camila Sentis Muñoz, Tomás Lewin, Claudio Quilodrán, Chamorro Arch, Charles Alberti Carrili, Guillermina Sartor, Majo Cornejo y Bernardita María.  Eclipse total es una invitación a mirar la conjunción de estos talentos, a que los lectores/as sigan con ojo atento los movimientos y libraciones de la literatura chilena joven.