Danza | Bell Cross, contacto onírico

Bell Cross Bell Cross es el nombre del unipersonal de danza contemporánea que se presenta en la Microsala de M100 de jueves a domingo hasta el 14 de julio. La propuesta es desafiante, se desarrolla sobre un escenario de dos niveles conectados por un plano inclinado con un triángulo de velcro que se adhiere a la protagonista para ralentizar su caída hacia los campos del sueño.

«La caída es desacelerada por una adherencia que de manera paulatina invade el campo sonoro de la audiencia»

En un principio la rampa está cubierta completamente por una gran tela. Bajo la manta un bulto, que poco a poco va tomando la forma de una persona que se mueve. Está en el plano en la parte alta de la rampa. Bajo esta “sábana” la protagonista se mueve por la verticalidad del escenario bailando para estirar la tela que la somete al nivel del suelo, al ahogo y sofoco producto del atrapamiento. La mano abierta recorre la superficie de la tela tensionando, dejando una huella, en un gesto que se parece al desplazamiento de un bebé por el vientre materno. La caída es desacelerada por una adherencia que se oye pero no se ve –la manta tapa la vista- y que de manera paulatina invade el campo sonoro de la audiencia. Desarrolla el descenso como búsqueda de libertad, que se concreta con la salida por la parte baja de la manta, como un nacimiento. Tras abrirse camino, salen su brazos y se deja caer al suelo.

Así nace o despierta la mujer que interpreta Gema Contreras, que da vida con solidez a la búsqueda de libertad sensitiva que es Bell Cross. Pronto comienza a escalar el escenario para llegar nuevamente al punto de inicio. Esta vez se pone un traje con superficies adherentes. Cubre todo su cuerpo, convirtiéndose otra vez en alguien anónima. Se gira y arrastra por la superficie del triángulo para frenar su caída. Roza el límite entre lo circense y la danza. Al mismo tiempo es como si siguiera estando bajo la manta, solo que esta vez es posible ver su movimientos porque ya la tela no interrumpe. Como una persona insomne da vueltas, mira el techo, se estira, vuelve a la posición fetal. ¿Dormir es nacer? ¿Despertar es vivir? ¿Arriba el sueño o las rutinas de la vigilia? Usa su pelvis para pegarse al triángulo.

Une el triángulo de su pelvis al triángulo de velcro. Varias veces. Entonces, la sexualidad comienza a ser un factor para entender esta búsqueda nocturna que emprende la protagonista. Es uno de los desafíos que plantea la puesta en escena desarrollada por Teatro del Antagonista en esta presentación. Sola, toca y busca contacto. Deberá delimitar los márgenes del triángulo para apropiarse de sus significaciones. Cubrir cada borde, rozar cada espacio.

En adición, la estimulación sonora que produce el contacto y despegue del velcro se siente casi en primera persona, produciendo la inmersión de los espectadores en el campo táctil de la bailarina. Es un logro de la dirección de Manuel Morgado, que estimula a la audiencia a seguir los esfuerzos de la bailarina por desprenderse del suelo y alcanzar la ligereza aérea de la danza.

Pega y despega, tacto y contacto, sueño y rutina. Es Bell Cross, un onírico despliegue de danza que se presenta en la Microsala de M100 hasta el 14 de julio.

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