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Compositor y músico, Manfred Werder (Suiza, 1965) vaga por ciudades y campos para encontrarse con la abundancia del mundo, aquella que deja sus huellas, en forma de palabras y citas sobre papel y en forma de incidencias, constelaciones, objetos, etc.
En esta gira por sur América Werder realiza y presenta sus obras más recientes, 20160 y 20170, en las ciudades de Buenos Aires, Montevideo, Santiago y Valparaíso. En nuestra capital presentó el 12, 15 y 16 de este octubre.
Las actividades propuestas por Manfred Werder, es decir, el concierto, la ponencia académica, la deriva, el asueto, todos ellos trabajan en la suspensión de sus marcos inherentemente limitantes hacia un encontrarse como último espacio sin objetivo.

En entrevista para Arte Al Límite Werder aborda los motivos que trata en sus composiciones.

 

¿Es difícil estrenar sus composiciones?

Si el término difícil quiere referirse a una estructura jerarquizante -por ejemplo de la música comercial a la vez clásica o popular- entonces, no, no es difícil, porque rechazo completamente  cada aspecto jerarquizante en mi trabajo. Las personas, con o sin experiencia en la música, que buscan acercarse a mis partituras están completamente libres en su acercamiento a ellas. Sin embargo, existe en cada búsqueda una dignidad. Esta dignidad es para mí el horizonte en que el arte tiene su responsabilidad, y entonces ahí reconozco la gran dificultad que hoy exige un cierto trabajo.

¿Considera que los teatros nacionales, sobretodo, deberían tener un porcentaje fijo en el repertorio para músicos contemporáneos?

Sinceramente, hoy día prefiero pensar el horizonte en que no exista más ningún tipo de apoyo, ni estatal ni particular. Estoy con Walter Benjamin cuando dice, en El Libro de Los Pasajes, que sería absurdo que pensáramos los modos de existencia de la sociedad sin clases a partir de la imagen de la humanidad cultural.

¿Prefiere la música en vivo o envasada? ¿Por qué? ¿O depende del contexto?

Una música en vivo puede ser envasada y una música envasada puede ser viva. Incondicionalmente develada, la música necesita rozar la realidad.

Decir que la música y las ideas suceden al mismo tiempo es como decir que la música es un lenguaje, es casi como decir que se puede pensar a través de la música, ¿qué tan cierto es esto para usted?

Para mí es cierto que se piensa a través de la música. Sin embargo, obviamente no solamente eso. La música no es un lenguaje, pero ella genera ideas, sin fin. Estas ideas chocan mutuamente y devienen nuevos, incontrolables engendros, excediendo las proposiciones limitantes del lenguaje. Por último reflejan la época.

¿Cómo es el proceso de creación para usted?

Diría que el proceso entero opera hacia un encontrarse como último espacio sin objetivo.

¿Qué motivos sociales se reflejan en sus creaciones?

Si tuviera que formular un objetivo explícito que busco en mi trabajo, sería que este trabajo reflejara el mundo. Ni más, ni menos, porque reconozco toda la dignidad en el operar del mundo. Entonces, el articular de una quinta bien temperada o el traficar de la pasta base coinciden en un solo plano.

 

Werder quiere destacar que Nicolás Carrasco Díaz ha acompañado de forma absolutamente sustancial todos sus proyectos en Chile desde el año 2011.