Ximena Gumucio siempre se ha sentido cautivada por la naturaleza, su mayor inspiración es el mar y sin miedo a entregarse a sus emociones, la artista plasma en sus pinturas con soltura y pasión, el movimiento de las olas, el viento y los veleros balanceándose con el océano. Sus colores también son intensos y a través de enérgicos atardeceres y plácidos cielos despejados, Gumucio explora tanto la energía como la inmensidad sublime del paisaje.
“Me gusta expresar mis sentimientos a través de la pintura, mis alegrías, mis penas, mis dificultades, mis esfuerzos. Busco retratar la fragilidad del ser humano en esta vida, pero también la energía que ofrece la naturaleza”.
La autenticidad y honestidad son algunas de las múltiples características de la pintura de Ximena Gumucio, quien, por medio de las aguadas y la pincelada suelta, expresa sus emociones y amor por la naturaleza, generando imágenes llenas de movimiento y también evocando sensaciones poéticas de ensueño. La artista utiliza la técnica mixta, aunque prefiere el acrílico, y ella misma forma los colores que utilizará en la obra a través de una diversidad de pigmentos.
Su principal temática son los veleros y el mar, y los retrata con una intensa gama de colores. Durante el proceso artístico, prevalece la espontaneidad y allí es donde surgen las manchas y el dinamismo de su pintura. Las atmósferas difuminadas de sus cuadros adquieren solidez y orden con las formas geométricas de los veleros.
En formatos grandes y con gran habilidad retrata el movimiento del océano, la potencia de las olas y el salpicar del agua cuando choca contra las naves, eso es lo que la mueve, la inspira y la hace feliz.
“El mar es mi inspiración, es muy importante para mí, me cautiva por sus movimientos, energía, pasión, fuerza, dinamismo, y a la vez, tranquilidad e inmensidad. Lo siento, lo escucho, lo huelo ¡Hay vida! Lo miro y no me cansa”, dice la artista.
Gumucio siempre se interesó por el arte, y su padre arquitecto fue una gran inspiración para el desarrollo de Ximena en torno al dibujo y a la pintura. Así, la artista comenta que en su obra actual, es posible que la gráfica sea un elemento que heredó de su papá.
Por otro lado, la inspiración en torno a la imagen del velero provino de su hermano velerista: “Con él pude apreciar todo el esfuerzo, dedicación, entusiasmo de este deporte, que también es un estilo de vida. Eso me cautivó y es lo que expreso en mis telas”, afirma la creadora.
Ximena Gumucio estudió pedagogía general básica en 1979 y su acercamiento profesional a la pintura comenzó diez años más tarde en la Universidad Católica con un diplomado en pintura y una serie de talleres en la Escuela de Arte de esa universidad y con distintos artistas como Celina Gálvez, Concepción Balmes, Matías Vergara y Jaime León.
Ha expuesto su obra en ciudades como Valparaíso y Talca y a nivel internacional en Buenos Aires, Montevideo, Miami, Nueva York y California.
La artista también se dedica a la escultura, una disciplina que trabaja por medio de la búsqueda del origen y el respeto por la materialidad utilizando el gres, cobre, fierro y pigmentos.
El dibujo es otra de sus facetas y allí de manera delicada retrata bocetos de rostros que expresan reflexión y placidez, utilizando materiales como carboncillo, pasteles, óleos y acrílicos.
Influenciada por el expresionismo abstracto, los movimientos contemporáneos, el informalismo y los artistas japoneses, Ximena Gumucio comenta que ser artista significa para ella admirar la vida, desarrollar sus dones a través de sus sensaciones, emociones e ideas. Aquel misterio, dice la artista, es una necesidad interior.
Dentro de sus proyectos, menciona que acaba de terminar una exposición en la minera Doña Inés de Collahuasi y está comenzando a trabajar en una exhibición para Puerto Varas. Además, está trabajando en un proyecto para desarrollar una temática con velas reales integradas a sus cuadros en una instalación. Actualmente la artista está exhibiendo sus cuadros en Galería Ququ y La Sala.
Su objetivo como artista es seguir descubriendo y expresar el placer que provoca la contemplación y la reflexión en torno a lo efímero de la vida. En una época en la que el ser humano se ha olvidado del presente, la pintura de Gumucio entrega la fuerza y alegría de la vida, en definitiva, la capacidad de apreciar la belleza del mundo que nos rodea.