La artista nacida en argentina, egresa de las Escuelas Nacionales de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón, obteniendo los títulos de Maestra Nacional de Artes Visuales y Profesora de Dibujo, Pintura y Escultura. Mirta Cidra conversó un poco con nosotros sobre su inspiración y obras. La argentina, ha participado desde los 18 años en escuelas y grupos de autoconocimiento, esa búsqueda la llevó a viajar por la República Argentina, Perú, Bolivia, Isla de Pascua, Europa e India. Desde sus comienzos, su obra, que es fruto de técnicas meditativas, ha reflejado posibilidades de percepción y concepción del Orden Universal. De 1970 a 1977 integra el Grupo De lo Universal, con el cual realiza gran cantidad de muestras, a partir de allí continúa su trayectoria individualmente.
“La educación por el arte y su camino pueden salvar”
¿Cómo defines tu arte?
A primera vista es geométrico pero su contenido es espiritual, con más emoción y luminosidad.
¿En que se distingue de la severidad del arte geométrico?
En que carece de aridez, utilizo más el círculo y las curvas.
¿Porque elijes el dibujo a lápiz como técnica?
Experimente con el óleo, el acrílico y la tempera. Es lápiz es más minucioso y certero. Mis primeras obras fueron en blanco y negro, luego incorpore el color.
¿Cómo impactan en tu obra la búsqueda de autoconocimiento, tus viajes por LATAM, Sudamérica, Europa e India?
Han sido un proceso mediador. Las imágenes nacen de técnicas meditativas, las capto con bocetos rápidos y van a su soporte.
¿A qué se debieron los cambios de denominación, Arte transpersonal en 1995, Arte cuántico desde 2002 y Haciendo Visible Lo Invisible actualmente?
Si bien la imagen siempre era geométrica, en su contenido había cambios. Arte transpersonal significaba un ir más allá de uno mismo, que tocaba otras personas. Cuando lo llamé Arte cuántico se tornó universal, sin embargo, la palabra traía conflicto, distraía, me preguntaban si tenía que ver con la física o la filosofía y creí más simple nombrarlo Haciendo visible lo invisible.
¿Qué permanencias y mutaciones ves en ese trayecto?
Permanecen la búsqueda, querer despertar y ser consiente. Mutaron las formas y el modo de transmitirlas. Los años traen apaciguamiento, menos vehemencia y eso se nota. La permanencia da serenidad.
Tu formación ha sido en las mayores escuelas de bellas artes argentinas, ¿Quiénes han sido tus influencias?
Transitar la Belgrano y la Pueyrredón en si con todas sus vivencias, sus rincones y grandes maestros, historiadores y filósofos donde dejaron una gran formación. Maestros de la vida, un regalo dentro y fuera de la escuela, han sido Roció Domínguez y Juan Andrés Otano ex rector de la Pueyrredón, docente que instaba al autoconocimiento. Luego, en el período que denominara a mis creaciones como Arte transpersonal, una figura importante fue Virginia Gawel, directora del Centro Transpersonal de Buenos Aires.
¿Qué importancia tienen la intención y la atención en ti y en el observador de una obra?
Son pilares importantes, así como la intención de esa atención. En mí, es un modo de vida visible en la obra. Toda obra de arte es creada para llamar la atención, invita a que la atiendan, cuando el espectador la observa con plena presencia es maravilloso.
Desde los años 70 invitas a reflexionar pedagógica y artísticamente sobre la Integración del Hombre nuevo y la actitud creadora. ¿Por qué seleccionas esos ejes?
Porque el hombre puede llegar desarrollarse a sí mismo desde su integración, desde lo que piensa, dice, habla y actúa – que debe seguir una misma línea-, después puede integrar a otro y a lo más trascendente si cree en ello, hacia la totalidad.
Y en el Centro Cultural Gral. San Martín dictabas Experiencias para la Integración del Hombre Nuevo, ¿qué necesidad de integración observas hoy?
La necesidad es permanente, cada momento histórico tuvo sus referentes pero como sociedad no nos hemos integrado aún. Ese hombre nuevo, interior y germinal, no lo es por hacer algo novedoso, sino por su estado de integridad e integración con el que rescata valores preciosos, desde allí lo que haga es regenerador
¿Cómo llegan tus audiovisuales Luz-armonía, Aspectos de la Cultura Pre-colombina en Perú y Bolivia, Lo Nuevo en América, La Actitud Creadora y La Isla de Pascua?
Trabajaba en varios soportes y los videos fueron hechos con la misma intención que los dibujos, con imágenes captadas durante mis viajes por esos lugares exponía el papel del arte a través del tiempo y su capacidad transpersonal. Lo que se presentaba como “nuevo” en esa época, ya estaba presente en culturas antiguas. El video de actitud creadora refería a por qué crea el hombre.
¿Y por qué crea el hombre?
Porque cree. Aunque sea ateo crea, y ese crear es un modo de creer. Hay tantos peldaños por los que se crea: por necesidad personal de mostrar su mundo y lo que le pasa, por mostrar lo que pasa a su alrededor, al otro, al mundo, a la tierra como planeta. También se crea por necesidad trascendente, para mostrar en lo que cree y no se ve, para religarse con lo intangible.
Tu obra también ha sido premiada también como arte digital. ¿Qué desafíos trajo la categoría?
Mi obra no es digital puro, son digitalizaciones de mis dibujos. El desafío fue cómo lograr permanezca en formato digital la esencia original que da origen a la obra.
Has integrado la Comisión de clasificación de etapas evolutivas en la gráfica infantil. ¿Qué sugieres al clasificar producciones infantiles? Que no lo hagan solo desde lo intuitivo o personal, hay que estudiar las etapas infantiles, a Ibarra, a Lowenfeld, y a la vez tampoco anquilosarse allí. Las fronteras rígidas se han corrido y la niñez ha cambiado.
Con medio centenar de premios y menciones, ¿cómo ves las distinciones en el arte?
Estuve divida en dos, creo que en el arte no debe haber competencia. Me costó entrar en este mundo, pero es la forma en que la obra circula y a su vez no es lo más importante. Si importa mostrar lo que se hace, es un modo de ser puente en el arte y en la vida.
Cuando volvió la democracia en Argentina colaboraste en el Diseño Curricular de Plástica en Buenos Aires. ¿Qué bajada enfatizarías hoy en la educación de niños y adolescentes?
En la formación docente, en quien va a enseñar y sus ganas para que su trabajo áulico sea de respeto a la creación y al estímulo creativo con propuestas de base claras. No adhiero al ¡dibujen lo que tengan ganas, tema libre!, a dejar al alumno a su suerte.
Pondría énfasis en el ser motivadores, entendiendo que motivar no es dirigir. Hacer oír y observar por ejemplo, la naturaleza, una planta, los colores del otoño y abordarlo con técnicas acordes.
¿Qué proyectos tienes actualmente?
Seguir en la búsqueda interior, en las artes, dibujando, siempre abierta a lo que puede venir, haciendo Tai chi chuan, un arte que siento similar a mi expresión, ambas prácticas coinciden en esa luminosidad de la energía terrestre y celestial.
¿A que otros soportes llevarías tu obra?
Hace tiempo trabajé sobre planchas de acrílico, volvería a elegirlo como soporte por su transparencia.
Si bien podemos seguir cronológicamente décadas de tu trayectoria en salones y muestras, evitas fechar tu obra. ¿Por qué?
Creo que el arte es atemporal. Así como puse y eliminé etiquetas de nombres, la fecha etiqueta, no creo necesario poner esto lo pinte en tal lugar, tal día, aunque a veces en un salón hay que hacerlo, una obra de arte está ahí, no importa cuando se hizo, aunque para el crítico o historiador se vea de otro modo.
¿Qué más decir del arte en estos tiempos?
Que es una herramienta de crecimiento personal, colectiva y planetaria. La educación por el arte y su camino pueden llegar a salvar de algún modo. El arte lo sostiene todo.