Hasta el 26 de agosto en la Sala de Arte CCU se llevará a cabo la exposición «Campo de Juego». A través de dos dispositivos realizados para aprovechar especialmente es espacio del lugar, el colectivo Mil M2 instala una instancia de diálogo y juego.
¿Cuál es el momento? ¿Cuáles son las reglas del juego? Esas son las preguntas planteadas en un pizarrón rayable que acompañan a las dos instalaciones preparadas para el evento. Mientras que en el espacio interior los visitantes podrán jugar con 30 cubos –que presentan en sus caras diversos caracteres–, al exterior el público podrá utilizar uno de los dos balancines dispuestos para la ocasión.
Pedro Sepúlveda, director creativo del colectivo, Fernando Portal, editor de contenido, y Constanza Carvajal, se refirieron a la exposición:
¿Cómo llegaron a la Sala de Arte CCU y cómo conciben esta exposición?
Pedro Sepúlveda: Nosotros empezamos nuestro trabajo como colectivo hace tres años. Hemos sido siempre un grupo multidisciplinario que trabaja desde distintos frentes. Se nos invitó a hacer una exposición a la Sala de Arte CCU y lo que decidimos hacer fue abrir un espacio más que generar una exposición de arte convencional. Diseñamos una experiencia que tiene que ver con el acto de interactuar con las personas que vienen a ver este proyecto. Lo que deseamos en el fondo es poder reflexionar a través del juego sobre contingencias políticas y humanas.
La idea es abrir este espacio y generar una serie de actividades donde las personas puedan reflexionar en torno a ciertas ideas bases. Uno de los objetivos de nuestro proyecto es que los objetos y su relación con las personas cambien. No hay comparación con otras cosas que se están haciendo; lo que nosotros hacemos no debiese reemplazar ni cuestionar a otro artista. Tiene que ver con la visión que tenemos nosotros de cómo se usa el suelo de las galerías y cómo este espacio puede ser un lugar donde la reflexión y la interacción generan algo nuevo e inesperado.
¿Cómo entienden el fenómeno de la comunicación en la actualidad?
Pedro Sepúlveda: Nosotros siempre hemos trabajado con una idea de lo digital en contraposición a lo análogo. En un mundo que está cargado de cosas digitales, lo que nosotros estamos proponiendo es empezar a jugar con nuestros cuerpos y nuestras espacialidades físicas. En ese sentido, siento que tiene una contingencia política, pensar en cómo nos estamos comunicando. El celular cambió la forma de hacerlo; cómo podemos encontrarnos presencialmente. Uno de los conceptos que hemos acuñado en nuestro trabajo es el de la red social presencial.
Hemos usado el lenguaje como una de las herramientas principales de nuestro trabajo. Quisimos generar un espacio exploratorio y un espacio experimental en una galería de arte. Para nosotros, el desafío es poder descubrir cuáles son los juegos que se pueden realizar con estos elementos. Las preguntas tienen muchas más de una sola respuesta; eso tiene una validez súper interesante. Es súper abierto lo que estamos proponiendo, la intención de cocrear con el público distintos sistemas que permitan encontrarnos y generar conocimiento de manera colectiva.
¿Cómo utiliza el espacio cada dispositivo?
Constanza Carvajal: Lo que quisimos hacer fue usar los dos espacios de la galería –la plaza y el interior–, y en ambos generar diversas instancias de encuentro. Lo interesante de este juego es que necesita de otro para poder funcionar. Nos preguntamos cuál es el momento en el que dos personas llegan al mismo punto de encuentro.
Lo que buscamos es ampliar la galería hacia la calle y que la gente pudiese usar el lugar como una prolongación del espacio público. Ahí partió la idea de hacer un juego físico y otro desde el lenguaje. Hay un juego que tiene las reglas dadas por la gravedad física y otro que tiene las reglas sin construir y que deben ser pensadas colectivamente.
¿Cuáles son las principales ideas detrás de los proyectos del colectivo Mil M2?
Fernando Portal: Las ideas que han guiado el trabajo de Mil M2 han sido generar proyectos específicos para ciertos lugares. Proyectos que partan desde la pregunta de cómo consumimos la cultura y cómo el conocimiento se gesta desde la interacción entre las personas. Más que proponer objetos para observar, lo que proponemos son objetos para compartir, para dialogar, esperando que desde la interacción y desde el registro de esa interacción se puedan generar nuevos encuentros, nuevas amistades.
Las dos preguntas que están acá son invitaciones para que la gente juegue y deje registro de lo que haga. La principal invitación es a construir las reglas del juego de manera colectiva.