Marcela Vicuña | “Quedándome con lo esencial”

Marcela Vicuña, artista chilena y dueña de la galería Espacio Siena, siempre ha apostado por el cambio y los nuevos descubrimientos. Así, si a nivel creativo acaba de emprender una nueva aventura pictórica entre lo abstracto y lo figurativo con temáticas naturales, por lo que concierne a su faceta de galerista, no puede contener la emoción por estar a punto de viajar a Nueva York para participar en una de las más importantes ferias del continente.

Si la artista quiso organizar una entrevista hundida en la posmeridiana paz del Parque Bicentenario de Santiago, justo cuando las sombras empiezan a explayarse y una inesperada brisa se enfrenta al calor veraniego, alguna razón peculiar y estrictamente relacionada con su producción tiene que existir. Sin embargo, antes de cualquier explicación, Marcela prefiere enfocarse en su otra faceta, la de dueña de Espacio Siena, y –precisamente– en un hecho de carácter altamente urbano donde la galería será protagonista.

Cuenta entonces que desde el 14 al 17 de Abril, Espacio Siena viajará directamente al glamuroso Pier 94 de New York, en pleno corazón de Manhattan, donde tendrá lugar uno de los más destacados e históricos acontecimientos del mundo de las Art Fairs: la edición número treinta y ocho de ArtExpo NY. Así, Marcela estará presente tanto como artista (con una obra de su última serie Árbol y 6 fotografías en blanco y negro) al igual que como galerista encabezando una expedición 100% femenina. “ArtExpo es un clásico en Nueva York –explica– Participaremos once artistas, nueve con pintura y dos con escultura, en un grupo donde todas presentarán obras realmente buenísimas y contundentes… será, obviamente una excelente oportunidad de compartir la creación chilena en el extranjero; además porque esta es la primera vez que Espacio Siena sale fuera del país. Es un tremendo salto”, concluye orgullosa.

Araucarias, Marcela Vicuña
Araucarias, Marcela Vicuña

He ahí, volviendo al parque donde Marcela no para de examinar “a escondidas” las hojas a contraluz de un árbol cercano, resulta interesante subrayar como justamente lo de la feria neoyorquina pueda volverse un eficaz punto de partida para un análisis de la poética creativa de esta artista. De hecho, más allá de la comprensible emoción que le genera la importante experiencia por venir, hay que hacer una fundamental premisa teórico-estilística: si hay algo que en seguida resulta clarísimo al mirar las obras de Marcela Vicuña, pues es que lo suyo no son ni los rascacielos de vidrio y acero, ni las interminables cuadras de hormigón, ni la densidad del reticulado metropolitano. Pues, y ya se habrá entendido, lo suyo es –y siempre ha sido– la naturaleza con su vibración trascendente. “Siempre ha sido mi inspiración; y ahora estoy trabajando en una serie retomando el tema de los árboles. Hace años dejé lo figurativo y fui evolucionando hacia lo abstracto. Hoy en día estoy volviendo al dibujo con tinta china y plumilla, sobre fondos abstractos. Así elegí el tema de los árboles porque vivo, y siempre he vivido, en contacto directo con la naturaleza y siempre me han atraído… deteniéndome a contemplar estas hojitas, a contraluz…”, explica la artista.

Quedan inmediatamente claras las dos vertientes alrededor de las cuales se construye el trabajo de Marcela Vicuña: por un lado lo natural y, por el otro, lo abstracto; aunque este último aspecto pueda eventualmente ser intervenido con elementos tendientes a lo figurativo. Y justamente esta eventualidad marca el cambio, la evolución que ha llevado a la artista chilena a emprender una nueva aventura creativa con la ya citada serie Árbol. Pues si anteriormente volcaba en la tela su amor hacia el medio ambiente de una manera totalmente abstracta, muy explosiva en su aparecer casi ancestral y primordial (como demuestran –por ejemplo– las series Tierra y Agua), es igualmente cierto que Marcela Vicuña va en busca de algo mucho más equilibrado, suave, limpio, íntimo. Así, si antes la total abstracción sugería un mar en tempestad o un volcán en erupción al principio de todos los tiempos, ahora la suavización de estos mismos elementos juntos con alusiones figurativas vislumbra una dimensión más, por así decirle, “humanizada” de la naturaleza. “Antes mis obras tenían mucho que ver con la energía –relata– eran más viscerales y de contenido muy fuerte, pintadas con todo el cuerpo, tras un gesto grande. Hoy, en cambio, el recurrir a la plumilla y a la tinta china significa una instancia calma, meditativa, enfocada en el detalle… O sea que diez años atrás me podía pasar muchas horas pintando en grande, pero ahora –continua– quiero algo que no me quite tanta energía, algo que sea más placentero, quieto…”

Chañar, Marcela Vicuña
Chañar, Marcela Vicuña

Deseo ocupar menos material, al pintar. Busco alivianar la obra. Alivianar la vida. Simplificar. Quedarme con lo esencial. Es un tema interior, algo que se traduce en la obra, una etapa de la vida

Se trata, de aquel perenne fluir horizontal que caracteriza prácticamente toda la obra de Marcela. Es nada más ni nada menos que un largo relato hecho por recuerdos e intuiciones; por lo que se ha dejado atrás y se retoma inesperadamente y por lo que, desde luego, queda aún por descubrir. Es el libro sobre la pintura al óleo, regalo de la abuela. Es Reñaca, cuando estaba rodeada de bosques. Es también el Pier 94 que aguarda por la próxima feria a la orilla del Rio Hudson. Es una historia que mezcla lo terreno, lo concreto, la tierra que se pisa, con lo espiritual, el cielo que se respira. Un cuento armado día tras día y representado por una evolución vital y creativa que nunca se detiene y que influye cotidianamente al entrar al taller. Es una simple y silenciosa defensa de los bosques, una invitación a respetar. Es una tarde en un parque contándose, una plumilla que corre sobre la tela. Son unas franjas de tierra, unas aguadas, las capas de color, el cielo y el agua, las palabras, una partitura musical. Y las araucarias del sur de Chile al igual que unos chañares de San Pedro de Atacama. Es el origen, lo nativo; y es un viaje, con las obras bajo el brazo.

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