“Todo lo que pasa en el arte está primero en uno, lo que ves, lo que tocas, lo que vives, lo que sientes. Nada es casualidad. Todo tiene un por qué y él, está dentro de cada alma artista”.
La artista argentina, Paola Cohen, habla desde su interior y así también su trabajo. Sus palabras expresan emociones y sentimientos, convergiendo en una dinámica perfecta para dar vida a sus obras. Expresa sin filtros y de manera espontánea, como si su obra se fusionara perfectamente con su vida.
Proveniente de familia textil y diseñadora de profesión, ha estado ligada al vestuario por muchos años, siempre cerca de telas, texturas, moda y alta costura. Así, su vida ha estado marcada de manera significativa en su trabajo plástico.
Hace quince años, Paola está dedicada al arte, pero desde hace solo cuatro –momento en el que pasó por una situación personal muy complicada– decidió dedicarse cien por ciento a la pintura y el grabado. Sus estudios fueron de manera autodidacta, a través de talleres y cursos mediantes los que perfeccionó sus conocimientos en pintura, escultura y grabado, logrando expresar una inquietud y motivación que traía en silencio hace años.
El proceso creativo de Paola tiene mucho que ver con su personalidad y dinámica interna. Siempre trabajando desde una necesidad creativa, expresiva, interpretativa y plasmando, en su obra, lo que está en su mente. El “caos” –tal como ella lo llama– que está en su cabeza, en modo de conceptos e ideas que se van ordenando de a poco para dar paso a la obra y al hecho artístico. Probablemente sea esta la razón por la cual Paola cita a Bourgois cuando habla su obra, “para mí la pintura es su cuerpo”, así su trabajo pasa a ser testimonial, autorreferencial. El arte es pensamiento y su pensamiento va haciendo la obra. “No se si fue una decisión o si me fue eligiendo”, explica.
De gestos expresionistas, sus trabajos muestran el carácter versátil y lúdico de su forma de trabajar. El óleo es el elemento principal y con él incorpora transferencias, acrílico, asfalto, entre otros materiales. Todo lo que pueda ayudar a interpretar su imaginario lo usa para este objetivo, logrando resultados muy atractivos, ya que todos los materiales logran al unísono una dinámica potente, fuerte, expresiva, en perfecta sintonía. La tela nunca está en blanco y el soporte se trabaja por capas que se sostienen y se apoyan entre sí, formando el espacio final.
Sus trabajos comienzan con los bocetos, imágenes que trata en el computador. En esta parte su formación como diseñadora influye significativamente, pues la imagen es procesada para luego dar paso a la soltura propia del quehacer artístico, quedando mucho al azar de la mancha primaria, del gesto lúdico y accidental.
Una muestra individual que marcó mucho la carrera de Paola fue Encorsetada, en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires. La temática era en base al corsé, la mujer, el vestuario, las telas. Fue potente en temática y por ser multidisciplinaria de escultura, pintura y grabado. La simbología y lo que dice esta prenda femenina, sobre estar atrapada, presionada. Un trabajo en torno a este objeto que tiene una carga simbólica interesante y muy fuerte, resaltando este elemento de la moda, que se acomodó perfectamente con la simbología que tenía a nivel psicológico para la artista. Tiene relación también, con lo que está siempre presente en sus obras: la figura de la mujer. Siempre haciendo referencia al cuerpo, la femineidad, relacionada con la familia, el dolor, con lo que te puede pasar de un día para otro, con la finitud de la vida. Siempre de una forma u otra, presente o no, el cuerpo femenino aparece en forma de alas o en forma de gesto. Rostros familiares, sus hijas y su madre están presentes, a veces representados de manera inconsciente.
“Mi obra es arte vida. Es mi vida reflejada en la obra. Las mujeres, el textil, las situaciones. Es un lenguaje, es desde donde proyecto y entrego lo más íntimo de mí… eso que a veces ni mi consciente es capaz de descifrar”.