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Óscar San Miguel es el controvertido artista que transformó la iglesia de Santa Bárbara de Llanera en Asturias en España. Luego de permanecer abandonada por decenas de años el colectivo Church Brigade compró la capilla para restaurarla y convertirla en un espacio para ejercer diferentes disciplinas. Sin embargo, dentro de los propósitos iniciales, se contempló conservar la majestuosidad de la construcción para que quienes solían frecuentarla, no vieran en desmedro la restauración realizada.
Así, Óscar San Miguel, quien siempre que visitaba la iglesia contemplaba el sinnúmero de posibilidades que había en ella para desarrollar, se encantó con la idea de proporcionar una idea geométrica, colorida y resplandeciente al espacio, cuya majestuosidad e iluminación le evocaba y conmovía de múltiples formas.
Entonces la cubrió de formas psicodélicas. Los siete días de la semana y 12 horas diarias se encerraba a proyectar imágenes de conciertos musicales y figuras de la música, cuyas tendencias le movían. A propósito de las críticas provenientes de los devotos de los lugares sagrados Okuda, su nombre artístico comentó a ICON: “He tratado con mucho respeto el lugar y todo está hecho de corazón. No creo que sea una falta de consideración hacia los creyentes, porque no tiene ningún componente ofensivo para la religión”. Mientras continúo explicando la forma en que este lugar le había cambiado e inspirado: “Me impactó la simetría perfecta entre las rampas de abajo y la bóveda de arriba. Era muy importante para mí llevar mi pintura a las paredes, y las cúpulas de la iglesia”.
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Oscar San Miguel is a controversial artist that transformed the Santa Bárbara de Llanera church located in Asturias, Spain. After being abandoned long time ago, a group called “Church Brigade” bought the chapel in order to restore it and turn it into a space where people could practice different disciplines. However, within the main goals, it was taken into account the conservation of the building majesty; that way, those who used to visit it did not undervalue the restoration.
This way, Oscar San Miguel, who, every time he visited the church, studied the countless possibilities that could be developed in that place. He loved the idea of providing a geometrical, colorful, and dazzling idea to this space, which majesty and illumination made him recall and get excited in multiple ways.
Then he painted psychedelic shapes. Seven days of the week and twelve hours per day he shut himself away to project images of musical concerts and music idols (whose tendencies inspired him). Due to the criticism of the sacred-place devotees, Okuda, the artist’s stage name, said to ICON, a Spanish magazine, “I have respected the place and all was done with great affection. I don’t think this has no consideration for believers because it has no offensive components for religion.” Then he explained the way this place changed and inspired him, “I was impressed by the perfect symmetry between the ramps below and the vault above. It was important to me bringing my painting to the walls and to the dome.”
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