Mariana Tocornal es una artista visual chilena, que durante todo este mes de noviembre estará presentando su trabajo en una exposición colectiva en Sala Gasco, y una exposición bipersonal en Galería XS.
Fotografías cortesía de Verónica Ibañez Romagnoli.
En los últimos años la porcelana se ha convertido en el material principal y foco de toda su reflexión artística. Con ella, Mariana Tocornal desarrolla un trabajo arduo y sistemático en torno a las historias que portan los objetos de uso cotidiano. Mariana ha producido innumerables figuras de porcelana, donde todas ellas mantienen las huellas de su producción, incluso guarda y trabaja con aquellas piezas que casi se han desintegrado y sucumbido por completo al arduo proceso de confección. Pequeños juguetes, tazas, teteras, tijeras, paños, entre otros objetos, son parte de un imaginario íntimamente relacionado con un ejercicio de evocación y exhibición de la memoria personal y emotiva que todos guardamos.
¿Cómo ha sido poner tu historia personal al servicio de tu labor artística?
Creo que todo lo que hace el ser humano tiene que ver con quien es, con su ideología, su cultura, ya que todo siempre está situado en un contexto. Cuando lo llevamos al ámbito artístico me parece que es más claro, porque hay que trabajar con lo que uno conoce y desde el lugar en el que uno se sitúa en el mundo. Para mí no tiene sentido hacer una obra que no me exponga de alguna manera porque creo que, al final, todos tenemos las mismas historias, los mismos dolores.
¿Cómo llegaste a considerar la porcelana como un material que sintonizaba con tu reflexión artística?
La mayoría de la gente a mi alrededor se interesa en la cerámica como técnica y desde ahí desarrollan un lenguaje, pero para mi fue al revés. Decidí aprender porque ya trabajaba con la forma de la taza de té. Llegó un momento en que como ejercicio decidí conocer el proceso original que generaba esa forma que aparecía repetitivamente en mi trabajo. Fue una búsqueda que tenía más que ver con el concepto que con el material.
¿Podrías explicarnos qué tipo de porcelana usas, y en qué consiste el procedimiento que llevas a cabo para realizar tus obras?
Trabajo con porcelana de Limoges en colada, eso significa que viene en polvo para trabajarla líquida, y no como pasta. Voy investigando el material de muchas maneras, y pruebo con todo lo que hay a mano. De a poco he podido avanzar hacia las formas y los efectos que uso en las piezas finales. A veces es un proceso muy poco tradicional, pero creo que el resultado es interesante y sirve para la temática general de mi trabajo. Me cuesta aceptar la lentitud del proceso porque cada pieza requiere mucho trabajo. Primero hay que hacer un molde de yeso, luego debes preparar la colada de porcelana. Recién ahí la pieza puede ser moldeada y luego secada. Finalmente hay que hornearla a bizcocho, esmaltarla y hornearla por última vez. Soy muy impaciente y eso me lleva a tratar de apurar todo el proceso, pero he tenido que aprender a respetar los tiempos de la cerámica. Es un ejercicio parecido al grabado o a la cocina, si no se siguen los pasos en el orden preciso no se logra nada.
¿Cómo nació la idea de trasladar objetos de uso cotidiano a la porcelana?
Los objetos utilitarios entran en nuestra vida y de a poco se van haciendo invisibles. Pienso que al sacar estos objetos de contexto y despojarlos de su sentido práctico vuelven a aparecer, pero como símbolos. Creo que este tipo de objetos logran transformarse en un vehículo para su contenido emotivo.
¿Qué buscas producir en el espectador presentando este tipo de obras?
Me interesa que se armen historias, por eso los objetos que uso apelan a la memoria colectiva y a la nostalgia. Me parece que las obras funcionan cuando el espectador logra reconocerse en alguna parte de ellas y toma un rol dentro de la escena. Lo importante para mí es que se active la memoria y hagan la relación entre una miniatura de porcelana y las situaciones que todos experimentamos en la vida.
En tu obra hay un objeto en particular que se repite constantemente, hablo de la taza. ¿Qué significado tiene esta repetición? ¿Por qué este elemento se ha vuelto tan relevante para tu trabajo artístico?
Trabajo con tazas hace varios años porque son un objeto que habla de tradiciones antiguas, de rituales domésticos, de la fragilidad y la delicadeza. Al descontextualizarlas se convierten en un objeto utilitario que es realmente inútil, y eso ciertamente nos comienza a traer recuerdos de juegos infantiles, de herencias familiares y cosas que ya no tienen que ver con su uso práctico. Las tazas se han transformado en un punto de partida para mi obra. Al armar las esculturas a veces necesito volver a algo familiar y así la taza, inevitablemente, vuelve a entrar en escena.
¿En qué sentido consideras que tu obra trabaja sobre lo femenino, y qué dimensión de este tema buscas rescatar con tu trabajo?
El rescatar labores femeninas como la costura y el bordado tiene que ver con una búsqueda de identidad. Siempre me rebelé ante ese tipo de labores. No saber tejer ni coser siempre fue motivo de orgullo para mí, pero uno crece y comienza a ver que este tipo de oficio tiene un valor no sólo simbólico sino también físico que me interesa mucho. Pienso que todas son tareas muy creativas y repetitivas que nos llevan a retomar costumbres muy valiosas.
De todas las series que has realizado, ¿hay alguna que consideres un hito personal para tu reflexión artística?
Creo que la serie de los Fanales es importante porque fue la primera vez que no trabajé con los objetos aislados, sino más bien como partes de un “universo”. Eso me abrió la puerta a explorar la interacción a través de diferentes escalas y materialidades. En general cada serie es una puerta a la siguiente, y en cada una hay un salto.
¿Podrías contarnos en qué consiste tu última exposición en Galería XS?
La muestra en la Galería XS es titulada Otro lugar…, Aquí mismo. En ella comparto con Ana Catalina Vicuña, y la obra que presentamos es mucho más íntima. Ana Catalina trabaja con el bordado y yo con la porcelana, y creo que las dos tenemos una visión muy propia del trabajo manual y de lo femenino. Hacemos objetos laboriosos, frágiles y con una estética antigua. Para esta exposición enfoqué mi obra en lo doméstico, y presento una serie de escenas de pequeño formato donde hay tazas, pañuelos y personajes entre otras cosas. En casi todas las obras se presenta una situación de conflicto, como casi siempre en mi obra. También hay una obra grande que es un experimento con texto de porcelana, que a pesar de sus dimensiones también mantiene una estética delicada. Lo interesante de esta exposición es que las dos trabajamos sobre la nostalgia, y las obras dialogan muchísimo. Me da la sensación que tenemos una manera de pensar muy parecida y una visión del mundo muy similar.