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Puerto de Ideas Valparaíso 2015: Multiplicidad y diálogo

By 11 de noviembre de 2015septiembre 12th, 2024No Comments

El Festival Puerto de Ideas, de la Fundación Puerto de Ideas, tuvo su quinta versión entre el pasado viernes 6 y domingo 8 de noviembre. Manteniendo una constancia en la calidad de su programación, presentó una serie de actividades dirigidas a un público heterogéneo.

Imágenes de Rodrigo Molina

Desde el discurso inaugural del día viernes, donde estuvieron presentes las autoridades culturales involucradas en la organización y desarrollo del festival, prometía con una cartelera llena de creadores. Digo creadores porque la característica de Puerto de Ideas es la multiplicidad de sus invitados: desde científicos, pasando por pensadores humanistas hasta artistas visuales. Todo en el festival apuntó a la cultura, entendida como un todo, como el lugar donde aloja lo que crea el ser humano en su desarrollo y sus proyecciones como individuo y comunidad.

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El viernes comenzó con Impresiónate con la presión atmosférica, una exposición interactiva dirigida a todas las edades, pero especialmente enriquecedora para los niños, donde a través de experimentos podían entender y acercarse a lo que es la presión atmosférica. Y es que la mejor forma de aprender –aprehender– es haciendo. Esta actividad funcionó hasta el día domingo, posibilitando un encuentro directo y táctil entre espectador y el mundo científico.

La oferta de la noche del viernes apuntaba principalmente a las artes escénicas y al cine. Conferencia sobre la lluvia, monólogo teatral; Somnium, un espectáculo circense francés; y Belle Epoque, película del cineasta Fernando Trueba eran las opciones disponibles.

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El sábado estuvo marcado por una serie de charlas de diferentes temáticas: la novela, la situación de ser/vivir en una ciudad-puerto, la condición democrática en América Latina, la música en el cine de Trueba, la expulsión humana, la sociedad digital, los hombres lobos, el lenguaje en nuestro país, el tango, los átomos y el Cosmos y la sabiduría. La heterogeneidad de los temas en discusión genera a su vez un público heterogéneo, como explicaba anteriormente, una apertura cultural pocas veces disponible en la región y cuya concentración da pie a un fin de semana de actividades, una tras otra, una suerte de paseo cultural.

Ese mismo día Eugenio Dittborn habló con el público sobre sus pinturas aeropostales. Digo habló porque la actividad consistió en la muestra de una de sus obras y la generación de un diálogo a través de preguntas y sus respuestas, o las reflexiones que estas podrían traer. La forma que tomó esta actividad posibilitó un real acercamiento a la obra, de una manera física, y a su proceso creativo.

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Esa misma tarde, Raúl Zurita presentó un recital poético. Este comenzó con su explicación del trabajo Verás un mar de piedras, considerando su origen en dos obras anteriores, una realizada en Nueva York, en el cielo de la ciudad, y la otra en el desierto en Chile, en la tierra. Estas van haciendo un camino hacia este proyecto emblemático, realizado en el norte de Chile, proyectado sobre los acantilados, verso tras verso, durante la noche y hacia la mañana. Entre las explicaciones Zurita recitaba sus propios versos.

Por la noche los escenarios volvieron a través de la presentación de Fausto Sudaca, lectura latinoamericanizada del Fausto de Goethe. Por otro lado, Ana Tijoux junto a Ensable MúsicActual, dirigidos por Sebastián Errázuriz, mostraron las canciones de la cantante con los arreglos de Jeff Parker, en formato de orquesta de cámara. Vengo unió el estilo de la artista, con la música clásica y alguna que otra reminiscencia a variados temas, entre ellos el himno nacional.

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El domingo nuevamente comenzó con una serie de charlas de diferentes ámbitos: la prensa, Simón Bolívar, el cambio climático, el observatorio ALMA, la creación, el cine de Trueba, escritura y Patagonia, la ciencia del sexo y la relación entre política y la verdad/mentira.

El domingo finalizó con un concierto familiar, de Los Plumabits, banda de rock extraterrestre que no sólo se debe escuchar, sino además ver.

Decenas de actividades llenaron Puerto de Ideas, que a su vez se llenó de asistentes. Al estar en una actividad y mirar al público uno notaba que no era clasificable, no correspondía a un grupo distinguible, sino que siempre era heterogéneo.

Creo que la fuerza de este festival es precisamente su multiplicidad, además del constante diálogo: esa posibilidad de acercarse en cada charla o exposición. Ambas características permiten que, además de tener un fin de semana cultural, haya un real encuentro con la cultura, que la promesa se cumpla.