Es evidente que muchos pintores y escultores utilizan algún programa digital para el boceto de sus obras y también muchos artistas digitales buscando nuevos medios para plasmar su arte en formatos físicos sin perder su esencia. Lo más importante de esto es saber que el internet ya no es una simple innovación tecnológica, sino más bien es un componente de la vida misma que funciona a favor o en contra de esta.
Sí, supongo que están pensando que Internet ya no es una novedad, sino que se ha convertido en parte del día a día, tanto para nuestras relaciones personales como laborales, e incluso las actividades más íntimas, como concretar una cita amorosa, pasan por una plataforma online. Pero, ¿puede influir en el arte? ¿Tiene valor este tipo de Arte? Esas preguntas me las hago desde que comencé a decir que soy un “Artista Post Internet”.
El inicio de todo podemos plantearlo a finales de los años noventa, cuando estas tecnologías estaban al alcance de algunos y ya era global el famoso “e-mail”. Lo llamaron Net.Art o Arte de internet. Esta tendencia se basaba en las “nuevas tecnologías” y prometía una revolución en el mundo del arte, cosa que no ocurrió.
Claire Bishop, historiadora de arte del CUNY Graduate Center de Nueva York, habló de esto en un artículo llamado “Digital Divide” (Brecha digital), publicado en el 2012. En los años noventa, cuando apareció el internet, Claire esperaba que el mundo del arte experimentara una transformación, evento que finalmente nunca sucedió. “¿Qué pasó con el arte digital?” se preguntó ella. Su respuesta fue que el cambio realmente importante en el arte contemporáneo de los últimos 20 años no fue hacia lo digital, sino todo lo contrario, hacia algo concreto y tangible.
En lo personal, creo que los responsables de esto fueron los órganos centrales del mundo del arte como los museos, las bienales y las ferias de ese entonces. No es algo nuevo pensar en el poco interés que tienen hacia la cultura digital y, muchas veces, el favoritismo hacia las formas analógicas que encajan con la historia del arte o que conservan el valor financiero en el mercado. De todas formas esto ha ido cambiando y ya no es extraño ver Bienales en base al Arte Medial o Museos dedicados específicamente a ese rubro.
No creo realmente en la guerra de mundo Analógico vs el mundo Digital. Es evidente que muchos pintores utilizan algún programa digital para el boceto de sus pinturas o esos tantos escultores que utilizan el software AutoCad para ver sus obras. También ocurre que muchos artistas digitales están buscando nuevos medios para plasmar su arte en formatos físicos sin perder su esencia. Lo más importante de esto es saber que el internet ya no es una simple innovación tecnológica, sino más bien es un componente de la vida misma que funciona a favor o en contra de esta.
El arte que denomino “post-internet” sucede cuando entendemos la importancia de los elementos que coexisten tanto alrededor como dentro de internet: las revoluciones sociales y políticas, los virales que alcanzan importancias más allá de lo pensado y la complicidad que algunas redes sociales tienen con la vida diaria. Es por esto que muchos decimos que el internet no solo democratiza el arte, sino que también abrió una gran fuente de expresión para muchos artistas.
Una de las obras que últimamente me llamó la atención es la de Felipe Pantone, un artista argentino que gracias a la “impresión grafitera” logra trasmitir una geometría milimétricamente perfecta y fascinantemente pulcra solo comparable a la mejor pantalla LED. Felipe no solo habla del internet en lo físico de su obra, también cuenta la experiencia que todos tenemos con el mundo digital, esos nuevos lenguajes visuales que se adaptan a nuestra vida una y otra vez.
Chile tampoco queda atrás ya que hay una variedad de artistas que hablan de su experiencia digital. Uno de ellos es Martín Bruce, pintor que crea tanto obras digitales como análogas sin perder su narrativa pictórica tan particular.
Otras ramas del Arte también se han visto influenciadas por esta condicionante, como el trabajo de Fabiola Morcillo, más conocida por su apodo “1989”, arquitecta que logra inmortalizar perspectivas isométricas en mundos estructuralmente perfectos, o la ya mediática Planta Carnívora, artista visual que por medio de su proyecto musical logra crear una estética “error, pixel y ocio digital” con un mensaje fuerte y directo.
De esta forma Internet nos ha dado un universo de artistas que interactúan de una forma u otra con la cultura digital, tanto estética como conceptualmente y ha llegado el momento de poner ojo ahí.