“Las libertades del arte y lo político” es el nombre de la conversación que la destacada artista Voluspa Jarpa y el sociólogo Alberto Mayol sostuvieron en la feria de arte contemporáneo Ch.ACO, que entre el 25 y 27 de septiembre se desarrolló en Estación Mapocho.
En el marco de la séptima versión de la feria de arte contemporáneo Ch.ACO, que entre el 25 y 27 de septiembre se desarrolló en Estación Mapocho, la artista visual Voluspa Jarpa fue invitada para conversar junto al sociólogo Alberto Mayol acerca de las posibilidades del arte como un espacio en el cual lo político puede circular, difundir mensajes y atender a las problemáticas.
Este tópico resulta en absoluta sintonía con la obra que Voluspa ha desarrollado a lo largo de su carrera, la cual destaca por su interés en lo que es y ha sido Chile, el país que abandonó cuando tenía 5 años y al que volvió 10 años después por decisión propia.
¿Dónde deben situarse los artistas para atender las problemáticas de la sociedad?
Yo considero que un sujeto que quiere ser artista tiene que saber quién es él y cuál es su background, desde ahí debe decidir con qué cosas de eso quiere trabajar. Creo que el proceso no es “voy a mirar el mundo y entonces voy a seleccionar que cosas son las que me parecen más atractivas o escandalosas”. El proceso viene de tu propia experiencia biográfica, probablemente donde deben haber síntomas que se relacionan con la sociedad, de una manera tal que te parece conflictiva, y desde ahí relacionarse con el mundo. Desde tu propia verdad o molestar.
En tu caso ¿cuál es tu malestar o verdad?
Yo crecí fuera de Chile. Me fui a los 5 años y volví porque quería a los 16. Chile siempre fue una pregunta en mi cabeza, una pregunta sufrida porque además yo veía la dictadura desde afuera. Tuve la posibilidad de conocer otras dictaduras latinoamericanas y me di cuenta que la chilena me dolía mucho más. Las otras me parecían espantosas, pero esta me dolía.
Parece que mi trabajo sólo se ha dedicado a responder esa pregunta: ¿Qué es Chile? Un cuestionamiento que creo tener desde que me fui y que puedo localizar en muchos momentos de mi biografía ¿qué pasa en este lugar?, ¿qué es este lugar? Esa experiencia infantil singular es con la cual sigo trabajando hoy.
¿A qué tipo de restricciones se enfrentan los artistas chilenos?
La primera restricción del artista chileno es su propia autoestima. Esta es una sociedad donde los artistas -a no ser los poetas o literatos- no tienen un lugar reconocido. Entonces el artista visual chileno ha recibido una imagen de que es un miserable que necesita pedir favores y dar gracias cada vez que alguien hace cualquier cosa por él. Creo que esa es la primera frontera que deben enfrentar y que no sucede en otros países, donde ser artista es una gran cosa, donde estás muy exigido pero para ser mejor, no para comportarte como una rata que tiene que sobrevivir. Eso es muy fuerte en Chile, yo me imagino que es una situación que va cambiar luego. El artista tiene que tener una cuota de autonomía, libertad y de querer enfrentar situaciones difíciles en torno al poder, donde va a tener que tener estrategias para salir airoso de esas situaciones.
¿Cuál es el papel que el Estado debería adoptar para apoyar más activamente el arte contemporáneo?
Yo creo que esa no es una pregunta con una sola respuesta, la respuesta ha mutado. Si en un principio de los noventa lo que el artista necesitaba era apoyo económico, y para eso se constituyó el Fondart, creo que hoy día lo que las artes visuales necesitan es un campo profesional de acción, donde no sólo el artista sea profesional, sino que los galeristas, los críticos y las editoriales sean profesionales, los coleccionistas entiendan qué es ser un coleccionista profesional y que hayan muchos curadores chilenos circulando por el mundo… creo que lo que le falta a Chile es reconocer la diversidad de profesionales que pertenecen al campo de las artes visuales y otorgarles un lugar, lo que incluye una remuneración decente.
¿De qué forma contribuye al medio artístico nacional una instancia como feria Ch.ACO?
Es tan difícil hacer cosas profesionales en Chile que yo no soy partidaria de las críticas innecesarias. Es un esfuerzo titánico el que se hace acá, creo que ha sido difícil sostener esta feria. Chile se transforma en un momento, a través de algunos invitados extranjeros, en un lugar donde las artes visuales están en la mira pública. Creo que todo eso podría ser más, pero esto es algo que se construye con el tiempo, no de forma instantánea. Es una tarea titánica porque es muy difícil entrar, con la realidad de las artes visuales, a un país como el nuestro.
En otros lugares es muy sencillo. Se entiende el valor comercial de las obras, que las economías creativas emplean a muchas personas y que lo que un artista hace es generar patrimonio, identidad, y visibilidad del país, lo que por lo tanto, también se puede asociar al desarrollo del turismo. Pero nosotros estamos muy en pañales con respecto a esa conciencia y creo que Ch.ACO es un momento que a futuro podrá potenciar esto.
Con respecto a la obra ganadora del concurso entre Ch.ACO y Finlandia, de Catalina González ¿Qué elementos conceptuales de UMBRA (2014) rescatas?
A mí me pasó con esa obra que la vi y dije “esa es y no voy a cambiar de opinión, no voy a transar”. Porque me pareció muy interesante como trabajaba con el paisaje en Chile, pero no el paisaje chileno bucólico, que es como parte de la tradición de las artes visuales, sino acerca lo que pasa con este paisaje y la extracción de materias primas, de las cuales nosotros vivimos.
Nosotros vivimos del cobre y los artistas no han conceptualizado lo suficiente qué significa vivir de este mineral en términos ecológicos, sociales y económicos; o sobre qué significa para el futuro vivir de una materia que se va a acabar. A mí me pareció que era una obra fundamental por trabajar con algo que para los chilenos es radicalmente importante, ya que el Estado y los privados viven del cobre.
Ella no lo trabaja de manera complaciente, sino que de manera crítica. Yo creo que las nuevas generaciones tienen realidades y puntos de vista distintos al de uno y es muy importante que estos aparezcan.
En Chile ¿Cuáles son las limitaciones para que el arte político pueda entregar su mensaje?
Si existen algunas restricciones y por otro lado no, porque el arte chileno tiene una tradición política. Si uno ve el arte de la dictadura ve que el arte chileno tiene una cierta tradición política, o si uno ve antes, hay un arte que se vincula con el arte político latinoamericano.
El trabajo del artista es hacer de su lenguaje algo lo más asequible posible para todo el resto de los seres humanos, yo creo que ese es el trabajo de uno. A veces lo haces peor o mejor, y a veces lo logras y a veces no. Yo creo que la gran diferencia entre el arte modernista y el posmoderno, es que el arte posmoderno tiene conciencia de que hay una sociedad que lo necesita y que no puede estar al margen de la sociedad. Que necesita la reflexión crítica y analítica que se puede entregar desde el arte.