Por: Por Bernardita Garib / Chile.
Imágenes cortesia del artista.
Entre manchas y pintura, la artista Ninoska Herreros ha encontrado diversas formas de llenar su portafolio con una obra en la que siempre está experimentando a través de la técnica, donde ha incursionado en escultura y pintura.
“El arte en mi vida involucra todo, una mirada distinta de ver y vivir las cosas. Tengo la necesidad de trascender con lo que pasa a mi alrededor que, de alguna manera, te dan el impulso necesario para seguir creando”
Diseñadora de profesión, siempre ha estado vinculada al quehacer artístico, en una constante búsqueda por plasmar y hacer un registro de sus experiencias de vida, en una impetuosa necesidad de trascender con lo que va pasando a su alrededor y sus propias vivencias, para dejarlo plasmado en la tela como libro abierto de vida.
Siempre buscando y experimentando la técnica que más la identificara y facilitara su necesidad creativa, es que la artista incursionó en diversas disciplinas como la escultura y pintura, siendo esta última, la que más caracteriza su proceso creativo y la que logra mayor sintonía con su trabajo.
Son sus propias vivencias las que han hecho que Ninoska sienta la necesidad de probar una línea u otra. Se ha sentido atraída en distintas etapas con lo figurativo, lo realista y lo abstracto. Por medio de la investigación, probando y experimentando en distintas técnicas y corrientes. Su trabajo, sin lugar a dudas, se ha enriquecido enormemente. Y es así como a lo largo de su obra ha logrado crear un completo folio, desde donde ha ido sintetizando su manera de expresión y proceso creativo, trabajando figura humana, figuras náuticas, escultura en fierro, entre otras.
De esta manera su trabajo deambula entre lo abstracto y lo figurativo, siendo la mancha y la espontaneidad, lo que le dan un sello y vida a su obra. La mancha es el inicio, el punto de partida, desde donde tímidamente van naciendo las figuras que vemos desbordando sus trabajos con fuerte expresión y dinamismo. Hay un gesto intuitivo, experimental, a ratos infantil, donde aparecen manchones de pintura, tinta, extractos, todos elementos que se mezclan dando paso al azar, a la forma lúdica y espontánea que va completando el lienzo.
La fotografía es parte importante del proceso, y Ninoska registra constantemente imágenes que le llamen la atención de acuerdo a la temática que busca trabajar. La tela se presenta entonces como un espacio incólume, que luego de ser manchado espontáneamente va interactuando con ella a través de las manchas que aparecen desde el fondo, dando forma a las figuras que registra en su memoria. Agrega pintura, saca, vuelve a tapar lo que ya se fue. Cada espacio y cada color, pasa por diversos cambios. Todo puede pasar en esa tela, en ese espacio nada es definitivo, hasta el momento de la firma.
Hoy, son las aves las protagonistas. Aves rapases, que con alas abiertas, expresan su majestuosidad en los lienzos de Herreros. Aves , “que son Amo y señor de los cielos”, tal como ella relata, como grandes manchas que en su vuelo, trayecto y travesía final, aterrizan en la obra y aparecen entre los manchones que en conjunto dan vida a grandes alas y cuerpos que parecen moverse frente a los ojos del espectador. “Sin quererlo y manchando las telas aparecieron estas aves entre las manchas, que al ponerles un poco más de creatividad aparece el ave en pleno vuelo, desplegando sus alas”, explica.