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Por: Por Carolina Bravo / Chile.

Imágenes cortesia del artista.

Una vuelta de tuerca le da esta artista visual al paisaje cotidiano, redefiniendo los elementos de los espacios públicos y privados, ya sea de la naturaleza, lo urbano o lo íntimo cotidiano. 

«Desde la infancia la observación, dibujar y pintar fue la manera de apropiarme de nuevos lugares»

Intervenir los espacios para luego fotografiarlos es lo que mueve a esta mujer, que ha decidido usar el paisaje como territorio de exploración. En el proceso artístico, la fotografía digital, la pintura y la gráfica son materias y formas que se alteran para llegar a ser objeto. En estas experiencias, adquiere nuevos conceptos que investiga con diferentes materiales, herramientas, técnicas y procedimientos.

En su obra existe una búsqueda y necesidad de explicar el paisaje observado, primero a través de apuntes, para luego convertirlo en un paisaje personal basado en la propia experiencia. Tomar una idea (fotografía) para luego trabajarla tridimensionalmente en materiales diversos como papeles fotográficos, maderas, metales, resinas y acrílicos de acuerdo a cuestiones ocultas que son sutilmente develadas.

Nacida en Rancagua en 1968, el arte siempre estuvo cerca en su vida a través de diferentes medios y disciplinas. Con su familia vivieron en varias ciudades de norte a sur de Chile, incluyendo tres ciudades en Brasil  y Los Ángeles, California; y como ella señala, era su manera de entender y adaptarse a esos nuevos mundos: “Desde la infancia la observación, dibujar y pintar fue la manera de apropiarme de nuevos lugares”.

© Carolina Oltra

© Carolina Oltra

Más tarde, al salir de la escuela estudió Arquitectura durante tres años, y luego Licenciatura en Artes mención Pintura, en la Universidad Católica, de la cual se tituló en 1996, donde aparecieron nuevas técnicas y medios por los cuales se sintió muy atraída: la investigación, la fotografía digital, la pintura y  la gráfica, son materia y formas que son alteradas en el proceso artístico, pasando de ser proyecto a objeto. Esa intervención es el lenguaje en el que se conjugan todas las posibilidades expresivas. Aunque su paso por arquitectura fue incompleto, dichos estudios se convirtieron en una herramienta más para aprender del entorno y el comportamiento humano. A través de la Arquitectura aprendí sobre la relación humana con su entorno de manera racional y concreta. Lo intuitivo y percepción sensible ya lo venía desarrollando de manera paulatina”, comenta.

Un 2015 lleno de satisfacciones 

Un año cargado de actividades ha tenido Carolina, con una invitación a un Simposio de grabado SP ESPAMPA, con dos proyectos: uno de intervención en las calles de Sao Paulo y otro con grabado en mayo del 2015; y además terminando en junio una residencia de cinco meses en Factoría Santa Rosa Placer, junto a 10 artistas visuales del Colectivo ArsFactus, asociación independiente con diversas artistas chilenas, quienes focalizan sus actividades en el arte contemporáneo, las que reflejan las múltiples relaciones entre arte, vida, esfera pública, capital creativo y empoderamiento de género.

Con este grupo Carolina tuvo la oportunidad de descubrir la riqueza patrimonial del Barrio Franklin a través de su historia, paisaje y habitantes. El resultado de esta enriquecedora experiencia es la muestra colectiva Placer, que se presentará hasta el 2 de agosto en el Galpón de Santa Rosa Placer, donde hay distintas instancias de participación entre el colectivo y la comunidad mediante conversatorios, visitas guiadas y actividades.

© Carolina Oltra

© Carolina Oltra

El trabajo de Carolina se materializó en la serie Lava manos, que incluye fotografía digital sobre metacrilato, trabajo que nos invita a indagar en la arquitectura humana íntima y a tensionar los límites de lo público y lo privado. “Este trabajo fue concebido desde la contemplación –la activación– de ruinas íntimas cotidianas, que alguna vez tuvieron sentido en el pasado. Y desde ahí revelo fotografías habitadas tan sólo por la desolación. Marcada melancólicamente por el abandono, con sus arquitecturas explosionadas desmoronándose entre la humedad y las excretas aviares”, comenta. A ella llegó tras varios recorridos por Franklin, que la llevaron a descubrir el galpón, donde tras un proceso contemplativo de la arquitectura y su alma, reconoció los vestigios del abandono. Así es como cual arqueóloga, Carolina detecta las caras ocultas de las ruinas: “Huellas pétreas, vetas de madera, superficies verdes áridas, síntomas de lo olvidado. Una fotografía no se puede mirar de pasada, como tampoco muchos de los objetos que pululan por las mesas y estantes de un estudio. Me atrae una inocente taza de café y me encuentro con un desagüe cercano abandonado”, revela.

Esta artista visual ha participado en exposiciones y concursos en Chile y extranjero, participando en los últimos 20 años en más de 90 muestras colectivas que la han llevado a el “Air” en Fairview Library, Los Ángeles, EEUU 2001; “ Museo de Artes Visuales de Santiago, 2009; Intervención Urbana “Placas de Artistas”, en México, 2009;  “Pais Soñado”, Galería Marta Traba, Memorial Latinoamericano, Sao Paulo, Brasil 2013; «Arsfactus in libris» en New York, EEUU 2014; entre otras muchas exposiciones.