Imágenes cortesia del artista.
“Vivo del arte, es lo que más he deseado hacer en la vida, la necesidad de crear la tengo todo el tiempo, siempre estoy en contacto con mi yo creativo”, explica. Y así es, como siendo diseñador de profesión y catedrático por muchos años, hoy, tiene la suerte de decir que puede hacer lo que más le apasiona.
«Una de las claves de mi de mi trabajo son una geometría aparente el movimiento y la síntesis»
En un constante proceso de desarrollo, creación e investigación, donde aprendió diversas disciplinas, el artista ha logrado armar un espacio completamente enriquecedor y flexible, donde logra trabajar al unísono la escultura y la pintura. A lo largo del tiempo, han ido apareciendo distintas etapas, en las que Valenz ha logrado plasmar su objetivo y conjugar distintos lenguajes. Las sillas, en diálogo con las escaleras, el monociclo y otros objetos, liberan sus propias experiencias día a día. Al ser elementos universales, transversales, de los que todos nos apoyamos y que usamos constantemente, así acerca su obra a la gente, logrando un vínculo y una fuente de comunicación enriquecedora con el espectador. Finalmente, la gente se identifica con sus propias vivencias y situaciones, completando un diálogo afable y cercano.
Disciplinado, auténtico, innovador. Se define amante de las relaciones humanas y de la vida. La familia, sus hijos, su mujer, la casa, el taller, la vida. En fin, todo el mundo del artista, es su principal objeto de inspiración.
La sencillez y espontaneidad al momento de enfrentarse al lienzo, se ven reflejadas en los objetos dibujados a manos alzada, libre, con un solo color, una línea simple. A ratos el gesto se torna onírico, lúdico e infantil, guardando la esencia de cada uno, pero dándole su propia identidad; solo existe aquel objeto cotidiano, que se mezcla entre los pinceles, el acrílico y la tela, para salir a mostrar su propio mundo interior, en un acto de generosidad del artista. “Puedo concluir que una de las claves de mi de mi trabajo son una geometría aparente el movimiento y la síntesis. Dejé en el basurero los prejuicios para volverme niño y a hacer de mi trabajo un placer constante y alegre”, cuenta.
Hace un tiempo y no conforme con un solo medio de expresión, en una constante apuesta por la libertad en su trabajo, Sergio logró dar volumen a aquello plasmado en la tela a través de la escultura. De esta forma la obra bidimensional, se completa y complementa, al incorporar lo volumétrico. Es ahí donde logra que aquel objeto tan simple, tan evidente del día a día, obtenga una mirada completa y acabada en un escenario lúdico lleno de energía y movilidad tridimensional.
En sus intervenciones con luces de neón, como Neon Chairs, colgando de un muro, donde solo la ligereza y transparencia de la luz capta su silueta, el artista logra un lenguaje distinto, una apuesta en la escena artística que enriquece y complementa a la tradicional pintura y escultura. Así, la obra de Valenz se convierte en un libro completo libre y flexible.
Cada día del artista, es una reinvención y una revisión de lo más simple de la vida y del entorno, con un lenguaje propio, simple de entender, pero que sale de lo tradicional, buscando el asombro para mirar desde otra perspectiva, aquello que es tan básico en nuestro diario vivir. “He logrado a través de la experiencia de vivir haciendo arte, tener una tridimensional visión surrealista de escenarios lúdicos”, explica.
Valenz expuso recientemente una muestra individual en Dinamarca, en 1771 Vadstrup Art Gallery, y se prepara para participar en El Art Fair de Houston en Septiembre, SOFA Chicago en Noviembre, además de una exposición en Guatemala en La Galería de la Fundación G&T.