Imágenes cortesia del artista.
«Es una mirada de la geografía diferente, como si se encontrara a través de las imágenes un lenguaje propio»
Inspirada en los paisajes de Chile, Carla Monforte ha trabajado siempre desde una mirada más abstracta y enfocada en texturas, colores y especialmente en los diferentes tonos que genera la luz. Esta fotógrafa utiliza este arte específicamente en el área digital, donde como ella misma explica: «sólo necesitas una cámara y un ojo sensible».
Desde pequeña Carla se sintió atraída por el arte. Sus primeras incursiones fueron cuando comenzó a dibujar, donde siempre era la elegida para representar a su curso o incluso al colegio en diversas competencias. «A los 10 años gané un concurso nacional de pintura que marcó mi vida, en ese momento me di cuenta de cuánto me gustaba el arte y que lo hacía naturalmente, sin presión», explica. A los 14 años su padre, fotógrafo, le regaló su primera cámara análoga y desde ese momento, como ella misma explica, no ha parado de sacar fotos.
A medida que fue creciendo, su fotografía se fue digitalizando, y cuando entró a estudiar diseño gráfico en la Universidad Católica de Valparaíso aprendió y perfeccionó su técnica. Actualmente utiliza fotografía digital, realizando una post producción con Photoshop donde ajusta colores y luces que va mezclando sutilmente, dependiendo del proyecto que esté realizando.
Carla nació en España, y al llegar a Chile se fue al norte del país, cosa que la marcó mucho como artista. Ha trabajado con el paisaje desértico del norte de Chile, ya que luego de vivir por mucho tiempo en Antofagasta pudo reconocer y admirar con otros ojos estos áridos paisajes. Así, durante el año 2008, realizó el proyecto Fotográfico Desierto/Geomorfotografías financiado por Fondart del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, que consistió en mostrar y re-mirar el Desierto de Atacama con una estética gráfica desde sus luces, sus pliegues, formas, colores y texturas, mostrando el vacío y el silencio de los lugares deshabitados y no intervenidos por la mano del hombre. «Es una mirada de la geografía diferente, como si se encontrara a través de las imágenes un lenguaje propio», señala.