Si este año Londres fue la sede de la Bienal del Diseño, parece ser que la capital inglesa continuó posicionándose como un foco de la disciplina. En septiembre fue el momento del London Design Festival, feria que gracias al impulso generado por la bienal, abrió sus puertas con espacios agrandados y con más expositores que en las ediciones anteriores.
Con el lema “Utopia by Design”, la Bienal fue todo un éxito al mostrar lo más nuevo e innovador en el mundo del diseño. La misma línea siguió el London Design Festival.
Entre las exposiciones más destacadas estuvieron Electrocraft, ubicada en el espacio de Tord Boontje. La muestra buscó mezclar la artesanía con la tecnología. Piezas electrónicas destacaron por ofrecer una belleza estética que fue más allá de un sentido utilitario. Los autores y estudios que presentaron sus obras en este lugar fueron Daniel Weil, Studio Drift, Yuri Suzuki, El Último Grito y Silo Studio.
El estudio Matter of Stuff fue el principal promotor de una exhibición que resaltó por sus innovadoras creaciones. Algunas de estas buscaron eliminar el límite entre los materiales, tal como sucedió con Studio Uufie, el que quizó borrar la separación entre metal y madera o entre el mármol y la tela. Entre los artistas ubicados en esta área, destacaron Tim Vanlier, Olga Bielawska, Alessandro Zambelli y Nina Cho.
Por su parte, la Galería Seeds llevó a cabo la exposición Martino Gamper with Friends, la que giro en torno a la obra de Gamper, Max Lamb y Jochen y Gemma Holt. Piezas anónimas se vendieron a precios estratosféricos y baratos, con la promesa de que algunas de ellas fueron hechas por famosos diseñadores. Una clara ironía del mercado del arte.
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