La transgresión artística del postporno

La postpornografía se entiende como una práctica política que toma el lenguaje hegemónico de la industria porno para cuestionar el significado y la representación de la sexualidad en la cultura. A través de la reflexión generada, se busca reenfocar las miradas que se centran en el machismo discriminatorio y cosificante.

 Annie Sprinkle
Annie Sprinkle

Public Cervix Announcement, ese fue el nombre que la actriz porno Annie Sprinkle dio a la performance que desmitificaba la visión fetichista de los genitales femeninos. El acto marcó un punto de inflexión en el postporno. La autora del libro Post-porn modernist, se refiere a esta disciplina como una rama artística que habla de temáticas que la pornografía ortodoxa muestra de manera denigrante y trivializada.

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«Por un lado, tenemos la representación de la sexualidad oficial que es la del porno. Y por el otro, el secreto total. Así que en tus primeras experiencias, ¿qué herramientas tienes para interpretar tu deseo o sentirte a gusto con tu cuerpo? Pocas, porque lo que no está representado no existe. La única información a tu alcance es la de un cuerpo maravilloso que se lo pasa fantástico haciendo cosas que se supone que deben realizarse. Y luego nada tiene que ver con esa perfección» –Helen Torres, activista y autora de “Relatos Marranos”.

Bajo esta panorámica, el porno clásico muestra al sexo de una manera artificial y predeterminada. El postporno invita a una exploración de la sexualidad libre y sin filtros. Hoy existen diversos artistas que han sacado esta corriente a la calle. Es cosa de mirar la performance Mirror Box de la artista suiza Milo Moiré, en donde invita a los peatones a palpar su sexo durante 30 segundos. Otro ejemplo fue el ocurrido el primero de julio de 2015 en la Universidad de Buenos Aires. Ese día se llevó a cabo la actividad “Miércoles de Placer”, donde un grupo de actores tuvo sexo explícito sobre unas mesas ubicadas en el centro de uno de los pasillos que componen la UBA.

Estos provocadores actos tienen como uno de sus objetivos replantear la identidad, tanto masculina como femenina, desde algo tan esencial y universal como lo es el sexo. Terrenizar la representación de la feminidad, en un mundo donde la mujer aparece, de pronto, como un fruto del deseo surgido desde la cirugía y el espectáculo mediático.

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