Skip to main content

El Centro de Documentación de las Artes Visuales cumple nueve años recolectando y construyendo la historia del arte contemporáneo chileno, desde 1960 hasta la actualidad. Aquí conversamos con su coordinadora, Soledad García, para saber un poco más acerca de su historia, y su última publicación, el cuarto volumen de Ensayos sobre Artes Visuales. Prácticas y discursos en los años 70 y 80 en Chile.

La creación del Centro de Documentación de las Artes Visuales (CeDoc) del Centro Cultural Palacio La Moneda (CCPLM) ha significado el reencuentro con una parte de las historias del arte chileno que han permanecido guardadas en baúles. A poco tiempo de cumplir su noveno aniversario y lanzar el cuarto libro de ensayos en conjunto con la editorial LOM, CeDoc ha logrado consolidar un ciclo de convocatorias sobre los años 70 y 80. “Nuestra gran tarea ha sido visibilizar documentos que han permanecido en el olvido, que no han logrado tener una salida a la superficie evidente” comenta su coordinadora, Soledad García.

Este espacio público se ha convertido en el único de nuestro país que logró exitosamente recolectar, catalogar y disponer a público materiales de las décadas de los 60, 70 y 80, desde la escena formal al underground, recopilando distintas miradas sobre el arte contemporáneo chileno.

_MG_0584 PORTADA

¿Qué fue lo que motivo la formación del Cedoc?

La principal motivación fue la creación de un espacio que reuniera materiales, catálogos, libros y documentos de artistas chilenos, es decir, que resguardara, difundiera y lograra proteger muchos de los documentos que se encontraban dispersos. El CeDoc tiene una especialidad que es arte contemporáneo y está determinada por una categoría temporal que va desde 1960 hasta hoy.

¿Cómo ha sido el trabajado de recolección de los materiales que se encontraron dispersos?

La recolección de documentos ha sido un trabajo de hormiga, en el cual vas buscando los materiales que faltan para completar la colección, “la pieza faltante” de un artista, la de una serie de publicaciones, etc. Es un trabajo de confianza con  las personas que pueden tener material para que lo podamos adquirir o bien,  que  los presten para su digitalización. Es un trabajo de catastro, de identificar vacíos y suplirlos a través de la búsqueda para luego facilitarlos a los usuarios.

 ¿Hubo agentes más reticentes a entregar información?

Todavía hay reticencias, pero eso tiene relación con otro tipo de tensiones y aprensiones que se generan, porque los materiales están estrechamente vinculados a un momento muy abrumador que constituyó el período de dictadura, entonces, hay materiales que la gente guardó en cajas y no quiere saber de ellos. Otros todavía están en posesión de los gestores y los están guardando por una relación más afectiva. Pero hay gente que tiene el ímpetu de que estos sean difundidos y que tengan una circulación, que permanezca esa memoria.

IMG_9337 copy

¿Por qué se quiso abarcar este período en particular?

El contexto histórico cultural de la dictadura provocó una borradura con las publicaciones de los años 60. Hasta el año 73, los museos y las universidades generaban los espacios de exhibición, catálogos y publicaciones, pero cuando llega el golpe eso se destruye y se dispersa en distintos tipos de espacios autogestionados. Gran parte del material que nosotros resguardamos son documentos organizados por los propios gestores y no por instituciones. Esa es una dificultad de acceso que es necesario superar por parte de los museos nacionales. No pasa lo mismo en otros países latinoamericanos donde los años 60 son sumamente estudiados.

¿Cuál sería la importancia de los años 70 y 80 en el arte chileno?

No podría referirme a una importancia, ni destacar un hito. Es evidente que la represión de la dictadura  marca un paradigma del arte en relación a la estructura política, económica y social Es un momento de gran intensidad a nivel de arte, de discusiones, de resistencias públicas y también de introspección. Tal vez, es en el propio cuerpo de los artistas y en la escritura donde se observan los gestos más radicales. Existen legados de esas expresiones  las que recién están teniendo una visibilidad internacional, tanto en bienales como festivales. Sin embargo, aquí aun no hemos podido ver en exhibiciones las dimensiones artísticas de esas décadas.

¿Cuál es el objetivo de CeDoc con el fomento de la  investigación?

El objetivo es facilitar a  los investigadores los materiales y  estimular la investigación de las colecciones y archivos que tenemos. En el año 2010 los materiales ya se encontraban reunidos en el Cedoc y se empezaron a catalogar, digitalizar y sistematizar pero también había que alimentar desde afuera, a través del estudio y de una nueva mirada que abriera otras versiones sobre el periodo.

Hay investigadores que son del extranjero… ¿Ustedes los contactaron o fue iniciativa de ellos?

La gente más bien ya ha visto al CeDoc como un faro de investigación y por lo tanto vienen por su cuenta a hacer investigaciones que pueden durar dos semanas a tres meses o más. Estos investigadores internacionales, en general, vienen de universidades extranjeras, quienes están haciendo su doctorado o junto algún programa logran un financiamiento para poder venir.

Desde el año 2010,  CeDoc ha organizado la convocatoria del concurso de ensayo, en los que han participado tanto investigadores de regiones como internacionales. Los ganadores son publicados en el libro Ensayos sobre Artes Visuales. Prácticas y discursos en los años 70 y 80 en Chile en conjunto con la editorial LOM. El objetivo fundamental de estos libros es abrir nuevos temas o cubrir discusiones respecto de los vacíos que hay en estos períodos. Hay temas que se verifican en estas publicaciones, que muchas veces fueron nombrados pero nunca han sido estudiados, tampoco escritos. Además, se busca distribuir este conocimiento no sólo en Chile sino que también e a nivel sudamericano, por lo que el jurado  de cada convocatoria cuenta con académicos o curadores internacionales y locales.

Portada Ensayos sobre Artes Visuales IV.ai

¿Cuál fue la motivación para crear estos libros?

Los libros parten de la convocatoria del concurso de ensayos de investigación. La idea era generar una alimentación hacia las colecciones y archivos del centro de documentación, pero también generar y activar un espacio para la investigación; activar la colección, que no permaneciera recluida en las estanterías, sino que genere una discusión y debates con respecto a cómo se entendieron las artes durante mucho tiempo. Queremos ser una alternativa de pensamiento.

¿Cuáles han sido las exigencias para los ensayistas?

La exigencia es altísima, las bases del concurso exigen un dominio del tema, que los textos sean inéditos, que las temáticas sean inexploradas y contribuyan al estudio de las artes visuales chilenas. Hay preguntas que están detrás de estos ensayos, como por ejemplo, por qué se han estudiado de cierta manera las artes o por qué no se han abierto los autores a otros horizontes.

¿Qué ha significado para la institución publicar un cuarto volumen?

Ha significado, por una parte, fortalecer y consolidar una línea editorial de trabajo en donde se ha puesto foco en la investigación, que es un espacio que no tiene mucho estímulo ni mucha cabida en Santiago. También, la consideración de la apertura de un espacio de pensamiento, como el lograr un reconocimiento de éste y de las nuevas ideas.

¿Se ha previsto expandir el área de documentación o por ahora se quiere enfocar en este vacío que existe?

Lo próximo es la convocatoria que recién abrimos, enfocada en los años 90, de la cual existe un vacío colosal en términos de conocimientos Lo que estamos haciendo es una aproximación más cercana al presente y de qué manera podemos abrirnos a una documentación más actual. Siempre estamos rastreando documentos Este año hemos logrado adquirir materiales de artistas chilenos cuyas prácticas se desarrollaron en los 90, publicaciones de artistas viven en el extranjero y publicaciones que recién se han publicado. Por una parte tenemos un pie muy fuerte en lo local, en trabajar con artistas de regiones, en buscar nuevos materiales, pero por otra parte, también en lo que se está publicando en el exterior, lograr un espacio de intercambio y actualización permanente.

d

Dentro de lo que se ha realizado hasta hoy, ¿cuáles crees que son los mayores logros del Cedoc?

Nuestros logros son que tenemos una fidelidad de investigadores, que vienen estudiantes, profesores, curadores, investigadores  a leer, estudiar e investigar diariamente. También el lograr sistematizar y catalogar una gran cantidad de documentos y materiales que no se encontraban al alcance, generar una especie de espacio de encuentro para poder alimentar el estudio, la investigación y las nuevas publicaciones que están saliendo. Otro logro ha sido que las publicaciones editadas por CeDoc se han infiltrado ya en bibliotecas e investigaciones internacionales y locales, como por ejemplo, espacios universitarios. Hoy en día si hay alguien que está estudiando historia del arte y arte contemporáneo chileno, no puede no leer estas publicaciones, y saber la base de cuáles son estas discusiones. Por último, el logro de cubrir vacíos y generar una base de investigación sobre arte chileno.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Por una parte, continuar con las digitalizaciones, que es un proyecto que ha logrado tener una gran repercusión e impacto, y lograr en el futuro mayores programas de investigación. Otro proyecto va a ser reactualizar el catálogo en línea y depurarlo para facilitar más información, y generar un mayor intercambio latinoamericano. El CeDoc, como todo archivo, es un proyecto a largo plazo y su mayor desafío es la continuidad activa de retroalimentación con los artistas y la comunidad.