El pastor y presidente del país atacó La agenda del diablo en su último discurso. Es un Chile del futuro, donde la escasez del agua obliga a la teocracia que rige a racionar el líquido. En escena, cuatro mujeres traman un atentado contra el gobierno en nombre del feminismo y otras causas. Con funciones hasta el 17 agosto en sala La Comedia de Teatro Ictus, La agenda del diablo llega para remecer a diestros y siniestros.
“-No bebas del agua del gobierno, puede estar envenenada. Mejor toma de mi cantimplora.
-¿Y cómo sé yo que no es tu agua la que está envenenada?”
Primero tres mujeres. Rezan, alaban a Dios, cantan, ordenan sus delantales. Y entre medio, susurran. Son parte de una célula feminista, terrorista, abortista y otras cosas prohibidas por el régimen del Pastor que guía al Chile del futuro. Un país en que el agua tiene que ser extraída en minas de hielo polar, donde la escasez hídrica ha obligado a racionar el consumo, dándole preferencia a los justos por sobre los pecadores. No importa que en las poblaciones la gente tenga sed si esa gente no sigue la palabra de Dios.
Están a la espera de una cuarta mujer, la infiltrada estrella, la hija del Ministro de Defensa. Obligada por su padre y la religión a casarse con el hombre que la violó. Madre de un hijo de una relación forzada. Heredera de gran fortuna. Rebelde. Designada la próxima líder de la resistencia. La esperan y dan forma al plan que las llevará a ellas y al país a la libertad. Todo sucede en interior de un templo donde se acopian botellas de agua que las fieles ordenan. Ahí llevan a cabo un taller de lectura de la biblia, cumplen sus obligaciones con el partido y la Iglesia. Y, cuando nadie mira, deslizan una significación doble, o una lectura del texto sagrado que invita a castigar con poderosa ira a los enemigos del pueblo de Dios.
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Aborto, prohibido. Divorcio, prohibido. Ateísmo, prohibido. La lista suma y sigue. Todo lo que pueda estar en La agenda del diablo ha sido erradicado por el Pastor y sus fieles. Y esta célula terrorista quiere acabar con el gobierno que las reprime. “Es la izquierda que quiere destruir a la Iglesia para imponer la agenda del diablo” como dijo Iván Moreira para responder a uno de los denunciantes y víctimas de Fernando Karadima. Esta la frase inspira el título de esta obra. Otra inspiración para esta pieza teatral es “Los demonios” de Fiódor Dostoyevski, cambiando zares por pastores y otros detalles. El resultado parte como una comedia, pero la sospecha de la traición hace subir la tensión a niveles mortales.
“¿Puede una célula feminista clandestina que no conoce al resto de la resistencia cambiar el destino de un país sin caer en el terrorismo?”
Ahora, en el Chile presente, donde la discusión mediática sobre las 3 causales todavía no termina, donde líderes religiosos ocupan cargos de elección popular, La agenda del diablo llega como una lectura urgente de la realidad nacional. Un vistazo de la televisión del futuro, a las noticias que se proyectarán en los televisores de una distopía teocrática. Y la alternativa, la célula que lucha por libertades civiles, separación de Iglesia y Estado, tiene en sus entrañas la certeza de una traición. Las luchadoras de la libertad no son libres de confiar entre ellas, porque a una de ellas le falta compromiso con la causa. Y eso, de ser necesario, será castigado.
¿Y quién puede comprometerse con la causa si el plan para liberar consiste en matar a los primogénitos de los seguidores del pastor? ¿Es mejor a la alternativa de seguir con la vida que llevan? ¿Es una lucha por la vida? ¿Puede una célula feminista clandestina que no conoce al resto de la resistencia cambiar el destino de un país sin caer en el terrorismo?
Bajo la dirección de Gerardo Oettinger, La agenda del diablo tiene funciones de jueves a sábado en Teatro Ictus hasta el 17 de agosto.
“La agenda del diablo”
Funciones: desde el 1 al 17 de agosto. Jueves a sábado a las 20 horas.
Entradas: jueves y sábados $7.000 público general y $4.000 estudiantes y tercera
edad.
Teatro Ictus, Sala La Comedia (Merced 349 – Barrio Lastarria).
Ficha artística:
Dramaturgia y dirección: Gerardo Oettinger
Elenco: Lucía Díaz, Lea Lizama, Catalina Torres, Nicole Mansilla y Silvanna Gajardo
Asesoría integral: Nicole Senerman
Colaboradoras: María Paz Lagos y Catalina Cornejo
Diseño integal: Rayén Morales
Música y diseño sonoro: Cristian Mancilla, Giancarlo Valdebenito y Felipe Borquez
Técnico: Alexis Bazaes
Fotografía: Daniela Mansilla y Nicole Senerman
Afiche: Malaimagen
Producción: Jacinta Henríquez