A los 103 años fallece el símbolo latinoamericano de la antipoesía y creador incansable de últiples obras literarias y plásticas
El eterno revolucionario de la literatura hispánica murió hoy, dejando atrás un legado que trasciende la cultura hispana, inmortal como él mismo, que no sólo se ocupó en la lírica y la academia, sino que desarrolló además un vasto imaginario de artefactos visuales, figuras y personajes que hablan de su genialidad para comprender y comunicar la esencia más descabellada del arte popular.
El mayor de la familia Parra, logró lo que nadie nunca había hecho y caló en lo más profundo de la sociedad hispanoamericana: creó la antipoesía, que dio vida a una manera inverosímil y reformista de interpretar la realidad, a la cultura imperante durante el siglo XX.
Su forma de entender el arte no pasó desapercibido, tanto con sus antipoemas como su obra visual. Operó desde la intención de reestructurar los cánones culturales; a través de esta ruptura, del quiebre con la lógica y desde el humor, descoloca y genera desconcierto en los espectadores, a partir de una unión particular entre lo visual y lo discursivo.
Como resultado de su prolífero y multifacético trabajo, se adjudica distinciones como el Premio de Literatura Juan Rulfo en 1991, en México; en el 2001 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y, una década después, en 2011, es reconocido, con 97 años, con el Premio Miguel de Cervantes.
Como una epifanía, hoy se cumplió su “voy y vuelvo”, desapareciendo del plano físico para siempre, pero volviendo a la vida en cada frase, cada obra, cada artilugio. Y entonces, en un profundo soliloquio, nos llegaría su voz diciéndonos “llore si le parece. Yo por mi parte me muero de risa”.
Últimas instrucciones de Nicanor, para su muerte
Últimas Instrucciones
Estos no son coqueteos imbéciles
háganme el favor de Velarme Como Es Debido
dáse por entendido Que en la reina
al aire libre —detrás del garage
bajo techo no andan los velorios
Cuidadito CON velarme en el salón De honor De la universidad
o en la Caza del Ezcritor
de esto no cabe la menor duda
malditos sean si me velan ahí
mucho cuidado con velarme ahí
Ahora bien —ahora mal— ahora
vélenme con los siguientes objetos:
un par de zapatos de fútbol
una bacinica floreada
mis gafas negras para manejar
un ejemplar de la Sagrada Biblia
Gloria al paDre
————– gloria al hijo
————————– gloria al e. s.
vélenme con el Gato Dominó.
la voluntad del muerto que se cumpla
Terminado el velorio
quedan en LIberTad de acciÓn
ríanse —lloren— hagan lo que quieran
eso sí que cuando choquen con una pizarra
guarden un mínimo de compostura:
en ese hueco negro vivo yo.