La serie cuenta con 10 obras que estarán siendo exhibidas durante toda la temporada de verano 2018
Propuesta del escultor chileno Pablo Concha, «Bucrania, fosilizar la huella», es una cercanía a elementos orgánicos que atraviesan la etapa de fosilización -en este caso, cráneos de animales- y les otorga una nueva visión a través del ensamble con metales como aluminio y bronce.
Las figuras tendrán la particularidad de compartir espacio con la exhibición Tránsitos, colección permanente de esculturas de estilo clásico que se ubican en el centro del Museo Nacional de Bellas Artes, en Santiago. Esta reunión propondrá un diálogo entre ambas muestras artísticas, donde se podrá evidenciar el contraste en cuanto a técnica y representación histórica de las artes plásticas.
«La fosilización es un proceso natural ocurrido bajo ciertas características de presión y temperatura en donde material sedimentario penetra en tejidos orgánicos como los huesos, vaciándose como si fueran moldes y transmutando la forma de estos a material pétreo«.
Tras la invitación de la curadora del MNBA, Gloria Cortés, la muestra de Concha interpela a la historia del edificio y de su colección, introduciendo una crítica a la fosilización de lo convencional, para cuestionar la tradición desde los restos fragmentados de la muerte, gesto crítico e irónico que permite resituar los imaginarios establecidos por la hegemonía de los espacios modernos.
«Brucrania» es un relieve ornamental en forma de cráneo de buey, de cuyos cuernos penden guirnaldas. Utilizados en ceremonias de sacrificio griegas y romanas en los templos del mundo clásico. Los arquitectos renacentistas lo transformaron en un ornamento de gran influencia, despojándolo de su sentido original e incorporándolo en sus tratados. En el siglo XIX se utilizó en los nuevos edificios republicanos para evocar la romanidad.