La Historia con mayúsculas se escribe con la letra de los ganadores. La del arte, es un eco de la primera, de ahí el vocablo: Historia del arte. Más allá de propagandas, las noticias truculentas y los números, la exposición del Expresionismo Abstracto en el Museo Guggenheim Bilbao –visitable hasta el día 4 de junio– recoge un buen elenco de obras en las que la influencia de los europeos emigrados a causa de la Primera y, sobre todo, la Segunda Guerra mundial, se transforma en algo poderosamente diferente.
J. Pollock
Influencias dadaístas, surrealistas, cubistas, del expresionismo alemán son digeridas en Occidente: Ámsterdam, Bélgica y Holanda (CoBrA); en Francia el art informel; en Italia y EE.UU., el espacialismo. Lo que quiere decir tachismo, pintura sígnica, gestual, de acción, pintura all over, campos de color. Los códigos de la abstracción.
Parece que en EE.UU., como en los países que adoptaron tardíamente el Renacimiento italiano, se retomó el movimiento cultural, artístico, sin un pasado propio europeo (con una excepción, claro está) sino aprendido de otros. Es inherente al país la falta de una nobleza y burguesía al estilo de la vieja Europa, de sus academicismos burgueses y de su “gusto” (que tantas veces se le ha reprochado y se le reprocha a EE.UU, desde Europa). Los artistas se enfrentan a la postguerra con un fragor distinto, con potencias nuevas, con facilidad para saber hasta dónde son herederos y hasta dónde acreedores.
Pollock es indudablemente el paladín del action painting, así como Rothko lo es del espacialismo o del colour field paiting. Es cierto que el dripping había sido utilizado anteriormente, por Schulze, Mathieu (éste último también presente en la exposición), pero nadie había dispuesto antes el lienzo de forma horizontal sobre el suelo. Éste puede ser un buen síntoma del carácter estadounidense, de la frescura de un país, indiscutiblemente joven, que se enfrenta sin demasiados prejuicios (ni presentes, ni pasados) a un arte que reta los grandes lienzos, aplica directamente la pintura dejándola gotear desde botes que no son sólo de pintura, sino también de materiales groseros para el arte: esmaltes opacos, barnices de aluminio… De lo sígnico a lo gestual, alejándose de las tendencias europeas. Es el baile del artista sobre el enorme lienzo, realizado mientras se realiza.
Más allá de las controversias, cambios de actitud crítica e intelectual en el recorrido de una vida –me refiero a la negación tardía de lo táctil frente a lo visual de Clement Greenberg–, ya sea por verdaderas pasiones y búsquedas de la esencia pura de la pintura o por intereses que encubren fuertes ambiciones, una vez más y en un breve lapso de tiempo, el arte estadounidense, la crítica, los museos, los coleccionistas, no tienen mayor problema en abrir sus horizontes a las nuevas creaciones de obras envolventes que simulan no poseer límites visuales, emocionales. Pigmentos que se funden con las telas evidenciándolas y ocultándolas en la creación de planos de puro color. Formatos desterrados en pro de otras apetencias, tan grandes que engullen, o geométricamente delimitados en aperturas hacia lo que supondrá las fusiones de las parceladas disciplinas con otros aires.
A pesar de las tonalidades, de las oscuridades (Reindhardt, Motherwell, Kline), hay cierta ligereza en ese vagar por los caminos abiertos que me sugiere la evolución del arte estadounidense. Camino que se repite en el deambular del carácter expositivo, las salas más pequeñas son dedicadas a un artista, en las más grandes de comparte el espacio, así se avanza artista a artista, de artista a artistas, de artistas a artista…
Volviendo a la mencionada influencia del Renacimiento italiano, pensemos en dos destacados artistas: Miguel Ángel y Durero. Miguel Ángel es indudablemente uno de los más grandes artistas de la Historia. Durero también. Quién sabe hasta dónde habría llegado el influjo de Durero si hubiera nacido en Italia y no en Alemania. Quién sabe si la soledad del único lienzo de Helen Frankenthaler, no habría llegado a ser multitud en otras circunstancias.
El poder y las elecciones del poder. No hablo de genios. No hablo de arte. Es simplemente, una pulsión vital.