Diversas corrientes se mezclan en la obra de Harry Chávez. El artista peruano es poseedor de un lenguaje expresivo que juega con las tradiciones prehispánicas, amazónicas, psicodélicas y populares. Aunque en un inicio las composiciones de Chávez se caracterizaron por ser abstractas, su experiencia con el ayahuasca –brebaje amazónico utilizado en rituales ancestrales en Sudamérica– lo llevó a cambiar de estilo.
El resultado impacta por las figuras y texturas generadas: serpientes envueltas en patrones simétricos, el cuerpo de Cristo con la cabeza de un jaguar o mandalas elaborados a partir del inconsciente. La artesanía y poética de este artista parece creadora de una mitología propia.
Y ahí reside una de las características más evocadoras de Harry Chávez, creador un arte que trae a la ciudad los rituales autóctonos de culturas milenarias como la incaica, la budista y la quechua. La cosmovisión nacida del seno de los precursores y fundadores del Perú, de las grandes civilizaciones que habitaron con nobleza y autoridad las cumbres andinas y las selvas amazónicas, impregna de un discurso esencial a estas composiciones. Aquella cosmovisión toma los elementos que definen la contemporaneidad, los símbolos que se estructuran a partir de lo popular y callejero, y los actualiza de manera coherente en unión a las clásicas técnicas representativas.
En Arte Al Límite tenemos como una de nuestras principales misiones promover el trabajo de talentosos artistas latinoamericanos. Harry Chávez logra expresar en su obra las virtudes y bellezas de las tradiciones que forjaron el carácter sudamericano, en un arte que nos introduce en un ritual místico y visual.
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